Mis chistes, mi filosofía, de Žižek

07 de marzo de 2015. Estandarte

¿Puede un libro de filosofía ser divertido? Slavoj Žižek se empeña en hacernos reír con Mis chistes, mi filosofía, quizá dando la razón a aquella certeza de Wittgenstein, según la cual una obra filosófica debería estar compuesta enteramente de chistes.

Mis chistes, mi filosofía se arma como una antología del pensamiento más irreverente de Slavoj Žižek, centrándose en los fragmentos de su obra más irónicos, subversivos, reflexivos y comprometidos. El chiste refleja nuestros miedos y odios, lo que se reprime y estalla en libertad... De ahí que no exista, para afrontar la represión, un mecanismo más útil que el humor.

Los chistes de Slavoj Žižek recorren, también, la historia occidental de los últimos cincuenta años: el socialismo, el capitalismo, Lenin, Bush, Juan Pablo II o Clinton se reflejan en Mis chistes, mi filosofía gracias a la parodia. El humor también permite a Žižek plantear —y replantear— el feminismo, el adulterio o la religión, de la que Žižek opina que Dios es el bromista supremo. Después de todo, nos recuerda el autor, el marxismo puede beber —según quiera interpretarse— de Karl... o de Groucho Marx.

La periodista italiana Mary Barbara Tolusso afirmó que si Žižek fuese novelista estaría entre Kafka y Bukowski; si fuera poeta, se acercaría más a Rimbaud; pero, como filósofo, es realmente único. Leer a Slavoj Žižek implica erudición, cultura popular, reflexión, ligereza y profundidad... y ahora, desde Mis chistes, mi filosofía, también carcajadas.

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