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Carlton: traición, horror, muerte y espanto en el Londres victoriano
Carlton recupera el ambiente y el clima de Lord Jim para construir una historia desmesurada.
02 de mayo de 2025. Iván de la Torre
Qué: Carlton Autores: Walter Slavich (guion) y Horacio Lalia (dibujo) Editorial: Ediciones Récord Año: 1996 Páginas: 120 Precio: 3000 pesos

Walter Slavich tomó de su maestro Carlos Albiac la idea de actualizar géneros populares “contaminándolos”, deliberadamente, con los elementos característicos del grotesco, el humor y el folletín proveniente del siglo XIX.
Carlton recupera el ambiente y el clima de Lord Jim (uno de los grandes clásicos de Albiac con Horacio Lalia) para construir una historia desmesurada, donde los sucesos más increíbles suceden todo el tiempo.
En Carlton tenemos, desde el principio, los personajes más emblemáticos y característicos de las tradicionales ficciones por entregas: Sir Carlton Morris, el joven gallardo, hermoso y valiente que vuelve de la guerra cargado de medallas sin haber logrado “encontrarse a sí mismo”; Howard, su débil pero codicioso primo, que quiere robarle su fortuna; y Litton, el ambicioso administrador sin escrúpulos, dispuesto a todo para hacerse rico («El mundo de Litton son los números. Sumas, restas, intereses y créditos son los pilares sobre los cuales se sostiene su universo. No confía en casi nadie y los que lo conocen susurran que ha logrado deshacerse de su sombra. No, no hay gestos de humanidad en Litton»).
Slavich comienza su historia de la mejor manera, con una descripción precisa de todo el horror que vendrá: «Carlton, el noble, ha escapado de dos muertes. La de la guerra en la India y la de la traición de su familia. De la primera escapó con heroísmo y con medallas y con asco. De la segunda escapó con algo que nunca tuvo: suerte. La misma suerte que le faltó a Bub, el ladrón de cadáveres que tuvo la mala idea de robarle al noble cualquier cosa de valor sin saber que había sido enterrado vivo esa misma noche. Carlton, el noble, el soldado heroico, el dueño de una fortuna, el enterrado vivo por su administrador y su primo».
Desde ese fascinante capítulo inicial, que abre el apetito del lector, todo es posible en esta novela gráfica donde la desmesura es la norma: ladrones de buen corazón, héroes resentidos, administradores ambiciosos, asesinos bestiales, sordomudos que escriben discursos a los políticos (pero solo cuando están muy borrachos), torpes soldados que se inscriben en el ejército para lograr el respeto de sus progenitores («¿Sabes lo que hacía mi padre el día de mi cumpleaños? Se iba de casa a llorar y emborracharse. Para él no había nada que festejar en esa fecha») y animales terribles como Bestia, un inmenso perro negro que persigue a Carlton durante dos años para vengar la muerte de su amo en la India.
Siguiendo los pasos de los mejores autores del folletín clásico como Eugene Sue (Los misterios de Paris) y Alejandro Dumas (El conde de Montecristo), Slavich obliga a su antihéroe a internarse en un submundo terrible para comenzar a planear su venganza y allí descubre una realidad muy diferente a la que conoce: «Carlton mira las paredes húmedas, los charcos mugrientos, los gemidos de bocas invisibles, los labios escondidos tras los harapos del hambre. Ve y escucha, en definitiva, los gritos de la miseria: 'Nunca creí que existiera semejante infierno en un país civilizado'».
Las citas inesperadas, las referencias exóticas y las conexiones imprevistas son una constante en esta novela gráfica donde todo está permitido; Slavich incluso recrea una vieja frase de Rudyard Kipling que George Orwell citaba a menudo para explicar la doble moral de los seres humanos («burlarse de los uniformes que te cuidan mientras duermes») como disparador de uno de los momentos más recordados y terrible de Carlton: la matanza de un grupo de aristócrata a manos de los soldados que deben protegerlos: «Se burlan de nosotros, ¿no? Somos ignorantes, somos animales que de vez en cuando reciben una caricia, pero fáciles de engañar... Somos buenos para defender sus colonias, pero no lo suficientes para compartir sus mesas. Olemos mal y nos tienen asco. ¡Muchachos, mátenlos a todos!».
Bajo el humor negro que marca toda esta obra, donde es literalmente imposible adivinar qué sucederá a continuación, por lo excesivo de las situaciones y los personajes, Slavich aplica rigurosamente la técnica de su maestro Albiac, con frases que le dan profundidad a la historia y a sus antihéroes, hombres sin esperanza ni redención, movidos siempre por sentimientos extremos como el odio, el resentimiento o la venganza: «Para ti todo es fácil, Carlton. Eres rico y perteneces a la nobleza. Volviste de la India mejor que antes. Ahora te esperan tu mansión, tus criados, tus perros de caza y hasta un puesto en el Parlamento. No hablo de ti, Carlton. Hablo de mi. Tú fuiste a la guerra por una cuestión de aburrimiento o de romanticismo. ¿Qué importa? Yo me alisté en el ejercito por necesidad, por hambre, por desesperación, yo fui por el dinero. A ti te ha salido bien. Ahora eres un héroe y tienes tus medallas, pero a mí me falta una pierna... y ni siquiera tengo una casa...».
Como hizo su maestro en Lord Jim, Slavich remarca que bajo la brillante realidad victoriana se esconden mundos terribles (barrios miserables donde la gente muere de hambre; hospicios donde se maltrata horriblemente a los internos hasta que mueren) que cambian para siempre a quienes ingresan en ellos, algo que descubren Howard, Carlton y Litton.
Sobre esta novela gráfica que tuvo una gran aceptación de público y crítica, Lalia contó: “Es una buena obra, fue pensada por Walter Slavich para la editorial Columba de Argentina y por el éxito que tuvo se vendió a Eura de Italia y también se publicó en Record de Argentina; curiosamente Record y Columba, dos editoriales rivales por su contenido gráfico y en historias, la publicaron con el mismo título, cosa que no paso con otras que fueron publicadas en ambas editoriales en otros momentos. En cuanto a mi desempeño siento satisfacción con este personaje, porque intenté un cambio en lo técnico, y creo salió bien”.
Comentarios en estandarte- 2
1 | Luz María Mikanos
27-07-2024 - 02:41:06 h
Excelente artículo! Un reflejo perfecto de este autor. Gracias De la Torre y Estandarte!
2 | Ivan
29-07-2024 - 19:47:22 h
Muchas gracias por tus comentarios y tu apoyo, querida Luz!