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Los independientes critican a la FILSA

Autores y editores, en contra de cobrar al público visitante.

28 de octubre de 2015. Estandarte.com

Qué: polémica entre la Feria Internacional del Libro de Santiago (FILSA) y los autores y editores independientes. Cuándo: entre el 22 de octubre y el 8 de noviembre de 2015. Dónde: Centro Cultural Estación Mapocho, en Santiago de Chile.

La última edición de la Feria Internacional del Libro de Santiago (FILSA) va camino de saldarse con polémica. Las editoriales independientes han arremetido contra el carácter «elitista» de la feria, organizada por la Cámara Chilena del Libro, que decidió cobrar por las invitaciones a presentaciones de libros.

Las críticas se iniciaron en la actividad de lanzamiento de Rabiosa, de Gustavo Bernal, publicado por la editorial Librosdementira, que forma parte de la Cooperativa de Editores de la Furia. A Bernal se le permitió entrar gratis en su propia presentación, pero un empleado de la FILSA exigió el pago de la entrada a los invitados que le acompañaban. Al descontento público de Bernal se sumó la protesta de la Cooperativa de Editores de la Furia, que decidió cerrar su estand ese día de forma anticipada.

Además del cobro de entrada por parte de la FILSA, los editores independientes de Chile consideran que han sufrido «otra serie de sucesos y actitudes hostiles hacia nuestros miembros por parte del equipo de producción de la Cámara Chilena del Libro». Por su parte, la propia Cámara achaca el cobro de entradas a «una falta de información». «Hubo gente que llegó con su invitación», ha declarado su presidente, Alejandro Melo, «quiso canjearla y por error de información se dirigió a la boletería que no correspondía y la boletería no estaba informada».

Los editores independientes de Chile denuncian que el «fomento al lector» promocionado desde la FILSA es «una farsa». El escritor Gustavo Bernal considera que existe «algún tipo de bloqueo, de boicot, de tratar de invisibilizar a las editoriales pequeñas». Otros editores y escritores han calificado el evento de «supermercado del libro» y actividad destinada a «la élite chilena», destruyendo a «las editoriales artesanales» con la «lógica de ganar plata como sea». 

Además de la contradicción de aspirar a fomentar la lectura mientras se cobra entrada, obligando a gastar dinero antes siquiera de haber comprado un libro, la polémica entre la organización de la FILSA y los editores independientes aumenta la distancia entre dos formas distintas de comprender el mundo del libro. La posible salida de la Cooperativa de Editores de la Furia de la FILSA puede ser una de las consecuencias, sin que todavía haya finalizado la edición de este año.

 

 

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