Pasión por leer. Pasión por escribir.

Portada > Noticias > Libros > Clasica > El Lazarillo de Tormes

El Lazarillo de Tormes

Las miserias de la sociedad del siglo XVI a través de las desventuras de un pícaro.

30 de agosto de 2024. Estandarte.com

Qué: La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades Autor: Anónimo

La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades es la obra inaugural de la novela picaresca. Narrada en primera persona, su protagonista es un pícaro que utiliza la sátira para retratar todos los estamentos sociales.

Obra anónima, quizás el autor decidió esconder su identidad por temor a las represalias que la crítica social y religiosa que arroja su historia podrían acarrearle. Si así fue, probablemente no le faltó razón: en 1559 la novela fue incluida en el Índice de la Inquisición y en 1573, cuando salió de nuevo a la luz, lo hizo censurada.

Los estudiosos han barajado distintos nombres que podrían estar detrás de esta picaresca: el fraile jerónimo Juan de Onega, Sebastián de Horozco, Diego Hurtado de Mendoza o Alfonso de Valdés (este último es la opción que defiende la filóloga Rosa Navarro Durán, hasta el punto de que en la edición de Alianza Editorial de 2016 prescinde del Anónimo de la portada para atribuir la autoría a este humanista nacido en Cuenca a finales del siglo XV).

Tampoco hay unanimidad en cuanto a la fecha de su composición: algunos críticos la sitúan en el primer tercio del siglo XVI y otras la retrasan en torno a 1554, año en el que fue publicada simultáneamente en Burgos, Amberes, Alcalá de Henares y Medina del Campo.

Frente a lo que ocurría en las novelas idealistas de la época, aquí el protagonista y narrador podría definirse como un antihéroe: un personaje de clase baja a cuya evolución psicológica asiste el lector a lo largo del relato.

Lazarillo era todavía muy niño cuando su madre, que no podía mantenerlo, lo entregó a un ciego para que se ganase la vida acompañándole y sirviéndole de guía.

Este sería el primero de los tantos amos que tuvo y con los que padeció las desventuras que narra en primera persona y de las que va saliendo a base de astucia, engaños y triquiñuelas.

Su forma de vencer el hambre y de interpretar la honra reflejan una crítica a la sociedad. El tono es desenfadado y está cargado de humor, pero el mensaje es crudo y amargo: la miseria moral de la España del siglo XVI retratada de forma muy realista en los distintos personajes y en las circunstancias y costumbres que les rodean.

Era la España de Carlos V y el Imperio, con una presencia internacional como no había tenido antes, pero que en su interior sufre un grave empobrecimiento, con las calles de las ciudades repletas de heridos de guerra y de mendigos, llenas de lazarillos.

En la edición de la filóloga María Teresa Otal Piedrafita para Edhasa (2012) se explica que los tres primeros amos de Lázaro –el ciego, el clérigo de Maqueda y el escudero– representan a los estamentos de la sociedad: pueblo, clero y nobleza.

Ninguno sale bien parado en el escenario que dibuja la novela, especialmente crítica con los miembros del clero a los que pinta, como se señala en la presentación de esta edición, como: “avaros, lujuriosos, falsarios y mercaderes, muy lejos al ideal que predicaba Erasmo […]”.

El Lazarillo echa la mirada atrás y desde su presente, ya de adulto, relata en una carta a Vuestra merced –que tampoco se sabe quién es– cómo ha sido su vida para así poder explicar o justificar “el caso”.

A lo largo de toda la obra, organizada en un prólogo y siete tratados, Lázaro-narrador y Lázaro-personaje se confunden en una sola persona, aunque puntualmente se disocian y el narrador se desvincula de lo narrado: tiende a objetivar los hechos y, como consecuencia, cambia la forma personal del verbo de la primera a la tercera.

En su relato escoge el lenguaje coloquial, “llano y jocoso” como lo describía Francisco Rico en la edición de la Real Academia Española, con frases cortadas, refranes y proverbios.

La novela contiene jugosos diálogos y utiliza con sabiduría recursos estilísticos como la antítesis o la paradoja; regala continuas citas y resonancias literarias ya desde el prólogo en el que nombra a Plinio, y superpone capas de significado para reflejar a base de anécdotas las miserias de la sociedad.

Con La vida de Lazarillo de Tormes y de sus formas y adversidades no solo nació el género picaresco, sino que lo hizo con maestría y gran valor literario.

Comentarios en estandarte- 0