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Los nombres propios y la ortografía

No es cierto que con tu nombre puedas hacer lo que quieras. ¡Hay reglas!

30 de septiembre de 2024. Estandarte.com

Qué: Ortografía y nombres propios

¿Cómo se escriben los nombres propios?En la redacción todos sabíamos que a aquel Óscar la tilde de su nombre le molestaba. Lo supimos después de su llamada para felicitarnos por el artículo, pero con un pero: habíamos escrito su nombre con tilde, que –en nuestra defensa– era como él mismo lo pronunciaba: como una palabra llana. Esa tilde trajo cola, como también la trajo en su día –y en un ámbito mucho mayor que nuestro espacio de trabajo–, un nuevo logo de Telefónica que la camuflaba en la efe y dejaba la impresión de que el criterio gráfico había vencido al ortográfico. Indagando en el tema, parece que había más explicación que la del diseño: la creciente internacionalización de la compañía y su implantación en otros países con otras reglas. Entre las marcas comerciales hay muchos ejemplos de tildes desaparecidas y entre los nombres de pila, muchas irregularidades que confunden, pero… ¿son incorrectas? Pues depende. Vamos a verlo.

Una de las cuestiones que resuelve el libro Las 100 dudas más frecuentes del español (Instituto Cervantes, Espasa, 2019) se refiere a los nombres propios: “¿Puedo escribir mi nombre como yo quiera?”. “No exactamente.”, responde “A los nombres propios se les aplican las mismas reglas de ortografía que al resto de palabras del español, tanto en la acentuación como en las letras que los componen.

La idea de que ‘los nombres propios no tienen ortografía’ responde al hecho de que los nombres de personas pueden plasmarse con una forma ortográfica determinada cuando se inscriben en el registro civil, como sucede con Helena o Elena, Jerónimo o Gerónimo. Respecto a la acentuación, por su carácter discriminatorio, si alguien decidiera escribir su apellido como Gonzalez (sin tilde), deberá asumir que los demás lo pronuncien como palabra aguda”.

La Fundéu también ha respondido a una duda sobre la grafía de los nombres propios. Su respuesta insiste en que se rigen por las mismas normas que las demás palabras, pero advierte de que “en algunos casos, quienes los llevan recurren a grafías extrañas, arcaicas o caprichosas”, y estas pueden llevar a confusión. Como especifica Las 100 dudas más frecuentes del español, creaciones lingüísticas como las que surgen de anagramas o de fusión de palabras (Ariam, anagrama de María, o Yotuel, de yo, tú, él) son aceptables si se ajustan a la norma vigente. Lo que no es descartable es que la singularidad traiga consigo la obligación de repetir y deletrear el nombre más veces de lo deseable.

Aclarado que los nombres propios sí se rigen por las normas ortográficas, vamos a recordar algunas de las reglas que deben respetar:

- En primer lugar, una muy básica: uso de mayúscula inicial independientemente de la puntuación, tanto en los nombres de pila, como en los apellidos, sobrenombres, apodos y seudónimos.

- Las preposiciones y los artículos que preceden a los apellidos se escriben con minúscula, a no ser que se cite el apellido sin el nombre, en ese caso se pone en mayúscula la inicial de la partícula que lo acompaña. Así, se escribe Fernando de la Torre o el señor De la Torre.

- En los nombres de barrios, urbanizaciones, calles o espacios urbanos, solo se escribe con mayúscula el término específico: el barrio de Nervión, la avenida Ramón y Cajal, el parque del Alamillo.

- Se escriben con mayúscula inicial todas las palabras significativas que componen la denominación completa de entidades, instituciones, organismos, etc.: Biblioteca Nacional, Universidad de Sevilla, Médicos Sin Fronteras…

- En los topónimos, los artículos se escriben con mayúscula cuando forman parte del nombre propio (El Salvador), pero de lo contrario van en minúscula (el Algarbe). En el primer caso el artículo no se contrae, mientras que en el segundo sí. En las comarcas se escriben siempre en minúscula.

- Se admite la escritura en una sola palabra de los nombres propios compuestos, que seguirán las reglas generales ortográficas: Joseluís, Mariángeles, Josemanuel, Juampablo, Joseángel, Josemilio, Mariarrosa.

- Los diminutivos de nombres propios acabados en i (Dani, Cati, Mari…) se escriben con i latina; el uso de la y es un anglicismo.  

- Los acrónimos (siglas que se leen como palabras corrientes, no deletreadas) que funcionan como nombres propios y tienen más de cuatro letras se escriben en minúscula con mayúscula inicial. En estos casos, se acentúan conforme a las normas generales (Mercosur, Unesco, Unicef, Intermón, Fundéu).

- Los únicos nombres de pila de lenguas extranjeras que se españolizan son los de los miembros de las casas reales (la princesa Diana de Gales, Luis XIV…), los de los papas (Juan Pablo II, Benedicto XVI…) y los de los santos (santa Juana de Arco), así como, en ocasiones, los de algunos autores y artistas extranjeros antiguos, como Alejandro Dumas, Julio Verne, Miguel Ángel Rafael, aunque en este caso se tiende cada vez más a emplear el nombre original.

- Los nombres transcritos de lenguas en otras escrituras (hebrea, árabe, cirílica…) han de seguir las normas del español, como Vladímir Putin.

- Los nombres propios en lengua extranjera (The Cure, The Times…) ya tienen el destacado de la mayúscula por lo que no es necesario añadirles ni comillas ni cursiva, como sí se hace con los nombres comunes extranjeros.

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