León Felipe, el poeta caminante

11 de abril de 2024. Estandarte.com

La vida de León Felipe estuvo marcada por el eterno viaje desde su niñez. Nació en Tábara (Zamora) el 11 de abril de 1884; dos años después se trasladó con su familia a Sequeros (Salamanca); y apenas siete más tarde a Santander.

La vida profesional de su padre, notario, marcaba cada cierto tiempo el emplazamiento del hogar familiar y determinaba, aún sin saberlo, el destino itinerante del futuro poeta.

El verdadero nombre de León Felipe fue León Camino Galicia. Hijo de Higinio Camino de la Rosa y Valeriana Galicia Ayala, fue miembro de una familia numerosa compuesta por cinco hermanos más.

El poeta siempre recordaría con afecto su origen y la impronta de las gentes y paisajes castellanos en su obra, como en estos versos de ¡Oh, este viejo y roto violín!, escritos cuando ya había cumplido 80 años:

¿Quién ha dicho que yo no soy español? / ¡Soy español! / Tal vez soy el español desconocido.../ Me echaron un día de la casa, / dijeron que yo era la oveja negra de la familia, / y nadie se ha acordado ya de mí. / Pero soy español... Nací en Castilla

En Santander, el joven León Felipe realizó sus estudios escolares y de bachillerato. Y en 1900 inició su formación universitaria. León, ya por entonces con una fuerte vocación teatral e interés en conocer a sus ídolos literarios, escogió la carrera de Farmacia (la más breve de las que se cursaban entonces).

Completó el primer año preparatorio en Valladolid, pero consiguió continuarlos en la Universidad Central de Madrid, donde se licenció en 1905. Con la excusa de realizar el doctorado, León Felipe permaneció en la capital hasta finales de 1907, participando en su ambiente literario, asistiendo a estrenos teatrales y descubriendo la obra de Shakespeare, que más tarde adaptaría.

A su vuelta a Santander, León Felipe abrió dos farmacias, sin éxito. Su padre falleció en marzo de 1908 y, agobiado por la deuda de un crédito que le había permitido establecerse y la presión familiar, el joven abandonó todo en noviembre de 1912 para unirse a una compañía de cómicos.

Durante dos años recorrió ciudades como Barcelona, Valencia y Madrid, donde fue finalmente detenido y enviado a Santander para ser juzgado por un fraude en el alquiler de su farmacia. León Felipe fue condenado a un año y ocho meses de prisión. Allí leyó El Quijote e inició su carrera literaria, con la escritura de unos sonetos. Tras su puesta en libertad a mediados de 1916, retomó su actividad farmacéutica una temporada en Balmaseda (Vizcaya), donde residía su hermana y donde publicaría su primer poema.

En 1918, León Felipe se instaló de nuevo en Madrid, donde alternó una vida entre la indigencia y la subsistencia gracias a diversas traducciones y sustituciones temporales en farmacias de Toledo y Ávila. En el verano de 1919 aceptó la regencia de la de Almonacid de Zorita (Guadalajara), donde adoptaría el nombre literario definitivo de León Felipe y escribiría parte de su primer libro, editado un año después con el título Versos y oraciones de un caminante, bien acogido por la crítica.

Entre 1920 y 1922, León Felipe trabajó como administrador de hospitales en la colonia de Guinea Ecuatorial. Pudo haber continuado su labor, pero decidió emigrar a México, donde residían dos de sus hermanas y logró impartir clases en la Escuela de Verano de la Universidad de México. Allí conocería a Berta Gamboa, profesora de español en Estados Unidos, con quien contraería matrimonio en 1923 en Nueva York.

Trabajando como lector y profesor de español en EEUU, León Felipe retomó su actividad literaria. También allí coincidió con Federico García Lorca antes de regresar a México (donde escribiría Drop a star) y, en distintas ocasiones, durante la Segunda República, a España (donde Gerardo Diego incluiría sus poesías en su segunda Antología de poetas contemporáneos, editada en 1934).

Tras una breve estancia en Panamá como profesor y agregado cultural de la embajada, León Felipe volvió a Madrid tras el estallido de la Guerra Civil. Escribió La insignia, donde criticó la división republicana y finalmente abandonó el país desde Barcelona a últimos de 1937, rumbo a París, primero, y México después (durante la travesía marítima hacia América redactaría El payaso de las bofetadas). En el país azteca escribió Español del éxodo y del llanto, El hacha, El gran responsable y Ganarás la luz y se elevó como un referente para los exiliados republicanos españoles.

Aún recorrería León Felipe gran parte de América Central y del Sur impartiendo conferencias, recitando poemas y publicando, entre otras, su Antología rota, antes de asentarse definitivamente en México, escribiendo (Llamadme publicano), traduciendo y adaptando cuentos literarios a guiones para televisión.

El ciervo y ¡Oh, este viejo y roto violín!, fueron las dos últimas grandes obras que escribió antes de su fallecimiento, el 18 de septiembre de 1968, once años después de la muerte de su esposa Berta, que le sumió en una profunda melancolía. Con él desaparecía "Uno de los hombres más puros. Uno de los poetas más buenos de España", en palabras de Rafael Alberti, recogidas en un artículo que publicó El País el 4 de mayo de 1976.