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Robert A. Heinlein: el ex militar que escribió la biblia hippie
Heinlein inspiró a un asesino serial y le prestó dinero a todo el mundo.
29 de septiembre de 2024. Iván de la Torre
Qué: Biografía de Robert Anson Heinlein
Robert Anson Heinlein (1907-1988) fue considerado el escritor de ciencia ficción más importante del mundo desde que publicó su primer cuento, a los 32 años, algo que generó un inmenso rencor en el siempre envidioso Isaac Asimov: “Desde el momento de su aparición, el mundo de la ciencia ficción, atónito, lo aceptó como su mejor escritor, y mantuvo este privilegio durante toda su vida”.
Lo curioso es que, en realidad, Heinlein no tenía pensado dedicarse a la literatura, lo que realmente le interesaba era hacer una carrera en el ejército, donde se graduó en 1929, pero debió dejar el servicio activo en 1934, tras contraer tuberculosis.
Durante cinco años, probó diferentes trabajos, incluyendo una breve incursión en la política, pero todos sus proyectos fracasaron y, desesperado por la situación, decidió probar suerte en la literatura escribiendo un relato llamado Línea de vida (1939), sobre un hombre que puede predecir exactamente cuándo morirá una persona.
El cuento fue comprado por John W. Campbell, editor de Astounding, la revista más importante del género, y Heinlein se convirtió, de inmediato, en el líder y referente del grupo de escritores que renovaría la ciencia ficción en los años 40, integrado por figuras como Theodore Sturgeon, Clifford D. Simak y un adolescente Isaac Asimov.
En muy poco tiempo, Heinlein publicó una serie de relatos que consolidaron su fama, incluyendo clásicos como Solución insatisfactoria (1941), La desagradable profesión de Jonathan Hoag (1942), Las verdes colinas de la Tierra (1947) y El hombre que vendió la Luna (1949), donde muestra su amor por los espíritus independientes y la iniciativa individual frente a un estado opresivo y una burocracia paralizante.
En esos primeros cuentos cortos Heinlein introdujo todo lo que había aprendido en sus anteriores trabajos y, cuando desconocía detalles específicos, investigaba profundamente el tema, algo que remarcó el crítico Damon Knight: “La obra de Robert proviene de su propia experiencia, en una medida superior a la que cualquier persona puede imaginarse y, cuando no sabe algo por sí mismo, no opta por adivinarlo: lo indaga a base de esfuerzos. Sus relatos están llenos de los detalles precisamente correctos, el producto de una laboriosa investigación. Algunas historias se basan en su propia vida. No es difícil encontrar ejemplos: La pericia en las luchas cuerpo a cuerpo de los héroes de relatos tales como Golfo y Ruta de Gloria. El propio Heinlein es un experto en tiro, espada y lucha libre. La heroína pelirroja y de increíbles habilidades de Titán invade la Tierra y otras obras de Heinlein. La pelirroja esposa de Heinlein, Ginny, es química, bioquímica, ingeniero de pruebas en aviación y horticultora experimental. Ginny obtuvo diplomas de la Universidad de Nueva York en deportes tales como la natación, buceo, baloncesto y hockey sobre hierba, y se convirtió en una figura del patinaje tras su graduación; habla correctamente siete idiomas, y está aprendiendo el octavo. La longevidad de las familias en Los hijos de Matusalén. Cinco de los seis hermanos y hermanas de Heinlein viven todavía. Al igual que su madre: ochenta y siete años, ‘delicada, pero con una tremenda vitalidad y capacidad mental’”.
Knight agrega: “Bob es un moralista hasta la médula; cree firmemente en la intrepidez, el honor, la autodisciplina, el sacrificio personal por amor o deber. Sobre todo, es un liberal”.
Heinlein explicaba muy bien su postura política: “Cuando gobierno o, en el mismo sentido, cualquier Iglesia, se decide a decir a sus súbditos: No debes leer esto, no debes ver lo otro, está prohibido que conozcas eso, el resultado final es la tiranía y la opresión, no importa cuán sagrados sean los motivos. Se necesita muy poca fuerza para controlar a un hombre cuya mente ha sido adormecida; por el contrario, no hay fuerza capaz de controlar a un hombre libre, a una persona cuya mente es libre. Ni el potro de tormento, ni las bombas de fisión, ni nada… no se puede conquistar a un hombre libre; lo más que puede hacerse es matarlo”.
Sin embargo, aunque siempre mantuvo su postura de apoyo a los espíritus independientes e individualistas que se oponen a cualquier tipo de control estatal, Heinlein se volvería más conservador con el cambio de década, algo que, con mucha malicia, registró Asimov en sus venenosas memorias: “Aunque durante la guerra fue un liberal convencido, nada más finalizar ésta se convirtió en un conservador reaccionario e inamovible. Eso sucedió en el mismo momento en que sustituyó a una esposa liberal, Leslyn, por otra conservadora y reaccionaria, Virginia”.
El cambio en la postura política de Heinlein se nota en las dos obras más importantes que publica en los años cincuenta: en 1951 aparece Amos de títeres, sobre una invasión de babosas extraterrestres que se pegan a la nuca de los seres humanos y le roban su voluntad: la obra fue leída como un apoyo implícito a la caza de brujas anticomunista encabezada por el senador McCarthy, donde se sospechaba que cualquier persona (incluyendo importantes políticos) podían haber sido “contaminados” por ideas marxistas para propagar las ideas de Stalin; en 1959 publica Tropas del espacio, sobre una sociedad donde solo consiguen “ciudadanía plena” las personas que cumplen el servicio militar, se romantiza el brutal entrenamiento que sufren los reclutas y se justifica la necesidad de aplicar castigos físicos para combatir la delincuencia juvenil (“No comprendo esas objeciones al castigo cruel y extraordinario. Aunque un juez haya de ser benévolo en sus propósitos, su sentencia, ha de hacer que el criminal sufra o no hay castigo, y el dolor es el mecanismo básico, innato en nosotros merced a millones de años de evolución, que nos salvaguarda al avisarnos de que algo amenaza nuestra supervivencia. ¿Por qué ha de negarse la sociedad a utilizar un mecanismo de supervivencia tan altamente perfeccionado? Sin embargo, ese período estaba dominado por las teorías pseudo-psicológicas y pre-científicas”).
Heinlein además expresa, nuevamente, su postura política al comparar a las “chinches”, el enemigo extraterrestre que invade la Tierra, con el comunismo: “Las Chinches ponen huevos. Y no sólo los ponen, sino que los retienen como reserva y los incuban cuando los necesitan. Si matábamos a un guerrero, o a mil, o a diez mil, los que debían reemplazarles eran incubados y puestos en servicio casi antes de que nosotros volviéramos a la base. Cada vez que matábamos mil Chinches a costa de un I.M. era como una victoria para ellos. Nosotros aprendíamos, ¡y a qué precio!, cuán eficiente puede ser un comunismo total si lo utilizan gentes adaptadas realmente a ello merced a la evolución. A los comisarios Chinches no les importaba más el perder soldados que a nosotros emplear municiones”.
Heinlein redobló la apuesta con Forastero en tierra extraña (1961), posiblemente su libro más popular y polémico, que se convertiría en una biblia del movimiento hippie e “inspiraría” algunas de las ideas más radicales del asesino serial Charles Manson.
La novela cuenta la historia de Valentine Michael Smith, un joven criado en Marte que visita la Tierra por primera vez: «Smith no es un hombre. Es una criatura inteligente, con los genes y los antepasados de un hombre, pero no es un hombre. Es más un marciano que un hombre. Hasta que llegamos nosotros, nunca había posado los ojos en un ser humano. Piensa como un marciano, siente como un marciano. Ha sido criado y educado por una raza que no tiene nada en común con nosotros. Una raza que ni siquiera tiene sexo. Smith nunca ha puesto los ojos en una mujer… ni siquiera ahora, si mis órdenes han sido cumplidas. Es un hombre por ascendencia, pero un marciano por medio ambiente. Ahora, si quieren ustedes volverle loco y estropear ese hallazgo de un tesoro de información científica, llamen a sus profesores de cabeza cuadrada y déjenles que lo sacudan de un lado para otro. No le concedan ni la más remota posibilidad de recuperarse y fortalecer su cuerpo y acostumbrarse al manicomio que es este planeta. Simplemente sigan adelante y estrújenlo como una naranja”.
Valentine protagoniza una extraña serie de aventuras en la Tierra que le permiten a Heinlein expresar su punto de vista sobre la religión, el capitalismo, la política, la sociedad, el sexo y el amor libre.
El inmenso éxito de esta novela y su influencia en la cultura juvenil hizo imposible etiquetar a Heinlein, especialmente cuando comenzaron a conocerse historias de autores, con ideas políticas completamente diferentes a la suya, a los que ayudó sin dudarlo cuando se enteró que estaban en serias dificultades económicas.
Ted Sturgeon y Philip K. Dick fueron los primeros en revelar el apoyo que les brindó el escritor, dándoles dinero y ánimo en momentos en que se encontraban en graves problemas.
El autor de Ubik reveló: “Hace varios años, cuando yo estaba enfermo, Robert me ofreció su ayuda, cualquier cosa que pudiese hacer, y no nos conocíamos; me telefoneaba para animarme y ver cómo me iba. Él quería comprarme una máquina de escribir eléctrica, —que Dios lo bendiga—, es uno de los pocos caballeros de verdad en este mundo. No estoy de acuerdo con ciertas ideas que desarrolla en su obra, pero no importa. En una ocasión en la que yo le debía mucho dinero a Hacienda y no podía conseguirlo, Heinlein me lo prestó. Tengo muy buena opinión de él y de su esposa; a ellos les dediqué un libro como muestra de aprecio. Heinlein es un hombre bien parecido, realmente impresionante y muy militar en su postura; se puede decir que tiene una apariencia militar, incluso en su corte de pelo. Él sabía que yo era un friki desquiciado y aun así nos ayudaba a mí y a mi esposa cuando teníamos dificultades”.
Tras consolidar su inmenso éxito profesional con un nuevo premio Hugo por su novela “La luna es una cruel amante” (1967), Heinlein comenzó a sufrir problemas de salud y, en 1970, casi pierde la vida por una peritonitis.
Su recuperación se alargó durante varios años y requirió múltiples transfusiones de sangre, pero esto no impidió que siguiera trabajando y, en 1973, publicó “Tiempo para amar”, una novela protagonizada por Lazarus Long, su personaje más conocido, una recreación ficcional de su propia personalidad, al que describe como “un bárbaro y un bribón de cabello rojizo, nariz grande, aire desenvuelto y atractivo y un asomo de agresividad en los ojos verdegrises, con gran audacia, la capacidad de mentir de forma convincente y un gusto infantil por la aventura, con el raro don de saber extrapolar las posibilidades de una determinada situación y deformarla acto seguido para adecuarla a sus objetivos».
La novela le sirve a Heinlein para volver a tratar sus temas favoritos, incluyendo el individualismo, la búsqueda de la libertad, el amor y la política.
En 1978, la situación personal del escritor volvió a complicarse por una obstrucción en una arteria carótida que lo obligó a ser internado de urgencia para realizarle un by-pass.
Sin embargo, productivo como siempre, tras superar este problema, Heinlein volvió a escribir y, en apenas 8 años, publicó 5 novelas más: El número de la bestia (1979); Viernes (1982); Job: Una comedia de Justicia (1984); El gato que atraviesa las paredes (1985); y Viaje más allá del crepúsculo (1987).
El escritor falleció en 1988, a los 81 años, y su colega Samuel R. Delaney lo despidió sintetizando su enorme influencia tras cuatro décadas de trabajo incesante y siempre provocador: “Los críticos que intentan lidiar con la influencia de Heinlein se percatan de que tratan con un objeto como el cielo o un océano”.
Comentarios en estandarte- 2
1 | Luz María Mikanos
05-07-2024 - 03:09:13 h
Interesantísimo relato, que descubre un montón de detalles poco conocidos y ampliamente explicados en este artículo, que aplaudo de pie. Felicitaciones al autor y a quien tuvo e privilegio de darle el espacio
para publicarlo.
2 | Ivan
05-07-2024 - 19:26:42 h
Muchísimas gracias por tus generosos comentarios, querida Luz!