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Insultario:“si te molesto te puedes ir”

Un libro de Pepitas de calabaza reivindica el arte de insultar.

23 de marzo de 2020. Estandarte.com

Qué: Insultario Autor: José Antonio Ruiz Gracia y Ángel María Fernández Editorial: Pepitas de Calabaza Año: 2018 Páginas: 108 Ilustraciones: Carmelo Bayo Precio: 12 €

Insultario, el arte de insultarInsultario lo firman dos amigos de desparrame: José Antonio Ruiz Gracia y Ángel María Fernández. Comenzaron en la época del sms, pero el whatsapp hizo que el arte del insulto se multiplicara y se desmadrara. Suele suceder –y sucede– especialmente en los chats de amigos. Pero estos, muy sofisticados ellos, pensaron que los insultos habituales no eran lo suyo, que había que ir un poco más allá y darle a la neurona… Y en esto aquel chat empezó a distanciarse de los habituales. Y empezó a tomar forma la idea de hacer algo con aquel material, un libro acaso. En esto se involucró Pepitas de calabaza, la editorial riojana que dice tener “menos proyección que un cinexín”, pero que cada vez tiene un catálogo más completo, sorprendente e interesante.

Y es que hay que tener arte y clase hasta para insultar. Y valor para publicarlo ilustradamente además (con dibujos de Carmelo Bayo). Como indica la frase de Rafael Sánchez Ferlosio que abre Insultario: «El insulto fue la forma más primitiva, originaria, de la diplomacia, en la medida en que esta es el arte de resolver por acuerdos de palabra lo que podría llevar a conflictos armados». Es decir, algo así como una justicia incipiente, un recurso para dirimir asuntos personales sin llegar a las manos, pero extendiendo y forzando las palabras.  Pues sí que es importante esto de insultar, tanto como pensar un poco y reír más. Con ambos objetivos cumple de sobra este peculiar libro.

Insultario es un inventario de insultos personales, pero también anónimos, recopilados de parques, muros y, por supuesto, puertas de baños públicos, ese lugar tan dado a la creación. Está dividido en capítulos como “Me encanta tu papada”, “Me emborracho y te atiendo”, “Estás al borde de la hostia a tiempo”, “Pues en persona todavía estoy más sudao” o “Nunca me alegro de verte”.  Pongamos por caso este último: ¿es de verdad un insulto o simplemente, en algunos casos, ajustado a la verdad? Si fuera lo segundo ¿habría que ocultarlo, esconderlo, transformarlo? ¿Cuántas veces refrenamos nuestro lenguaje y nuestro pensamiento? ¿Lo hacemos de la misma manera si estamos en público que si estamos en casa en zapatillas? Por todo ello –porque la respuesta a la última pregunta, con mucha frecuencia, es un no– el libro es, además de una risa, una liberación, un soltarse la lengua necesario y sanador.

“Y que tú lo veas con los ojos en la mano. Eres lo peor que te ha pasado. Qué ganas tengo de que te vayas a por tabaco” o “No he llegado a conocerte y ya me quiero ir. Eres comprar dos euros de castañas y que salgan todas malas menos una, echártela a la boca y morderte la lengua: eso es lo que eres (…)” son algunos de los insultos que a dos tintas, como se supone que también son a dos voces, se encuentran en el libro. Algunos son cercanos al aforismo, al verso, sobre todo en su arranque “Eres el mal tiempo (…)” ; otros surrealistas “Y tu eres lo amarillo de la ensaladilla rusa (…)”; otros, memorables, “Te daría hostias de dos en dos hasta que fueran impares”. Son algunas de las palabras amistosas que intercambian José Antonio Ruiz Gracia y Ángel María Fernández. El primero es albañil, el segundo filólogo y poeta. Se deben conocer y querer mucho y bien: un libro así no sale sino con altas dosis de confianza y respeto.

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