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¿Qué es la ortografía? Normas y ejemplos

Su utilidad, su papel dentro de la lengua y en la necesidad de establecer reglas.

22 de febrero de 2024. Estandarte.com

Qué: la ortografía y sus normas

Ortografía: sus normas y para qué sirveBuscando el origen de este temido término (¡cuántas líneas rojas en aquellos primeros pasos por la escritura marcando esas faltas que alejaban de una buena nota o llevaban al temido suspenso!), encontramos que viene del latín orthographia, que a su vez lo toma del griego y que ambos términos se refieren a una escritura recta, justa, derecha y correcta que la RAE define como: «Conjunto de normas que regulan la escritura de una lengua».

La Ortografía de la lengua española, de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española, pone la primera piedra del gran edificio del entendimiento cuando afirma: «La correcta escritura, el buen uso del léxico y el dominio de las reglas gramaticales constituyen los tres grandes ámbitos que regula la norma de una lengua. Por ello, los objetivos académicos, renovados constantemente a lo largo de los siglos, se han concentrado en tres publicaciones emblemáticas: la Ortografía, el Diccionario y la Gramática».

Y para ahondar aún más en su importancia traslada lo que el Diccionario de autoridades, publicado en 1726, califica esta disciplina como: «Una de las principales calidades, que no solo adornan, sino componen cualquier idioma, es la ortografía, porque sin ella no se puede comprender bien lo que se escribe, ni se puede percibir con claridad conveniente lo que se quiere dar a entender».

Con la ortografía –que nunca debería ser un aprendizaje monótono sino un juego de descubrimientos, que lleve a diferenciar palabras y su sentido según las letras o la puntuación– se entra en un mundo de convenciones lleno de historia, de adaptaciones, con reglas que intentan sobre todo mantener la unidad de la lengua en la escritura. Es un mundo entretenido que invita a explorar en ese extraordinario laberinto coral en el que se encuentran y comunican cerca de 580 millones de personas (datos del Anuario del Instituto Cervantes, 2020). Voces con distintos acentos, repartidas en amplias zonas geográficas, con dialectos y acentos de gran belleza, con ritmos y giros que despiertan en interés y las ganas de dejarse envolver por ellos.

Por todo esto, por esta extensión y variedad, la ortografía es indispensable para ensamblar todas esas variables geográficas, sociales, culturales y de situación porque –y volvemos a la Ortografía de la lengua española– «Aunque su pronunciación sea distinta, una misma representación gráfica unifica la voz literaria de Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa o Miguel Delibes. Su unidad y su vocación de permanencia convierte a la ortografía en un factor de unidad y de contención frente a una evolución descontrolada del idioma».

La ortografía podría ocupar páginas y páginas a medida que va adentrándose en la riqueza de cada lengua: saber su origen; el porqué de unas letras frente a otras; la razón que lleva o no a usar la tilde; su importancia social o su evolución a lo largo de los tiempos son temas de primera fila. Recordemos que la ortografía es lo primero que aprendemos en un camino que va de la palabra a las frases y a las oraciones, que puede sufrir alteraciones con el paso del tiempo y que acepta cambios siempre que no alteren la claridad y belleza del idioma.

En términos generales, la ortografía se mueve en tres campos: el de los acentos, el de los signos de puntuación y el de las letras que forman las palabras. Todo ello –esa es su gran ventaja– penetra en la cabeza del estudiante desde muy temprano: es el primer paso del aprendizaje de la escritura. Hacerlo accesible, divertido y convertirlo en un feliz entretenimiento es una labor que pide imaginación y habilidad para usar adivinanzas, investigaciones detectivescas, comparaciones o crucigramas que muestren de forma amena las reglas que dicen cuándo se usa la be o la uve; qué puede pasar si no distinguimos la diferencia entre ay, ahí hay; qué son las palabras llanas, agudas y esdrújulas; cómo nació la hache; el cambio de significado de las voces según lleven o no acento o el sentido distinto de una frase según donde se haya colocado la coma.

¿Perdurarán reglas y normas que rigen el buen hacer? No lo tiene fácil, la ortografía se enfrenta a nuevos retos, tecnologías, mensajes de texto que, por exigencias de espacio, dan al traste con su calidad. Esos k, xq, porq bss., para decir qué, porque besos; esa ausencia de tildes; esa eliminación de letras; esa desaparición de los signos iniciales de exclamación e interrogación; o ese uso de símbolos en lugar de palabras son acciones que, inconscientemente, pasan con enorme facilidad –sobre todo en los jóvenes– del chateo telefónico al resto de los textos. Ahí está el riesgo, en que se hagan tan usuales que contaminen todos los ámbitos de la escritura.

¿Nacerá una nueva ortografía? En Las 500 dudas más frecuentes del español, del Instituto Cervantes, encontramos ya fórmulas y respuestas para esta nueva forma de comunicación. Como veíamos antes, la ortografía cambia y se adapta, pero su máxima ha de ser la claridad. Un concepto abierto a interpretaciones por lo que no siempre las decisiones académicas son bien recibidas. Polémica fue, por ejemplo, la recomendación de prescindir de la tilde en el adverbio solo. Basta escudriñar un poco en las redes para comprobar que el de la ortografía es un tema que interesa y preocupa. Eso es bueno.

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