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Biografía de Isabel Allende

Una cazadora de historias que narra para recordar y superar.

15 de enero de 2024. Estandarte.com

Qué: Biografía de Isabel Allende

Biografía de Isabel AllendeIsabel Allende es chilena con nacionalidad norteamericana, pero nació en Lima (Perú) el 2 de agosto de 1942, allí estaba destinado su padre, Tomás Allende, diplomático chileno y primo de Salvador Allende.

Cuando Isabel tenía tres años su padre les abandonó y su madre, Francisca Llona (conocida como Doña Panchita), consiguió anular el matrimonio y regresar a Chile, a Santiago, con sus tres hijos. Allí, Doña Panchita se casó con Ramón Huidobro, diplomático de carrera, lo que llevó a la familia a vivir temporalmente en Bolivia y en Líbano. Ese ir y venir será una constante buena parte de su vida. También ha vivido en Bélgica, Suiza, Venezuela, España y Estados Unidos.

Su primera vuelta a Chile fue en 1958. Con solo 16 años empezó a trabajar para la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Santiago; colaboraba en prensa (revista feminista Paula, publicaciones infantiles, artículos de humor), condujo un programa de televisión y se animó a escribir teatro y algún cuento infantil. En 1962 se casó con Miguel Frías, padre de sus dos hijos: Paula y Nicolás.

Tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 –que termina con democracia en Chile y con la vida de su tío–, se ve obligada a emigrar a Caracas. Allí escribió para el diario El Nacional y trabajó en un colegio. En 1981 se enteró de que su abuelo se está muriendo y empezó a escribirle una carta. Esa carta es el germen de La Casa de los Espíritus, su primera novela, publicada en 1982, y que con la historia de la familia Trueba marca el inicio de su fabulosa carrera como narradora. Las cifras hablan por sí solas: más de 20 novelas, 74 millones de ejemplares vendidos y traducidos a más de 42 idiomas. A esa novela le siguen, entre otros libros, Eva Luna, Cuentos de Eva Luna, El plan infinito, De amor y de sombra, Paula, Afrodita, Hija de la fortuna, Retrato en sepia, Mi país inventado, El zorro, Inés del alma mía, La suma de los días, la trilogía «Las memorias del Águila y el Jaguar» (integrada por La Ciudad de las Bestias, El Reino del Dragón de Oro y El Bosque de los Pigmeos, dirigida al público infantil y juvenil), La isla bajo el mar, El juego de Ripper, Más allá del invierno Largo pétalo de mar.

En sus libros el realismo mágico se codea con la crónica periodística, se cuelan la realidad latinoamericana, la política, el amor, la libertad, la memoria. Sobre todo, se cuela su vida. Hay dos con una carga autobiográfica mayor: Paula, especialmente conmovedor, y La suma de los días. En Paula se entrelazan su historia y la de su hija, a la que acompañó mientras estaba en coma y a quien interpela. El libro se publicó en 1994, dos años después de la muerte de Paula. La suma de los días también está concebido como una carta dirigida a Paula y en ella vuelve a escarbar en su familia, habla de personajes literarios, de pérdidas, de adicciones, divorcios (Isabel Allende se ha casado tres veces y divorciado dos: tras separarse de Miguel Frías, estuvo casada durante 27 años con Willie Gordon y en 2019 se casó con Roger Cukras), de una historia de amor entre un hombre y una mujer maduros…

En honor a su hija, la escritora crea en 1996 la Fundación Isabel Allende para, como indica en su página web, “apoyar programas que promueven y preservan los derechos fundamentales de las mujeres y los niños para que sean protegidos y fortalecidos.” La sede de esta fundación está en Sausalito (San Francisco).

Isabel Allende reside en California y, desde 2003, es ciudadana estadounidense. Pero no ha roto sus lazos con Chile. Pudo regresar en 1990 cuando el país volvió a ser una democracia y ella fue a recoger el Premio Interamericano de Cultura Gabriela Mistral. Desde entonces, ha recibido un sinfín de reconocimientos, entre los que se encuentran el Premio Nacional de Literatura de Chile en 2010, el Premio Hans Christian Andersen en 2012 o el National Book Award en EE UU en 2018.

Escribe en español –por lo menos, sus obras de ficción–, durante diez o doce horas al día; da clases y se describe como una cazadora de historias que se inspira en los que lee en los periódicos, lo que oye, en su familia (la Clara del Valle de La Casa de los Espíritus le debe mucho a esa abuela que experimentaba con la telepatía y hablaba con los espíritus)… Utiliza un símil maravilloso para hablar de la elaboración de una novela: un tapiz de muchos colores. «Se avanza lentamente bordando por el revés, con un patrón en la mente, pero cuando lo das vuelta puede ser que encuentres otra cosa, muy diferente. Es una experiencia fascinante, porque tiene vida propia.», como cuenta en una entrevista colgada en su web. También en ese texto reconoce muchísimas influencias: García Márquez, Borges, Tolstoi, Austen, las hermanas Brontë, Wilde… Nombra a muchos –muchísimos– y se detiene con pasión en Las Mil y Una Noches y en las feministas americanas y europeas «que me dieron un lenguaje articulado para expresar la rabia que sentía contra el patriarcado en que vivimos.»  

Mima el lenguaje, ese que aprendió a amar de la mano de su abuelo y que su trabajo periodístico le ayudó a dominar y perfeccionar. Toda su vida se ha dedicado a contar historias; historias con las que, como acaba de reconocer el Premio Liber 2020, es capaz de llegar a lectores de todo el mundo y de todas las edades. Esta narradora excepcional hace que todo fluya y parezca fácil mientras cumple con su propia necesidad, la que reconoce en su web: «Escribo porque necesito recordar y superar. Es a partir de la memoria y un sentimiento de pérdida que la pasión de crear surge. Cada libro es un acto de amor, una ofrenda que preparo con gran cuidado, con la esperanza de que será bien recibida».

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