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La princesa prometida, de William Goldman

45 años del clásico que marcó a generaciones de niños y adolescentes.

02 de mayo de 2019. Estandarte.com

Qué: La princesa prometida Autor: William Goldman Editorial: Ático de los libros Año: 2018 Páginas: 392 Traducción: Celia Filipetto Precio: 19,90 €

La princesa prometida, el libroOcho veces se ha editado en España La princesa prometida, de William Goldman. La primera, en 1990, tres años después del estreno en 1987 de la película homónima, dirigida por Bob Reiner a partir de un guión del propio Goldman. Desde su proyección, La princesa prometida marcó a fuego y espada el imaginario de generaciones de niños y adolescentes de todo el mundo, cautivados por los avatares de la historia de “amor verdadero” entre el apuesto y leal Westley y la bella Buttercup. O sus aventuras en el ficticio reino de Florín (“antes de que se formara Europa”) con el espadachín español Iñigo Montoya, el astuto siciliano Vizzini y el forzudo griego Fezzi. Muy pocos sabían entonces que la cinta estaba basada en una novela que Goldman había publicado en 1973 y que desde su aparición se había convertido en un clásico de la literatura fantástica contemporánea.

Goldman presentó su primera novela, El templo del oro, a finales de los años 60. Pero los primeros grandes reconocimientos le llegaron a través del cine. Fue él quien adaptó a las pantallas, entre otras muchas, Un puente demasiado lejano, la obra de Cornelius Ryan sobre el desarrollo de la Operación Market Garden en la Segunda Guerra Mundial. También fue el guionista de Todos los hombres del presidente, sobre el caso Watergate y la investigación periodística que obligó a dimitir a Richard Nixon de la presidencia de Estados Unidos, y del western Dos hombres y un destino, interpretado por Paul Newman y Robert Redford. Las dos últimas le hicieron merecedor del Oscar al mejor guión –adaptado y original– en 1976 y 1969, respectivamente.

La publicación de La princesa prometida reconcilió a Goldman con la escritura. La obra reunía los grandes ingredientes de la creación literaria para cualquier lector: amor eterno, odio inmortal, venganzas despiadadas, personajes únicos y reconocibles, largas persecuciones, mentiras, muerte, milagros… y humor, mucho humor. Pero bajo su primera apariencia, la novela ocultaba además otras capas y tributos que también sedujeron a la crítica. Goldman alumbró un relato con distintos niveles de lectura, atribuyéndoselo al inexistente escritor S. Morgenstern –en homenaje a Johann Karl Simon Morgenstern (1770-1852), padre del concepto de “novela de formación”– y en el que rindió tributo a grandes autores de novela histórica, como Walter Scott, Alejandro Dumas y Victor Hugo.

Además construyó su obra –como han estudiado, entre otros, el investigador de teatro clásico Emilio Pascual Barciela– inspirándose en los mismos motivos literarios presentes en las novelas griegas de la Antigüedad: el encanto de los protagonistas, su enamoramiento y posterior separación, las aventuras y desventuras de la pareja, la intervención de bandidos y personajes fantásticos en la trama, y el redescubrimiento y reencuentro –anagnórisis– de los amantes, previo al desenlace de la trama.

Aunque algunas escenas de la película reproducen fielmente la novela, su lectura descubre al lector otras que fueron omitidas, como la vida en la granja de la pequeña Buttercup y la relación de sus padres; o reducidas, como la historia de Domingo Montoya, padre de Iñigo, en una aldea “de la España Central, en lo alto de las colinas que se yerguen en los alrededores de Toledo”. El asesinato del maestro espadero por el hombre de los seis dedos, tras negarse a pagar el precio justo de un encargo, desembocará en una de las tramas principales de la novela y una de sus frases inmortales: “Hola, me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre, prepárate a morir”.

La edición de Ático de los Libros recoge, además de la novela, las introducciones escritas por Goldman con motivo del 25º y 30º aniversario de La princesa prometida, claves para conocer la gestación y repercusión de la obra, y los epílogos El bebé de Buttercup Fezzik muere.

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