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Alvar Mayor: el cómic más clásico e irresistible de Carlos Trillo

Un antihéroe vagabundo, el hijo de Francisco Pizarro y una mujer quemada en la hoguera.

04 de abril de 2024. Iván de la Torre

Qué: Alvar Mayor Autores: Carlos Trillo (guion) y Enrique Breccia (dibujos) Editorial: Norma Editorial Año: 2007 Páginas: 224 Precio: 15 euros

Carlos Trillo siempre se sintió incómodo con las limitaciones impuestas por los editores que lo obligaban a respetar una serie de convenciones tan previsibles como aburridas, por eso, como su colega Carlos Albiac (el primer gran vanguardista popular del comic en Argentina), decidió renovar personajes y tramas combinando diferentes géneros (en este caso realismo más fantasía más picaresca).

Alvar Mayor, de Carlos Trillo, cuenta la historia de un antihéroe vagabundo, el empobrecido hijo del cartógrafo de Francisco Pizarro y una mujer quemada en la hoguera tras ser acusada de bruja, que trabaja como guía en una Latinoamérica salvaje y, en gran parte, inexplorada.

La serie comienza mostrando la ambición sin límites de los conquistadores, en un tono que amenaza caer en el típico texto de denuncia («Esos hombres blancos son desertores del virrey de Nueva Granada. Llegaron aquí en busca de oro. Y oro, tú sabes, no hay en nuestras tierras. Y como en lugar de oro aquí crecen velozmente los cultivos, decidieron esclavizarnos en estas plantaciones. Eso, al parecer, les proveerá el oro que necesitan») pero, por suerte, rápidamente el enfoque cambia y la historia pasa del aburrido realismo testimonial a un clima fantástico/maravilloso donde todo es posible, desde la aparición de personajes como el “Cherufe”, «dios de los volcanes, los terremotos y las pestes», o el mítico Homero que busca la Ciudad Dorada para acabar con la maldición que lo persigue desde que escribió La odisea («Estuve castigado durante dos mil años sin poder morir por haber contado la historia de un hombre que venció a los Dioses. Se me dijo que si hallaba la única ciudad de oro que había en el mundo, podría morir») a lugares donde se puede revertir el curso natural de la vida («Hay un río mágico que devuelve la vida a los muertos. El río no siempre es visible. Solo aparece cuando el viajero que lo busca se sienta y espera tres desgracias sin temerlas. La primera es que lloverán piedras grandes como montañas; la segunda, que un fuego terrible encenderá todo y quemará sus carnes; la tercera, que lo atacarán los indios y le clavarán mil flechas. Deberás soportar todo eso sin temores»).

Como Nippur de Lagash, el gran clásico de Robin Wood, Alvar adquiere su sabiduría en los caminos, en el trato cotidiano con toda clase de personas, aprendiendo, luego de muchos sufrimientos y desengaños, que las cosas nunca son como deben, que los valores que defiende ni siquiera le sirven para retener a Lucía, la mujer que ama, a su lado, porque el pragmatismo más crudo termina imponiéndose a cualquier ideal: «El duque está loco por mí. Me propuso casamiento. Pone su fortuna a mis pies. Y tú, en cambio, ¿qué me propones? ¡Caminar y caminar siempre sin saber siquiera qué estamos buscando!».

Alvar representa al eterno vagabundo, siempre en búsqueda, siempre en transición, de una aventura a otra, de una ilusión a otra, atrapado, como Nippur, por el encanto de los caminos («no quiero encontrar nada. Lo que quiero es seguir buscando»), ese eterno deambular que lo pone en contacto con lo mejor y lo peor de la humanidad, pero el precio final de tanta libertad, orgullo e independencia puede ser la soledad y la miseria más absoluta, algo que el propio Alvar descubre en la visión que le muestra una adivina («Han pasado tantos años y soy un pobre viejo sin fortuna. Un pobre viejo que se ha quedado completamente solo»).

Trillo reconoció que Gabriel García Márquez le enseñó la forma de contar hechos reales incorporando una vertiente fantástica que enriquece el tono de la historia y evita caer en el tono didáctico, pesado, moralizante, que arruinó las obras de sus amigos Guillermo Saccomanno, Juan Sasturain y Horacio Altuna.

"Uno piensa desde el otro lado, siempre. Hay cosas que pasan en estos lugares que no pasan en ningún otro o que, si no son tamizadas por el cartesianismo europeo entran dentro del terreno fantástico y aquí, sin embargo, pasan: el tipo que pesco un león en el mar, por ejemplo, que lo contaba García Márquez. La historia decía que tenía el recorte de diario de una vez que un señor había pescado en Chubut con su barca. Y claro, se había escapado de un circo, un viento del sur había levantado la carpa y el león había aparecido en el mar. Una barca lo rescato. Pero García Márquez decía, supongo que, con un poco de desprecio, que esas cosas no pasaban en Europa. Desde una posición de poder material, los norteamericanos, o de un poder cultural, los europeos, miran las cosas como son, desde los que saben cómo se nombran las cosas. Nosotros miramos desde como deberían ser y no desde el cómo son. Por eso nuestra mirada es revolucionaria en el mensaje. Nosotros todavía queremos cambiara al mundo, ellos ya no quieren: si el mundo está bien así… Es como cuando en la radio toman una noticia de un diario y la comentan, vuelven a sus protagonistas y la convierten en una buena noticia. Yo trato de contar buenas historias y, si la misma no es original, por lo menos que lo sea el lugar donde transcurre, la forma en que están mezclados los ingredientes", remarcó el guionista.

Dicho esto, es importante remarcar que Trillo nunca pareció sentirse del todo cómodo con Alvar Mayor, tal vez porque el personaje se adaptaba demasiado a la fórmula del tradicional héroe de comic (puro, lleno de principios, capaz de rechazar honores y riquezas), por ese motivo, en paralelo con esta serie creó Marco Mono, donde definió el molde del protagonista que aparecería en gran parte de su obra posterior, un pícaro amoral capaz de hacer cualquier cosa con tal de sobrevivir.

«No oigo. No veo. No hablo. Estos son los tres preceptos que debe cumplir todos los días un andarín como yo, un vendedor de ilusiones como yo, un ser astuto como yo en un mundo duro y cruel como éste», confiesa, sin culpas, Marco Mono y, pocos capítulos después, cuando se encuentre con Alvar Mayor en un divertido crossover, no dudará en asesinarlo arrojándolo a un pozo.

Es una suerte para miles de lectores, que, al menos una vez, Trillo se haya permitido retratar un héroe “clásico” en más de quinientas páginas inolvidables donde todo es posible y lo increíble se vuelve real episodio tras episodio, aventura tras aventura de ese guía que se mueve por una inmensa Latinoamérica mágica y misteriosa.

 

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