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Viajero de gris: el gran clásico injustamente olvidado de Carlos Trillo y Alberto Breccia

La serie que terminó abruptamente porque el editor quiso imponerle condiciones.

02 de abril de 2024. Estandarte.com

Qué: Viajero de gris Autores: Carlos Trillo (guion) y Alberto Breccia (dibujo) Editorial: ECC Ediciones Año: 2022 Páginas: 96 Precio: 15,95 euros

Consciente de que nunca lo dejarán salir de prisión, Cornelius Dark decide evadirse usando solo su mente, visitando tiempos y lugares remotos para ayudar a completos desconocidos («la huida física parece imposible. Debo seguir tratando de que, por lo menos, mi mente escape de aquí. Tengo que transportarme afuera. Mi mente tiene que ser capaz de hacerlo. El viejo libro aquel explicaba los detalles. Hay que concentrarse en un objeto. Pensar en un objeto y comenzar un viaje hacia la libertad. Un estandarte. Un estandarte que avanza por las calles. Y yo estoy allí. Estoy en Francia. En la Francia de los tiempos del terror. Año 1793…»).

Con esa premisa, simple pero muy atractiva, Trillo consigue, en apenas seis episodios, crear un clima particular, mezcla de fantasía y misterio, en una miniserie que copia, deliberadamente, el tono y las reflexiones del mejor Oesterheld:

«Dark conocía las antiguas batallas por el cine. Nunca imaginó que la realidad había sido tan brutal, tan impiadosa. Es raro el gesto de los que matan para no morir. Es definitiva la expresión de los que caen para no levantarse».

«El combate ha terminado. Sin embargo, los vencedores no festejan el triunfo. Demasiada muerte para estar contentos».

«Nunca ha visto Cornelius Dark un reencuentro tan lleno de ternura. Caen las lágrimas por el rostro desfigurado de Wan Tai. Lloran también los ojos sin luz de Lin. Largo rato acarician a Lin las manos del guerrero. Han olvidado ya la espada para siempre.

Wan Tai: te queremos agradecer, extranjero, es gracias a ti que Lin y yo estaremos juntos para siempre».

«El tiempo no es importante para Cornelius Dark. Hubo tanto día inútil en su vida...».

«Desaparece el último vestigio de ese pintor de las naranjas locas y los soles rabiosos por cuya vida, un día, se cruzó este viajero imaginario que sólo puede ver los negros y grises infinitos de su celda».

«Parecía vencido el hombre. Pero no lo está. Y es fuerte. Desesperadamente fuerte. Y no son dos hombres. Son un ejército repentinamente sincronizado y eficaz».

Estos escuetos pero expresivos textos, junto al magistral dibujo de un Alberto Breccia inspiradísimo, presentan historias compactas, redondas, perfectas como parábolas bíblicas, solo en el capítulo final, Trillo se permite recuperar su personaje favorito, ese pícaro inescrupuloso y burlón que aparece en infinidad de sus series, desde Marco Mono a Buscavidas, con Tamerlán, un mago decidido a quitarle todo su dinero a un hombre muy rico; oyendo las carcajadas de Dark ante las peripecias del ladrón, un guardia comenta “se está volviendo loco”, devolviéndole a la historieta su ambigüedad ante un lector que, de repente, debe decidir si todo lo que sucedió es real o solo un mecanismo mental inventado por el protagonista para escapar de una realidad intolerable, pregunta que el mismo personaje se hacía al terminar el primer episodio: «Conseguí transportar mi mente en el espacio y en el tiempo. Aunque... ¿realmente lo conseguí o fue solo un sueño?».

El propio guionista remarca sutilmente esa duda que permanentemente acosa al lector: «Paredes altas, inacabables. Paredes grises que mantienen afuera el mundo, impidiéndole penetrar su estructura indestructible.

Convicto 1: Dice que Dark intentó escapar otra vez. Ya es la décima vez que trata de huir. Está loco por ser libre. Parece que ni siquiera es realmente un asesino. Parece que tiene un enemigo muy poderoso afuera. Por eso está sepultado para siempre en este infierno.

Cornelius Dark: ¡Quiero volver a ver la luz del sol! ¡Quiero hablar con la gente! ¡Quiero mirarme en los ojos de una mujer!

Convicto 1: Pobre Dark, ojalá le sirvan por lo menos esas cosas raras que lee siempre. Los poderes de la mente, la parapsicología.

Convicto 2: Bah, ¡Cornelius Dark está loco!»

La respuesta, en realidad, no tiene importancia frente a estas seis magníficas historias que, como decíamos al principio, homenajean, deliberadamente, el tono y los personajes del mejor Oesterheld, evitando al mismo tiempo su tendencia al palabrerío vacío o, peor aún, ese tono recargado y titubeante de Nekrodamus, un mago llorón al que resulta imposible creerle nada.

Trillo, un lector muy inteligente de la obra ajena a la que supo reciclar y reinventar sin plagiar (como demostró en Cybersix, Looking for Hoover y Custer, su gran trilogía de ciencia ficción basada en las novelas e ideas de Philip K. Dick), escribió un homenaje deliberado a su gran maestro, inventándose así una colaboración póstuma con el único guionista al que consideraba su par en la novela gráfica argentina del siglo XX y lo hizo trabajando, mano a mano, con Alberto Breccia, el dibujante que más y mejor hizo brillar el trabajo de Oesterheld gracias a su labor juntos en clásicos como Mort Cinder y Sherlock Time.

El guionista reconoció: “Hicimos, para la revista Skorpio, una historia que se llamó El viajero de gris, poco conocida fuera de Argentina, pero con algunas ideas que todavía me gustan mucho”.

Por su parte, Breccia confesó que la serie terminó abruptamente porque el editor quiso imponerle condiciones y eso convirtió lo que era un trabajo placentero en una obligación con la que no podía ni quería cargar, lo que privó a los lectores de nuevos capítulos: “Mi serie Nadie también se publicaba en Italia. Pero no gustaba. El viajero de gris sí gustó. Es una idea de Carlos Trillo. Yo simpaticé mucho con Carlos. Charlando salió la idea de hacer algo juntos. Gustó y lo publicaron en revistas buenas, digamos: lo compró Tótem, lo compró Comics Internacional. Esa serie sí que fue publicada por muchas revistas. Cuando estuve con Zerboni en Roma, cuando él iba a sacar la revista El Eternauta, me dijo: ‘Yo quiero que me haga esto así...’. Y después empezó con que había que darle primero los guiones a él, para que los aprobara. Y todo el panorama cambió: de haberme dado casi el poder de decisión a mí, después resultaba que primero tenía que escribir los guiones Trillo, mandárselos a él, y que él me los devolviera. Así no me convenía ese trabajo. Entonces se cortó. Yo le dije: 'No, yo así no trabajo'. Y lo corté”.

 

Comentarios en estandarte- 3

1 | Luz María Mikanos 01-10-2023 - 04:18:15 h
Trillo y su: Reinventar sin plagiar, nada fácil! Un excelente artículo!

2 | Luz María Mikanos 01-10-2023 - 04:21:09 h
Evadirse solo con la mente! Un detalle no menor que hoy alcanza a un deseo casi universal! Qué buena esta reseña que nos sirve para reflexionar que hay historias que jamás dejarán de ser actuales!

3 | Ivan 03-04-2024 - 17:54:20 h
Tarde, pero seguro: muchas gracias por tu comentarios, Luz, no los había leído!!