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¿Qué es la pareidolia? ¿Cuál es el origen de esta palabra?
Un fenómeno tan habitual como fascinante.
04 de enero de 2025. Mariola Díaz-Cano Arévalo
Qué: ¿Qué es la pareidolia?
La pareidolia es un fenómeno muy habitual, y también fascinante en muchas ocasiones, que se da en cualquier escenario. Es curioso que el término ‘pareidolia’ no esté recogido en el Diccionario de la Lengua Española, aunque la RAE explica que es «una voz perteneciente al léxico científico y su ausencia en un diccionario general no debe entenderse como censura», pero existe una propuesta para su incorporación.
La cuestión es que deriva del griego ‘eidolon’, que hace referencia a figuras, imágenes o aparición. Y a eso se refiere, a la percepción más o menos ilusoria o imaginativa del cerebro para reconocer formas familiares ante una imagen poco definida.
El origen de la pareidolia
El ejemplo más habitual lo tenemos al mirar un cielo con nubes y ponernos a distinguir rasgos de caras o siluetas de personas, animales y objetos. No es propiamente de una ilusión óptica, ya que podría fotografiarse.
Lo ilusorio de la pareidolia está solo en el reconocimiento propio y personal, aunque también puede compartirse con otros observadores. También sabemos que estamos imaginando o haciendo una interpretación libre e irreal.
Su origen va implícito a la evolución humana como especie y la capacidad de identificar al instante los rostros para distinguir entre amigos y enemigos o animales peligrosos, algo fundamental para la supervivencia.
Además, en el área ventral fusiforme de la corteza cerebral temporal se han detectado neuronas que se activan al ver cualquier objeto susceptible de reconocerse como una cara casi tan rápido como si fuera una real. Es decir, el cerebro trabaja constantemente para reconocer formas del mundo que nos rodea.
Ejemplos de pareidolia
En realidad, las pareidolias pueden ocurrir al observar cualquier imagen con formas no bien definidas como manchas y grietas en una pared rocosa o en el suelo, en los perfiles de montañas u otros lugares del paisaje, con árboles, frutos y muchos más objetos.
Las formas que más se aprecian aparte de caras son las de animales. Incluso se dan en sonidos como creer que oímos palabras o frases específicas en una canción que en realidad no están ahí.
También se consideran una forma de apofenia, que se define como la experiencia de ver patrones y/o conexiones en sucesos aleatorios o datos sin sentido. De este modo, son la base de métodos de adivinación como el de los posos de café, o de pruebas psicológicas como la de las famosas manchas de tinta de Rorschach. También sirven para explicar avistamientos paranormales, como los de animales fabulosos (el monstruo del lago Ness), formas fantasmales y, cómo no, ovnis.
Y también se juega mucho con ellas en el arte —desde la literatura, la pintura o la música— y la publicidad porque son una gran fuente de creatividad y diversión.
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