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1980, de Juan Vilá

Una historia sobre la familia, el amor filial y el peso de la infancia.

30 de diciembre de 2021. Estandarte.com

Qué: 1980 Autor: Juan Vilá Editorial: Anagrama Año: 2020 Páginas: 168 Precio: 17,90 €

1980, de Juan ViláEl dolor y el sentido del humor se cruzan y mezclan con el miedo y el vacío, con la necesidad de asirse a algo, con el agradecimiento y el amor en este crudo retrato autobiográfico de la familia. El libro se titula 1980 porque ese fue el año en que apareció en la vida del escritor Juan Vilá (Madrid, 1972) su segundo padre. Un personaje –sin nombre, como todos los demás en estas páginas– que es capaz de dar sentido y llenar huecos, que lo trastoca todo y consigue ordenar una familia desordenada. O eso siente y así lo vive el escritor, que con su mirada ya de adulto echa la vista hacia atrás y recuerda momentos duros y tristes de su infancia, revive soledades y ausencias y remarca lo que supuso la aparición en escena del «burguesito catalán». Ese segundo padre vino de Barcelona, de un ambiente muy distinto al de esa casa de Madrid con un primer padre muerto, una abuela ogresa y una madre que iba y venía y faltaba demasiado.

Anticipando o retrasando información, Vilá descubre al lector a ese segundo padre fundamental en su vida, con sus muchas luces y su alguna sombra; sombra que no juzga, no solo porque el amor es mucho más grande, sino porque también es consciente de que toda realidad tiene muchos prismas y que, para emitir una sentencia, a él –y a cualquiera– le faltan datos y le sobran comodidades y privilegios. Esa reflexión (no es la única que hace sobre los juicios) es uno de los tantos regalos de este libro. Como también lo es la desmitificación de la maternidad sobrevalorada o el reflejo del valor de la familia con todas sus imperfecciones, las de las familias reales.

Como si vomitara sentimientos que se van enlazando en una prosa directa, rauda y precisa, que pasa con naturalidad de una idea a otra, que cuela referencias de música, de cine, experimentos científicos o situaciones políticas, Vilá va construyendo retratos en viajes de ida y vuelta al pasado, con recuerdos que sirven también como crónicas de otra época (ahí está, por ejemplo, la relación de su segundo padre con su preceptor) y con detalles aparentemente nimios, pero de una gran expresividad como la forma en que su madre tocaba el telefonillo o ese movimiento de silla que juega una mala pasada a un abuelo.

Con unos y otros, Juan Vilá ha llenado este libro de realidad. Y, como la realidad, el paso por sus páginas a veces es doloroso, otras emocionante, triste, cabreante, tierno y bonito. El escritor se desnuda y busca en su infancia el camino que ha marcado su vida. No hay maquillaje. Habla de esas dos figuras femeninas tremendas que son madre y abuela, y bucea en sus orígenes y en cómo fueron lidiando con la vida; también se detiene en una tía abuela, en su hermano y en su hermana, en la familia que su segundo padre dejó en Cataluña y recupera a su primer padre en otra gran prueba de amor. Y es que esta historia hay tanta crudeza como amor y lo hay, como bien dice la escritora Marta Sanz, con palabras mayores.

Intenso y bello por la verdad que arroja y por la maestría literaria que maneja, 1980 es el cuarto libro de Juan Vilá y el primero que presenta con Anagrama. En 2012 publicó m (Piel de Zapa) y a esa novela le siguieron El sí de los perros (Piel de Zapa) y Señorita Google (Jot Down Books).

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