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Pagar a escote y pagar a tocateja

¿Cuál es el origen de estas expresiones? ¿Cómo y cuándo se usan?

20 de enero de 2024. Estandarte.com

Qué: Expresiones "pagar a escote" y "pagar a tocateja"

Con "pagar a escote" y "pagar a tocateja" nos enfrentamos a dos expresiones que tienen en común su relación con el dinero y con el hecho de satisfacer lo que se debe, pero que tienen significados y usos distintos.

Empezamos con pagar a escote, una de las expresiones más escuchadas y más controvertidas cuando se comparte un piso, se hace una compra comunitaria o termina una comida. En cualquiera de estos casos la pregunta es inevitable: ¿cómo pagamos?, ¿a escote, cada uno lo suyo, a partes iguales? Y también es inevitable preguntarnos qué quiere decir a escote y qué supone ese pago.

¿Por qué usamos esa expresión a la hora de pagar?, ¿de dónde viene?, ¿qué tiene que ver un escote con una cuenta en común?

Primer paso, acudir al diccionario. En él comprobaremos que además de escote como prenda de vestir que deja al descubierto parte del pecho o de la espalda, el término tiene otro significado referido a la “parte o cuota que corresponde a cada uno por el gasto hecho en común por varias personas” (Diccionario de la lengua española). De ese escote nace la locución popular empleada para concretar una forma de pago.

¿Qué une estos dos vocablos, escote y pago? Ahora es la etimología quien nos lleva a descubrir que esta voz, escote, viene del franco skot (tributo o impuesto, contribución de dinero) que derivó a escot en francés antiguo y a escotar en castellano también antiguo para denominar la acción del pago en conjunto de un impuesto o contribución que, antiguamente, se pagaba entre varias personas, normalmente de una misma aldea o de una misma familia. Un término que, en forma de sustantivo, ha llegado hasta nuestros días, no con idea de impuesto, sino con la de reparto.

Lo que no está tan claro es cómo hacer ese reparto o división que implica a escote. “Pagando cada uno la parte que le corresponde en un gasto común”, que es como lo define el DLE, queda abierta la puerta a interpretaciones diversas sobre cómo decidir esa “parte”.

Hay quienes apuestan por que cada uno pague en función de lo que haya consumido o elegido –a más caro, más pago–; para otros, es pagar a medias o a pachas, propuestas que se traducen en dividir el gasto a partes iguales, sea lo que sea lo pedido por cada uno. ¿En qué quedamos? Mientras haya duda, no está de más dejar bien claro de qué estamos hablando antes de acometer cualquier gasto en común.

Y llegamos al pago a tocateja (o toca teja, ambas están admitidas) que, según la RAE, consiste en pagar en dinero contante y sonante, de forma inmediata, con dinero en mano y en efectivo, una exigencia aplicada tanto al efectuar una compra como al abonar una deuda.  

El porqué de ese dicho está ligado a una moneda acuñada en España por Felipe III en el siglo XVII, como recuerda Alfred López en su libro El listo que todo lo sabe ataca de nuevo. Pesaba 359 g, media 7,15 cm de diámetro, tenía un valor de cien escudos de oro. Su color tostado similar al del centeno inspiró uno de sus nombres, centén, mientras que su forma y tamaño inspiraron el de teja, por el parecido de la moneda con las piezas que cubren los tejados. Su valor ponía esta moneda en los bolsillos de muy pocas personas, las muy adineradas, y solo servía para efectuar grandes pagos, una casa, una finca, un terreno, acciones que se hacían entregando las monedas a mano, lo que llevaba a tocar la teja y daba paso a esa expresión como sinónimo de pagar en efectivo.

¿Desaparecerá a causa de las tarjetas de crédito? La duda tiene poco recorrido, el dinero de plástico corre con mucha ventaja.

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