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Editorial Minúscula cumple veinte años
Dos décadas asumiendo el riesgo de editar buena literatura.
10 de julio de 2019. Estandarte
Qué: aniversario de la editorial Minúscula
Minúscula está de aniversario: cumple veinte años en la gratificante tarea de editar buena literatura. Lo hace pensando en los “lectores cautivados”, que no en los “clientes-lectores cautivos”, como señala su editora, Valeria Bergalli, en un texto a propósito de este cumpleaños, del que nos hacemos eco aquí:
“Los balances son tramposos porque al mirar atrás es inevitable hacerlo con la perspectiva del presente, que en el pasado, por supuesto, no podía tenerse. En julio se cumplirán veinte años de la mañana en que un notario de la ciudad de Barcelona dio fe del nacimiento de minúscula. Ese mismo día, tras la firma, sufrí un accidente que podría haber acabado mal: me caí por unas escaleras interminables de un restaurante cercano al Passeig de Gràcia. Semanas, incluso meses después, contaba lo ocurrido con el alivio de quien se ha salvado de milagro. Solo pensaba en el percance de las escaleras. Ahora, dos décadas más tarde, de las dos imprudencias de ese día, me doy cuenta de que de una me salvé; de la otra, quién sabe. Porque del nacimiento de minúscula podría decirse que aún no está claro si saldré ilesa. Si bien, mientras tanto, esa imprudencia ha dado algunos frutos.
Una editorial es un punto de vista sobre la literatura y el mundo. Como editora he tenido, en estos veinte años, la responsabilidad de articular ese punto de vista en un catálogo que refleja un especial interés por escritores que, en épocas decisivas, han descifrado con gran sensibilidad el signo de los tiempos. Tanto del pasado como del presente, porque una parte importante del reto que caracteriza a minúscula es reconocer también a los autores que lo hacen en la actualidad.
En estos veinte años siempre hemos apostado el todo por los «lectores cautivados» y nada por los «clientes-lectores cautivos», estos últimos piedra angular de ciertas teorías de la mercadotecnia. Hemos confiado más en el gusto y la intuición que en el marketing. Si pienso en mi experiencia como lectora, debo decir que siempre me ha gustado «descubrir» autores nuevos, coger un volumen en una librería y sorprenderme con sus páginas. Me gusta esa sensación de sorpresa y lo que más ansío es habérsela proporcionado a nuestros lectores.
Antes como ahora, una de las motivaciones principales del proyecto de minúscula es llevar adelante una iniciativa que, de forma modesta pero decidida, contribuya a poner énfasis en la literatura. […]
Decía que una parte importante de nuestro reto para los próximos años es reconocer a los autores que son capaces, en el presente, de establecer un diálogo con la contemporaneidad. Es un trabajo que ya hemos empezado. Publicar voces nuevas –o aún por establecer– es la prueba del nueve para quien edita.
Lo cierto es que los próximos años se presentan llenos de nombres con los que me hace muchísima ilusión poder contar. Algunos son de autoras o autores que ya forman parte del catálogo, a otros los publicaremos por primera vez. Estamos preparados –y, de hecho, no vemos la hora de hacerlo– para proporcionar una dosis considerable de sorpresa a nuestros queridos lectores.”
Entre esos escritores se encuentran Shirley Jackson con, por ejemplo, sus Cuentos escogidos –volumen que incluye el fantástico La lotería– o la magnífica novela de terror Siempre hemos vivido en el castillo; Giani Stuparich; Joseph Roth o Marisa Madieri, con su Verde agua, un libro maravilloso que recomendamos encarecidamente porque, como escribe Claudio Magris en su posfacio: “[…] está lleno de cosas, de personajes, de gran Historia y pequeñas historias, de acontecimientos picarescos y melancólicos, cómicos y dramáticos […]”. También hay lugar para voces más jóvenes como la de Aniela Rodríguez cuyo El problema de los tres cuerpos con la violencia que asola su país, México, podrá encontrarse en las librerías después de este verano de aniversario.
Los fondos de la editorial se organizan en distintas colecciones: Alexanderplatz (traducciones de novelas y ensayos acerca de la realidad alemana y de las áreas sobre las que esta cultura ha ejercido su influjo; entre ellas, Un viaje nada sentimental, de Albert Drach); Paisajes narrados(obras que ofrecen una perspectiva original sobre un lugar como Chilean Electric de Nora Fernández); Con vuelta de hoja (ensayos, biografías y autobiografías como Kafka va al cine, de Hanns Zischler); Tour de force (que se presenta con la ambiciosa etiqueta: “selección de la mejor literatura contemporánea”, no nos extraña que bajo ese sello estén Verde agua o Estambul de Burhan Sönmez); Micra (dedicada a textos breves y singulares, como Te me moriste, de José Luís Peixoto), y Microclimes (ediciones en catalán como Algú de Alice McDermott).
Detrás de esta organización por colecciones sobrevuela la misma pasión por la buena literatura. En su perfil de twitter, minúscula se presenta así: “No somos una editorial infantil, pero desde 1999 hacemos libros disfrutando como niños”. Sin duda, desde su sede en Barcelona, sin estridencias y casi en voz baja (como le gusta hacerlo, de ahí que se bautizara con la letra pequeña), esta editorial logra contagiar ese disfrute. Por eso nos alegramos tanto de que cumpla veinte años y confiamos en que sean muchos más, cargados de esos libros que ansían los lectores cautivados.
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