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Deja que te cuente, Shirley Jackson
Cuentos inéditos, ensayos y otros escritos de una escritora poliédrica.
30 de octubre de 2020. Estandarte.com
Qué: Deja que te cuente. Cuentos inéditos, ensayos y otros escritos Autora: Shirley Jackson Editorial: Minúscula Año: 2019 Páginas: 484 Edición: Laurence Jackson Hyman, Sarah Hyman DeWitt Traductora: Paula Kuffer Precio: 24,50 € Posfacio: Ruth Jackson
Laurence Jackson Hyman y Sarah Hyman DeWitt son los editores de este Deja que te cuente. Cuentos inéditos, ensayos y otros escritos de Shirley Jackson. El título para esta antología de parte de la obra de su madre revela lo que uno puede encontrarse en estas páginas. Ellos mismos lo explican: “suena casi como si Shirley se inclinara sobre el lector para hacerle una confidencia en un restaurante y le hablara en susurros por encima del cóctel de gambas”.
El volumen reúne una selección de relatos y ensayos de esta autora norteamericana, nacida en San Francisco en 1916, que fue apreciada desde sus primeras publicaciones, –su cuento La lotería, publicado en The New Yorker el 26 de junio de 1948, ya la situó entre los maestros de los relatos en EE UU–, pero que con el tiempo ha ido ganando mayor reconocimiento hasta el punto que de ella se ha dicho que no tiene rival o que es una de las escritoras norteamericanas más luminosas y extrañas del siglo XX. La primera apreciación es de Dorothy Parker y la segunda de Jonathan Lethem, uno de los escritores sobre el que se reconoce su influjo, como en A. M. Homes, Stephen King, Richard Matheson o Donna Tart.
Shirley Jackson tenía una singular maestría para explorar la complejidad de los estados de ánimo en personajes y situaciones atemporales y de encontrar para ellos ese detalle expresivo que los singulariza y dota de credibilidad. A través de anécdotas y de los análisis que hizo de su propio trabajo –y que se incluyen en el libro– es posible conocer su proceso de creación y su forma de enfrentarse a la escritura, que pasaba por la complicidad del lector, del que esperaba que completara la experiencia de hacer ficción. Como escritora siempre estaba alerta: “todo son párrafos en potencia”, decía. “Ver crecer una historia es una delicia; es tan profundamente satisfactorio como tener una racha ganadora en el póquer”. Impartía conferencias en los circuitos universitario y literario; era colaboradora de The Saturday Evening Post y otras revistas ilustradas, y a su muerte en 1965 había terminado seis novelas, dos libros de memorias y docenas de cuentos. Además, dejó muchísimo material inédito.
Como describe en el posfacio la escritora Ruth Jackson –que ha realizado un trabajo maravilloso para dibujar el perfil de la autora–, Shirley Jackson dominaba gran variedad de estilos; distinguía entre su ficción seria y la menos compleja de las obras alegres que escribía para revistas; sabía difuminar la línea entre lo literario y lo popular, y era capaz de provocar tanto terror y suspense con su escritura como de crear escenas enigmáticas o crónicas divertidas y cariñosas sobre la convivencia con niños. Su vida se colaba en su escritura: su papel de ama de casa no modélica, la ya citada convivencia con sus hijos (tuvo cuatro) o la educación de los adolescentes, la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo en algunos de sus relatos o el rechazo de sus padres a que se hubiera casado con un judío, el crítico y escritor Stanley Edgar Hyman. Este publicó, tras la muerte repentina de Shirley Jackson el 8 de agosto de 1965 por insuficiencia cardiaca, dos antologías de su obra en 1966 y 1968: La magia de Shirley Jackson y Ven conmigo. En 1997 se publicó un volumen de relatos inéditos, y, aun así, en esta obra que Minúscula presentó la pasada primavera se descubren textos que ven la luz por primera vez.
Minúscula tiene también en su catálogo Siempre hemos vivido en el castillo, que cuando se publicó en 1962 fue considerada por la revista Time como una de las mejores novelas del año–, y Cuentos escogidos.
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