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¿Qué es el yeísmo? ¿Y el lleísmo?

Un fenómeno muy extendido que no diferencia en la pronunciación la ll y la y.

22 de marzo de 2024. Estandarte.com

Qué: ¿Qué es el yeísmo?

Yeísmo y lleísmo«No pudo ir caminando hasta el cayo porque le dolía el callo». Cuando cayo y callo suenan igual estamos, probablemente, ante un ejemplo de yeísmo. El sonido de la ll desaparece y las dos –la isla y la dureza– se decantan por el sonido palatal central que define a la y.

Tanto la ll como la y –esta cuando se comporta como consonante– son palatales, pero en el caso de la y el aire sale por el centro de la boca y en el de la ll –palatal lateral– lo hace por los laterales porque la posición de la lengua cierra el canal central.

El yeísmo está tan extendido que el Diccionario panhispánico de dudas reconoce que la ll «actualmente, en la pronunciación normal de la mayor parte de los territorios de habla hispana representa el sonido palatal central sonoro /y/».

Deja solo para algunas zonas y «entre hablantes de pronunciación esmerada» el sonido palatal lateral sonoro /ll/. En su diccionario, María Moliner tachaba el yeísmo como un defecto; pero, dada su extensión, el Diccionario panhispánico de dudas, concluye que ya es aceptado en la norma culta.

En los párrafos anteriores hemos acotado la descripción del yeísmo con un probablemente y un por lo general porque este fenómeno se enfrenta a otro espejo, aunque residual: el lleísmo, en el que la simplificación es a favor de la ll. Se ha reconocido en algunos enclaves de Toledo y Extremadura.

La distribución geográfica de yeístas no es uniforme en España por comunidades autónomas. En la misma región hay zonas con una tendencia vecinas de la contraria. En Andalucía, por ejemplo, se salvan del predominio yeísta varias áreas, entre las que se encuentran las serranías de Huelva, Sevilla y Córdoba o Grazalema en Cádiz.

A pesar del predominio del yeísmo, también hay quienes diferencian los dos sonidos y preservan la ll, sobre todo en zonas rurales, tanto en España como en América. Como cuenta Lola Pons Rodríguez en su libro El árbol de la lengua (Arpa, 2020) –muy recomendable–, el hecho de que la pronunciación diferenciada se conserve sobre todo en hablantes mayores y más alejados de entornos socioculturales elevados hace pensar que el yeísmo fue un fenómeno originariamente urbano.

Sabemos que la confusión entre los dos sonidos viene de lejos. En su artículo Mi querida elle, la filóloga y profesora Rosario González Galicia cuenta que Rafael Lapesa cita como primer testimonio escrito de yeísmo el de un mozárabe de Córdoba del año 982. Pero es partir del siglo XVI cuando empiezan a ser especialmente abundantes esos rastros escritos que evidencian la falta de diferenciación entre los dos sonidos.

¿Por qué “triunfa” el yeísmo? Ante dos sonidos hermanos, distintos pero similares, vence la simplificación: decantarse por la articulación más sencilla (la de la y). Además, hay pocos pares de palabras que se distingan solo por incluir ll o y (los hay: pollo/poyo, halla/haya, rallar/raya…). Ese escaso rendimiento de la oposición fonológica también ha jugado en contra de la ll.   

Un último apunte sobre el tema, en el español rioplatense (cuenca del Río de la Plata en Argentina y Uruguay), el yeísmo se pronuncia con una vibración más intensa y a menudo se ensordece el sonido que se aproxima a una ch suave. El fenómeno pasa a llamarse rehilado o yeísmo con rehilamiento.

 

 

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