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El jardín del Prado, Eduardo Barba Gómez
El recorrido botánico de su autor por las obras de arte de la pinacoteca.
19 de octubre de 2021. Estandarte.com
Qué: El jardín del Prado Autor: Eduardo Barba Gómez Editorial: Espasa Año: 2020 Páginas: 240 Precio: 21,90 € (papel), 9,99 € (eBook)
En este libro Eduardo Barba Gómez (Madrid, 1978) une una vez más sus dos pasiones: la botánica y el arte. Jardinero, paisajista, profesor de botánica e investigador botánico en obras de arte, ha colaborado con el Museo Lázaro Galdiano, el Museo de Bellas Artes de Bilbao y el Museo del Prado. De este último ha catalogado todas las piezas expuestas que muestren algún detalle botánico, en total más de mil entre cuadros, esculturas y artes decorativas.
Su labor no solo aporta información y detalles valiosísimos para la conservación y restauración sobre el color y la morfología de las distintas especies que el paso del tiempo ha podido ensombrecer y falsear, sino que permite también descifrar parte de su significado al revelar la simbología que encierran. Conocer las plantas de las obras es una manera de comprender mejor esas obras.
Ese paciente y minucioso trabajo ha abierto el camino para este singular libro, El jardín del Prado, editado por Espasa. En él, Barba Gómez ha trasladado a páginas sus paseos por el Museo del Prado. Como si anduviera por jardines, ha detallado su hallazgo de hojas nuevas que brotan, calabazas en todo su esplendor, quimeras vegetales creadas con trozos de distintas plantas, malvas reales que necesitan una maceta mayor, setos de boj que comienzan a despoblarse o, entre otros muchos ejemplos, su encuentro con la rosa, la flor más representada en el museo. “La diferencia entre un jardín pintado y uno real es que en aquel las hojas de los árboles no hacen ningún sonido al caer”, cuenta en su recorrido por el jardín de la casa de Fortuny a través del cuadro que empezó a pintar Mariano Fortuny y que, una vez que este falleció, concluyó su amigo Raimundo de Madrazo y Garreta. Se fija, también en este óleo, en el ciprés muerto y aventura qué le pudo pasar.
Se sumerge en el Jardín de las delicias del Bosco, en La Anunciación de Fra Angelico, en El Descendimiento de Rogier van der Weyden; se fija en el retrato de Santa Isabel de Portugal de Francisco de Zurbarán que tiene en su regazo flores y así en más de cuarenta cuadros, analizados y disfrutados desde un punto de vista y con un tono muy personales, el de un jardinero enamorado del arte.
Su mirada se posa a veces en especies que asumen todo o casi todo el protagonismo en el cuadro y otras en detalles que parecen residuales y que podrían pasar inadvertidos, pero que él descubre y revaloriza. De toda la vegetación que crece en el Prado, el autor ha decido escoger plantas que pueden cultivarse en espacios domésticos y crecer en un balcón.
Es un recorrido lleno de datos curiosos y de evocaciones, de luz y color. Las plantas y las flores le llevan en ocasiones a hablar también de insectos o de gastronomía, de viajes y de recuerdos de su infancia, de historia, arte, remedios curativos...
Las palabras de Barba Gómez van acompañadas de reproducciones de los cuadros y de los dibujos del ilustrador botánico Juan Luis Castillo. Entre todos pretenden erradicar ese mal de la ceguera botánica en el arte del que el jardinero ha sido tantas veces testigo.
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