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Criminal-mente, de Paz Velasco de la Fuente

Algunas respuestas científicas a la pregunta ¿por qué mata el ser humano?

26 de diciembre de 2019. Estandarte.com

Qué: Criminal-mente. La criminología como ciencia Autor: Paz Velasco de la Fuente Editorial: Ariel Año: 2018 Páginas: 376 Precio: 18,90 €

Criminal-mente, la criminología como ciencia, de Paz Velasco de la Fuente.Ariel cuenta entre sus títulos con Criminal-mente, de la abogada y criminóloga Paz Velasco de la Fuente. La autora ha venido realizado en los últimos años una importante labor de divulgación de su profesión primero desde una página de facebook que luego se convirtió en el blog www.criminal-mente.es y que ahora da el salto al formato libro. En todos los soportes, Paz Velasco ha arrojado luz sobre las dudas, los entresijos, las curiosidades y confusiones habituales a las que da lugar su oficio de criminóloga.

“¡Ostras, como en CSI!”. Esta, afirma Paz Velasco, es la reacción habitual cuando dice su profesión. Y explica: “en el imaginario colectivo la palabra ‘criminólogo’ remite, casi sin excepción, a la típica estampa de una escena del crimen donde una persona con traje de protección recoge huellas, hace fotos del cadáver, examina el cuerpo de la víctima o analiza patrones de salpicaduras de sangre en la pared. Este cliché heredado de las series de televisión no refleja en absoluto la realidad del trabajo científico-forense. Los criminólogos somos científicos sociales que, entre otras cosas, tratamos de prevenir el delito. Y aunque nuestro trabajo puede ser tan apasionante y significativo como el de Grissom o el de Brennan, lo cierto es que nosotros lo hacemos sin tanto glamur”.

Además de a prevenir el delito esas “otras cosas” a las que se refería Paz Velasco implican el estudio empírico del comportamiento delictivo y la reacción social frente al mismo: “concretamente, analizamos el delito como acto individual, al delincuente, a la víctima y las medidas de control social existentes (formales e informales)”. Así, Criminal-mente le dedica páginas a intentar dilucidar cierta anatomía del mal, a la perfilación criminal, a la mínima historia de la profesión en España, en una España negra...

Curiosos resultan los apartados que dedica a los sicópatas y a los asesinos en serie… Y a las asesinas, que también las hay. Con ciertas diferencias en sus comportamiento criminales. Paz Velasco elabora un cuadro donde va comparando los rasgos de asesinos y asesinas. Entre los más llamativos y diferenciados:

- Las asesinas matan a personas de su entorno: compañeros de trabajo, familiares o amigos. Son estáticas o geográficamente estables, mientras que ellos salen a «cazar» a buscar a sus víctimas (desconocidas) recorriendo distintos escenarios.

- Ellas matan sobre todo por dinero. Los hombres tienen otras motivaciones: poder, control, gratificación sexual.

- Ellas tardan el doble en ser detenidas (hasta 8-9 años) debido a su discreción, su paciencia y a la ausencia de sangre en sus crímenes. A los hombres se les detiene en un plazo de tiempo medio de entre 3 y 5 años.

- El veneno en un 80% es el arma al que recurren ellas en los asesinatos. Los hombres encuentran cierta gratificación en matar con sus propias manos. Utilizan mayoritariamente armas blancas (cuchillos), objetos contundentes, la estrangulación y la asfixia manual.

En el apartado dedicado a los sicópatas se elabora un listado de “señales” de alerta acerca de un perfil sicopático en las relaciones de pareja. En este contexto hay que tener cuidado ante comportamientos como un bombardeo de amor al principio de la relación, un contacto visual hipnótico; apremio por irse a vivir juntos, victimismo simulado: se hace la víctima de sus propias víctimas…  Posteriormente se registran mentiras constantes, la sensación de convivir con alguien de dos caras, con un Dr. Jeckyll y Sr. Hyde; además de teatralidad, frialdad, arrogancia e ira. Un estilo de vida parasitario, aburrimiento fácil y descarte y abandono (cuando ya no seas útil) son también otros rasgos que ayudan a definir una personalidad sicopática.

También hay hueco entre las páginas de Criminal-mente para los neópatas, este tipo de exhibicionistas cibernéticos, normalmente jóvenes, que usan la red para dar rienda suelta a su agresividad, delirios o sicosis, y para los querellantes o querulantes enfermizos, que constantemente se ven víctimas de delitos que denuncian. Con todo ello la autora traza un completo mapa del crimen y los criminales, arrojando algo de luz, en forma de ciencia, sobre ese mundo tan oscuro como fascinante.

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