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Signos de puntuación: su valor emotivo

Emociones en los puntos suspensivos, las comillas...

26 de febrero de 2024. Estandarte.com

Qué: los signos de puntuación

Signos de puntuación: ejemplos y su valor emotivoEternos olvidados en las conversaciones virtuales, los signos de puntuación no solo organizan el discurso, sino que lo hacen inteligible. Una coma de más, una coma de menos o colocada a un lado u otro puede cambiar por completo el sentido de una frase. Es muy expresiva esa anécdota que se cuenta sobre Carlos V: le dieron a firmar una sentencia que decía: “Perdón imposible, que cumpla su condena”; pero él movió la coma y con ella libró al reo: “Perdón, imposible que cumpla su condena”.

Quizás los signos de puntuación se supriman en whatsapp y demás redes para ganar tiempo, pero lo perderá el interlocutor leyendo y releyendo hasta que consiga (si lo consigue) intuir qué le han querido decir.

Aparte de esa cuestión de orden y sentido, también lo es de intensidad. Los signos tienen en su mano enfatizar la posición del hablante respecto al discurso y dan relieve a sus palabras (o a la ausencia de ellas). Provocan una pausa e indican una entonación que –como se dice de las imágenes– valen más que mil palabras. Nos vamos a fijar en ese valor que tienen para transmitir emociones y valoraciones subjetivas.

Empezamos por los más evidente: los signos de exclamación (¡!). A ellos corresponde señalar que una frase expresa asombro, alegría, pena, enfado… Quien los omite niega la pista esencial para detectar el estado de ánimo. Ellos llenan de intención a una oración enunciativa neutra. María viene hoy solo informa, el contexto que arrope a ¡María viene hoy! nos dirá si su llegada provoca felicidad o desazón. Si la emoción es desbordante, está permitido multiplicar los signos y escribir dos o tres, pero no hay que abusar de ese recurso.

Los signos de interrogación (¿?), aparte de marcar el comienzo y el fin de una pregunta, esconden con el cambio de entonación que requieren muchos matices que el contexto ayuda a descifrar: una pregunta puede no esperar una respuesta, pero sí venir cargada de reproches, de ironía... (¿De verdad pensabas que me gustaría?) Hablamos de signos de interrogación en plural –como de exclamación– y nos referimos a los dos, el de apertura y el de cierre, que es lo que pide el castellano. Pero hay un caso en el que se permite que, encerrado entre paréntesis, el de cierre vaya solo (?): cuando quiere indicar duda o ironía hacia lo que sostiene la oración: Su contribución (?) fue imprescindible para cerrar el acuerdo.

Hay otro signo que también se comporta como un gran aliado a la hora de señalar el estado de ánimo del hablante. Se trata de los puntos suspensivos (siempre de tres en tres: …) que, además de indicar que una enumeración queda incompleta (Me gustan todas las frutas: manzanas, peras, naranjas, chirimoyas…), marca una pausa enfática y con ella refleja duda, temor, sorpresa, expectación, etc. La verdad es que yo ya me lo imaginaba. Las cosas no van a cambiar… ¡Cuánta decepción esconden esos tres puntos!

Las comillas (“ ”), que se utilizan para encerrar citas y señalar títulos, tiene también una función connotativa importante: pretenden subrayar una palabra dentro del discurso ya sea porque pertenece a otra lengua (Me gusta el “outfit” que ha escogido para la gala), otro registro –demasiado coloquial, por ejemplo, para el tono escogido en el contexto: Este artículo es “chungo” de leer– o porque se utiliza de forma irónica: en Dice que últimamente su “negocio” va sobre ruedas, las comillas dejan claro que quien habla no confía mucho en esa actividad. El recurso es solo gráfico, no cuenta con la complicidad de la entonación de las anteriores.

Y, por si fuera poco, los signos de puntuación se prestan a la creatividad y se convierten en materia prima para reflejar emociones de forma rápida en esos emoticonos que, las más de las veces, obligan a ladear la cabeza para hacer una lectura correcta. Nos referimos, por ejemplo, a esa sonrisa cómplice ;-) o esa cara triste :-(

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