Coelho y los derechos de autor

25 de agosto de 2012. Emilio Ruiz Mateo

La visión de Paulo Coelho sobre los derechos de autor y la “piratería” en Internet es siempre llamativa y polémica, muy alejada de la más común entre los escritores. Su última intervención al respecto ha sido el pasado martes en el Campus Party de Berlín, un encuentro de unos 10.000 programadores, blogueros y activistas de las nuevas tecnologías, el mejor público para dirigir esas declaraciones, claro.

Ya te contamos hace tiempo cómo animó a la descarga gratuita de sus libros a través de The Pirate Bay, una de las webs de enlaces BitTorrent más usadas en el mundo. Esto fue lo que declaró en aquel momento en su blog: Las ventas de mis libros en papel crecen desde que mis lectores los comparten en P2P. Descárgate gratis mi libro, y si te gusta, cómprate una copia en papel: es la manera de hacer ver a la industria que la codicia no nos lleva a ningún sitio. En esta ocasión, el escritor brasileño ha querido llamar la atención de las editoriales, animándolas a despedirse del antiguo concepto de derecho de autor y aceptar los cambios que trae aparejados la red. Y ha rematado su intervención diciendo: "Intentan frenar algo que es imparable".

Paulo Coelho expone su caso personal para defender su postura de liberación de los contenidos: asegura que desde que en 1995 empezó a difundir gratuitamente sus libros en Internet, las ventas de las copias en papel aumentaron. "No estamos aquí para controlar contenidos, sino para compartirlos unos con otros", afirma. Ante los temores surgidos en la sala de la Campus Party de Berlín, donde varios participantes expusieron la posibilidad de que las ideas propias sean robadas en la red, Coelho quiso tranquilizar al respetable con un “No se preocupen. Una idea buena siempre se impondrá y también el autor de ella”.

Cabe preguntarse, a raíz de esta intervención de Coelho, qué hacemos con esos contenidos menos populares que los del superventas Paulo Coelho, qué será de todos esos autores de narrativa, ensayo y demás artes escritas, para los que el éxito no se contabiliza nunca en miles de ejemplares vendidos… ¿Serán capaces de recibir en el próximo escenario al que nos dirigimos algún tipo de contraprestación económica por su trabajo? Busquemos fórmulas que no caigan ni en el terror a la red ni en la indefensión de los autores. Estamos a tiempo para ello.

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