Pasión por leer. Pasión por escribir.

Portada > Noticias > Autores > ¿Quién fue Sylvia Plath?

¿Quién fue Sylvia Plath?

Recordamos a una de las poetas más célebres del siglo XX.

27 de octubre de 2023. Estandarte.com

Qué: Sylvia Plath nació el 27 de octubre de 1932.

La leyenda ha devorado a muchos escritores, en especial a aquellos con un final trágico. Las piedras en los bolsillos de Virginia Woolf, el haraquiri de Mishima, el paseo al mar de Alfonsina Storni... o la cabeza en el horno de Sylvia Plath. Sin embargo, la autora de Ariel es más que una poeta suicida. Aprovechamos que hoy habría cumplido años para recordarlo.

[Te puede interesar: La poesía de Sylvia Plath]

Sylvia Plath nació en Boston (Estados Unidos) el 27 de octubre de 1932. Hija de un profesor de universidad —el entomólogo Otto Plath—, la muerte temprana de su padre marcó toda su obra. Para entonces, la pequeña Sylvia ya ha escrito sus primeros poemas, que publica en los diarios locales.

Nunca deja de escribir: sus cuentos y sus poemas aparecen en revistas literarias, y a los veinte años obtiene un premio universitario de ficción de Mademoiselle, que le permitiría trabajar en la revista durante un verano. Esta experiencia nutriría La campana de cristal (1963), publicada con el seudónimo de Victoria Lucas, y que también reflejó su primer intento de suicidio: ocurrió durante su primer año de universidad. Después de ingresar en un hospital psiquiátrico, se graduó en 1955.

Con una beca Fulbright, Plath viajaría a la Universidad de Cambridge, donde continuó escribiendo poesía. Allí conoció a Ted Hughes, un poeta inglés que ya gozaba de cierta fama, con quien contrajo matrimonio al poco tiempo: en el verano de 1956, apenas unos meses después de la llegada de Sylvia Plath a Reino Unido. Juntos regresarían a Estados Unidos, donde vivieron hasta 1959: ambos impartían clases en la universidad, y Plath asistió en Boston a los cursos de poesía de Robert Lowell. No solo sus enseñanzas modificaron la visión que Plath tenía de la poesía, sino que dos encuentros resultaría tanto o más influyentes en su escritura: los que tuvo con Anne Sexton, compañera del taller de Lowell, y con W. S. Merwin.

[Te puede interesar: La prosa de Sylvia Plath]

El matrimonio Hughes-Plath emprendería la vuelta a Reino Unido cuando ella quedó embarazada de Frieda, su primera hija. Primero en Londres, después en un pueblo cercano a Devon, Plath se convierte en madre mientras publica su primer libro de poemas, El coloso (1961). Después de dar a luz a su segundo hijo, Nicholas, Sylvia Plath y Ted Hughes se separan por las infidelidades de él, que ya mantiene una relación paralela con la también escritora Assia Wevill. Plath y sus dos hijos se mudan a Londres, pero la situación emocional y económica de la escritora puede con ella, y termina suicidándose el 11 de febrero de 1963.

[Te puede interesar: Los dibujos de Sylvia Plath]

Ted Hughes se convertiría en el editor de su exesposa, destruyendo la parte de sus Diarios correspondiente a la convivencia del matrimonio —también quemó muchos poemas—, y alterando el orden que Plath había previsto para Ariel (1965), su obra magna. Los Poemas completos de Sylvia Plath, publicados en 1982, la convirtieron en la primera poeta en ganar el Premio Pulitzer de manera póstuma. Plath fue autora de novelas, diarios, libros infantiles, guiones para radio y, por supuesto, libros de poemas. Su trabajo, marcado por un extremo cuidado estilístico, y con un potente trasfondo feminista, supera cualquier tópico más allá de la literatura.

 

Filo

La mujer alcanzó la perfección.
Su cuerpo

 

muerto tiene la sonrisa de la consumación,
la ilusión de una fatalidad griega

 

fluye en los pliegues de su toga,
sus pies

 

descalzos parecen decir:
hasta aquí llegamos, se acabó.

 

Cada niño muerto, serpiente blanca,
cada ínfimo

 

cántaro de leche, ahora vacío.
Ella los atrajo

 

de nuevo para su cuerpo como pétalos
de una rosa que se cierra cuando el jardín

 

se petrifica y las fragancias sangran
en las gargantas dulces, profundas, de la flor nocturna.

 

La luna no tiene por qué estar triste
mientras observa desde su cofia ósea.

 

Está habituada a este tipo de cosas.
Sus lutos crujen y se arrastran.

 

(traducción de María Negroni.)

Comentarios en estandarte- 0