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Homenaje a Jorge Semprún en Biriatou

El escritor cumplirá así su sueño de descanso fronterizo.

22 de noviembre de 2011. Estandarte

Qué: Homenaje a Jorge Semprún en Biriatou Cuándo: 26 de noviembre de 2011

El próximo 26 de noviembre se celebrará un homenaje a Jorge Semprún en el municipio vascofrancés de Biriatou, donde una vez soñó Semprún que descansarían sus restos mortales. A las 11 de la mañana del 26 de noviembre, ese deseo se hará realidad. Un grupo de amigos de Jorge Semprún, junto con su familia, se reunirán en esta ciudad situada sobre el río Bidasoa, cerca de su desembocadura, para cumplir la última voluntad del autor de Adieu, vive clarté y tantas otras obras inolvidables.

Durante la ceremonia, presidida por el alcalde de Biriatou, se inaugurará en honor de Jorge Semprún una estela realizada por el artista Eduardo Arroyo. De este modo su memoria se perpetuará en este lugar fronterizo entre la España de su nacimiento y la Francia de su elección, patria posible de los apátridas y símbolo de su fidelidad última al exilio.

Entre los nombres que firmarán el texto de este homenaje figuran Philippe Abastado, Joaquín Almunia, Frank Appréderis, Plácido Arango, Claudio Aranzadi, Eduardo Arroyo, Carmen Claudín, Costa Gavras, Felipe González, Raymond Levy, Florence Malraux, Beatriz de Moura, Javier Pradera, Michel Piccoli, Bernard Pivot, Javier Solana, Carlos Solchaga, Mario Vargas Llosa y muchos otros amigos.

En sus memorias Adiós, luz de los veranos (páginas 213 y 214) expresó de esta manera tan hermosa su deseo de descansar para la eternidad en Biriatou.

¿Fue aquella tarde, durante esos momentos de efusivo silencio junto a Eve en la terraza de Biriatou, cuando afloró por primera vez a mi mente el deseo de que me enterraran allí, en el pequeño cementerio arrimado a una rústica y agreste iglesia?

En cualquier caso, si no temiera incomodar a mis derechohabientes, herederos o ejecutores testamentarios, o complicarles la vida exigiéndoles gestiones administrativas sin duda largas y cargantes, pediría que me enterrasen en el pequeño cementerio de Biriatou. En ese lugar fronterizo, patria posible de los apátridas, entre los dos ámbitos a los que pertenezco -el español, que es de nacimiento, con toda la perentoriedad, a veces abrumadora, de lo que cae de su propio peso; el francés, que es electivo, con toda la incertidumbre, a veces angustiosa, de la pasión-, en la vieja tierra de Euskal Herria. Ése es el lugar, a mi entender, que mejor perpetuaría mi ausencia.

Es más, si me dejara llevar por ese deseo profundo, de cuya inconveniencia me hago perfecto cargo, o al menos de los inconvenientes que supondría para quienes se creyesen obligados a ejecutarlo, pediría asimismo que mi cuerpo fuera envuelto en la bandera tricolor -rojo, gualda, morado- de la República.

No sería una toma de posición política, ¡en absoluto! Estoy convencido de que la monarquía parlamentaria es hoy por hoy, habida cuenta de las circunstancias políticas españolas, el mejor sistema posible para garantizar la democracia, para mantener la imprescindible cohesión de los diferentes componentes nacionales de España; la mejor forma de desarrollo de la res publica, en definitiva.

La bandera de la República envolviendo mi cuerpo no contradiría un ápice esas certezas. Simbolizaría, sencillamente, una fidelidad al exilio y al mortífero dolor de los míos: aquellos en quienes no dejo de pensar, aún hoy, en la terraza umbrosa de Biriatou, cuando regreso allí. 

Comentarios en estandarte- 1

1 | hector soto criado 23-11-2011 - 15:07:54 h
JORGE SEMPRUM? ¿Cuántos sus escritos leer lo pudieron? En el largo transcurso de la vida Donde la recreación fue compartida Y llenos de emoción se entretuvieron Gozando la vida algunos se fueron Otros con el alma muy comprimida Solo lloraron, la triste partida Del Escritor, que siempre lo quisieron Y como resoluto abanderado Y por amor, que a los países quiso Sus deseos, de todo enamorado Fue, el de ser llevado con permiso Y sin lujos, poder ser enterrado En el límite del país fronterizo