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La metáfora: definición y ejemplos

Bien utilizada, su poder evocador enriquece y da relieve a los textos.

16 de febrero de 2024. Estandarte.com

Qué: La metáfora, figura literaria y generadora de nuevos significados

La metáfora“Traslación del sentido recto de una voz a otro figurado, en virtud de una comparación tácita”, con esta definición explica el Diccionario de la lengua española en qué consiste una metáfora. En su acepción más sencilla, como sintetiza el profesor Víctor Rodríguez Jiménez, se trata de llamar a una cosa con el nombre de otra; la semejanza entre ellas permite hacerlo, pero en vez de compararlas, se las identifica: al suprimir el “como” que se utilizaría en la comparación, la imagen gana en fuerza, expresividad y relieve. En definitiva, en eficacia comunicativa.

Reconocida como la reina de las figuras, la metáfora es predicativa y creadora ya que no solo atribuye características a la cosa o persona que nombra, sino que puede funcionar como un instrumento para hacer comprensivas y dar nombre a cosas y conceptos desconocidos. Un ejemplo muy claro: ¿por qué llamamos ratón al aparato que nos ayuda a movernos por la pantalla del ordenador? Porque tradujimos el término inglés que le habían adjudicado por su parecido al roedor. Tomamos una cita de Ortega y Gasset para terminar de entender esa capacidad creativa de este tropo: «Cuando el investigador descubre un fenómeno nuevo, es decir, cuando forma un nuevo concepto, necesita darle un nombre. Como una voz nueva no significaría nada para los demás, tiene que recurrir al repertorio del lenguaje usadero, donde cada voz se encuentra ya adscrita a una significación. A fin de hacerse entender, elige la palabra cuyo usual sentido tenga alguna semejanza con la nueva significación. De esta manera, el término adquiere la nueva significación a través y por medio de la antigua, sin abandonarla. Esto es la metáfora». 

La metáfora se construye con tres elementos: el término real o tenor –R, aquello de lo que en realidad se habla–, el imaginario o vehículo –I, algo que se asemeja al término real– y el fundamento –el rasgo o rasgos que tienen en común ambos términos–. De las formas de combinarlos resultan distintos tipos:

- impura o in praesentia: R es I: aquella en la que aparecen los términos real e imaginario: Tus dientes son perlas.

pura o in absentia, el término real se omite: Las perlas de tu boca

aposicional: R, I: Tus dientes, perlas de tu boca

de complemento preposicional del nombre: R de I o I de R: Dientes de perlas

negativa: No R, I o No I, R: No tus dientes, las perlas

impresionista o descriptiva: R, I (a), I (b), I (c)…: Tus dientes, perlas, piezas de marfil, copos de nieve…

superpuesta o continuada: R es Ia; Ia es Ib; Ib es Ic…: Tus dientes son perlas; perlas que son copos de nieve…

Además, existen clasificaciones de la metáfora que atienden al contenido, es decir, al fundamento que relaciona los dos términos: por ejemplo, las antropomórficas que atribuyen cualidades humanas a las cosas –lunas que lloran– o las zoomórficas, que hacen lo propio con características de animales –eres un lince–. Algunas de esas metáforas se han asentado hasta tal punto que ya nadie las interpreta como tales: cuello de botella o cabeza de ajo, por ejemplo. Se trata de las metáforas lingüísticas, léxicas o fósiles.

Las metáforas se construyen a base de imaginación, abstracción, observación e interacción entre las ideas que sustentan a los dos términos. No son fáciles, requieren un dominio del lenguaje que el texto agradece: a veces lo hace en comunicación y comprensión (son extraordinariamente útiles en la enseñanza), otras en expresividad y profundidad como ocurre en estos versos de Miguel Hernández:

Tus cartas son un vino

Tus cartas son un vino
que me trastorna y son
el único alimento
para mi corazón.

Desde que estoy ausente
no sé sino soñar,
igual que el mar tu cuerpo,
amargo igual que el mar.

Tus cartas apaciento
metido en un rincón
y por redil y hierba
les doy mi corazón.

Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme, paloma,
que yo te escribiré.

Cuando me falte sangre
con zumo de clavel,
y encima de mis huesos
de amor cuando papel.

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