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Fata Morgana: una muestra del increíble arte de Quique Alcatena

La rica y variada mitología personal de un artista que logró conseguir un estilo propio imposible de confundir.

15 de marzo de 2024. Iván de la Torre

Qué: Fata Morgana Autor: Quique Alcatena Editorial: Hacha Presenta Año: 2001 Precio: 1.000 pesos argentinos

Fata Morgana, libro de “ilustraciones sueltas, viñetas de cómics e imágenes inéditas”, permite admirar, convenientemente dividida en cuatro secciones (Guerreros, Escenarios, Lovecraftiana, Dioses, demonios, brujos), la rica y variada mitología personal de Quique Alcatena, un artista que logró combinar diferentes influencias hasta conseguir un estilo propio, imposible de confundir y muy fácil de reconocer, que traslada al lector hacía esas misteriosas regiones que “sólo hallamos en los sueños o en las pesadillas”.

En el prólogo, el propio dibujante confiesa: “Lo que me llevó a escoger estas imágenes es que, aún fuera de contexto, por sí solas cuentan historias, historias que cada persona que en ella se detenga podrá tejer en su imaginación... que cada uno los titule según su inspiración, urdiendo tramas, anécdotas, leyendas...”.

En Babel, una obra posterior, Alcatena explica su fascinación por lo exótico que funciona como disparador de todas sus creaciones: “Los monstruos son lo Otro, y lo Otro puede ser aterrador... y también maravilloso. Son criaturas mágicas, medida del valor del héroe que fatalmente debe ultimarlo, guardianes de los arcanos más profundos de nuestra psiquis, aquellos que pretendemos ignorar, y que tarde o temprano, emergen para desafiarnos. Hay en lo grotesco una belleza temible, la misma pavorosa belleza que nos sacude al contemplar la naturaleza desencadenada (ésa que nos enseñaron a apreciar los románticos). Mucho se aprende al estudiar diversas manifestaciones del arte dramático. En las gesticulaciones 'artificiales' y exageradas de los títeres, en el arte ancestral de la pantomima, en la profundidad simbólica de la máscara, se adivina la inquietante belleza de una expresividad más primitiva, más poética. Y así, por ejemplo, el teatro clásico Noh y el Kabuki del Japón, la danza clásica tailandesa o camboyana, la Commedia Dell Arte italiana, nos demuestran que al apartarnos del realismo damos con lo verdadero”.

El encuentro casual de Quique con Eduardo Mazzitelli le permitió profundizar el trabajo que había realizado junto a Ricardo Barreiro: “A comienzos de 1988 –cuenta el propio Mazzitelli- el editor Alfredo Scutti me mostró los originales de un dibujante que hasta ese momento yo desconocía, sugiriéndome que preparase una miniserie para que él la dibujara... Desde entonces, una abundante producción de miniseries, series de extensión media, unitarios, proyectos interrumpidos o aún inéditos entre los que debe mencionarse también los realizados con la participación de Walter Slavich, me ha permitido recorrer todos los temas, todos los estilos y todos los géneros con Alcatena, gratificándome siempre con el hallazgo de imágenes que redimensionan las ideas esbozadas desde el texto, y que resultan en sí mismas inspiradoras de nuevas invenciones”.

El dibujante también reconoció que su encuentro con Mazzitelli fue fundamental para que pudiera crear muchos de los personajes y escenarios que luego rescataría en esta Fata Morgana: “Con Eduardo coincidimos en muchos intereses, pero ya veníamos con esos intereses de antes de conocernos. Eso es porque yo no solo leía historietas, siempre fui muy lector y de pibe me gustaban las enciclopedias ilustradas, la mitología, la historia antigua. Con Eduardo, antes de empezar a trabajar en cualquier historia, lo hablamos los dos. Antes de empezar cualquier trabajo, en el 90% de los casos, porque a veces él viene con alguna idea, o yo voy con otra, pero generalmente lo hablamos todo. Y en el momento que decimos vamos a hacer una de piratas o del mar, sabemos que vamos a hablar de leyendas que tienen que ver con el mar, todas las tradiciones que tienen que ver con la mitología marina, y con historias de piratas también. Pero hay mucha charla previa para decidir más o menos de qué va a ir la historia. Después él la ajusta, le da una forma más orgánica, teniendo en mente que yo voy a dibujar después lo mío. La parte gráfica y visual corre por mi cuenta. Eduardo sabe que los enfoques y el armado de la página, el tamaño de los cuadros de cada página, eso lo decido yo de acuerdo a ver cuál puede tener más impacto, cuál comprimo más, y a veces le doy más importancia a una escena que me parece que puede tener un efecto dramático visual más contundente. Nuestros encuentros siempre fueron muy fluidos, de entrada, hubo química y nunca hubo un problema en cuanto al trabajo, tiramos para el mismo lado. Capaz a mí se me ocurre un mundo, pero luego lo que pasa en esa ambientación, esa atmósfera, el que pone la aventura es él, el que termina ajustando la historia es él, porque los datos pueden estar, pero hay que hacer algo con ellos. Ahí Eduardo hace cosas que me dejan sorprendido. Fui muy afortunado en encontrar a Eduardo y de trabajar con él, siempre ha sido una dicha. En las obras que hacemos juntos, hasta me cuesta en la cabeza separarlas entre él y yo, porque no hay fisuras, nunca hubo tensión ni cierta competencia velada, algo que se puede dar. Algunas obras pueden tener más llegada que otras, pero la forma de trabajar siempre ha sido así, nunca la de un mero trabajo por encargo. Y eso es tener mucha suerte. Comenzamos a trabajar juntos desde fines del ’88, y nunca paramos”.

En cada una de estas colaboraciones (Las pesadillas, El rey León, Acero Líquido, Travesía por el laberinto, Hexmoor, Barlovento, Imperator), se despliega un escenario tan rico y desbordante en símbolos que, por momentos, opaca a los protagonistas de la novela gráfica: monstruos que aparecen y desaparecen de la nada, edificios gigantes que ocultan horrores indescriptibles... para Alcatena, el contexto es tan importante como la historia principal y su dibujo remarca este hecho ofreciendo microrrelatos que nunca se desarrollan, pero sirven para enriquecer esos mundos fantásticos y hacerlos creíbles ante el lector.

Parte de ese exuberante imaginario fue rescatado y puesto en primer plano en este magnífico e imperdible libro que permite admirar el talento de Quique sin necesidad de palabras que lo acompañen, confirmando su inmenso talento como narrador, muchas veces opacado por el talento de su amigo y compañero Eduardo Mazzitelli.

 

Comentarios en estandarte- 5

1 | Jorge 01-04-2023 - 10:40:13 h
Siempre es interesante leer tus notas. Muchas gracias!!

2 | Iván 07-04-2023 - 17:32:56 h
Muchas gracias por tu comentario, Jorge, y gracias por la atenta lectura de mi articulo

3 | Luz 15-04-2023 - 16:51:31 h
Magnífico informe! Copadísimo !!!

4 | Iván 17-04-2023 - 00:47:00 h
Muchos gracias, Luz, por tus comentarios!

5 | Elmo Rocko 03-09-2023 - 23:23:34 h
Excelente nota, Quique Alcatena es un artista increíble y muy prolifíco en su producción.