Un cocodrilo bajo la cama, Mariasun Landa

02 de agosto de 2021. Estandarte.com

Un cocodrilo bajo la cama, la historia con la que Mariasun Landa ganó en 2003 el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, vuelve a las librerías de la mano de la editorial La Galera y con las ilustraciones inéditas de Marta Moreno. Desde que se presentó en euskera (lengua con la que obtuvo ese y otros reconocimientos), ha superado las 15 ediciones en la línea escolar con Ediciones SM y se ha traducido a múltiples idiomas, entre los que se encuentran el castellano y el catalán, escogidos para esta nueva presentación en cartoné y color.

No es de extrañar esta buena acogida prolongada en el tiempo: el libro aborda, pensado en el público infantil (está recomendado a partir de 10 años) y con inteligencia, sensibilidad y humor, el tema de la soledad y la incomprensión, desde una perspectiva en cierto modo lúdica y con un estilo rico y directo cargado de expresividad de sus descripciones y en la caracterización de los personajes a través de sus diálogos (o monólogos/pensamientos interiores). Muy bien escrito, consigue algo que la autora espera de los libros que merecen la pena: que no solo nos hagan pasar un buen rato, sino que también nos hagan pensar, que nos abran puertas y ventanas interiores y que dejen huella en nuestros corazones.    

La cama que escoge el cocodrilo para refugiarse es la de J.J., un oficinista con una vida rutinaria y solitaria. Una mañana, cuando busca sus zapatos, descubre que ya no está tan solo porque un reptil, que se alimenta de sus zapatos, le impone su presencia y se apodera de su habitación. Según intenta solucionar y aclarar el asunto, se va dando cuenta de que es mucho más complicado de lo que imaginaba. Mariasun Landa le coloca en extrañas situaciones no exentas de humor que le llevan a averiguar que ese cocodrilo representa su sentimiento de abandono y aislamiento. Y que no es un bicho raro por sentirlas.  

Narrativas y simpáticas, las ilustraciones de Marta Moreno reflejan con viveza lo que sucede, pintan escenarios y traducen en certeros gestos lo que siente el protagonista y el carácter de los personajes que le acompañan. Es genial, por ejemplo, todo lo que dice sobre él el semblante del farmacéutico. Con estas imágenes, se acentúa aún más la agilidad del texto de Landa.