Pasión por leer. Pasión por escribir.

Portada > Noticias > Autores > James Tiptree Jr.: la ex agente de la CIA que se consagró en la ciencia ficción disfrazada de hombre

James Tiptree Jr.: la ex agente de la CIA que se consagró en la ciencia ficción disfrazada de hombre

Artista gráfica, pintora y crítica de arte antes de sumarse, en 1942, al ejército de Estados Unidos.

23 de febrero de 2025. Iván de la Torre

Qué: Biografía de James Tiptree Jr.

Alice Bradley Sheldon (1915-1987) tuvo una vida muy intensa: fue artista gráfica, pintora y crítica de arte antes de sumarse, en 1942, al ejercito de Estados Unidos, donde formó parte del departamento de Inteligencia; en 1945 se casó con Huntington D. Sheldon y siete años después, en 1952, la pareja fue invitada a formar parte de la CIA.

En 1955, Alice renunció a su trabajo para regresar a la Universidad, donde se doctoró en Psicología Experimental; finalmente, en 1967, adoptó el nombre de James Tiptree Jr., un pseudónimo que la haría famosa, combinando el nombre genérico James, con el apellido Tiptree Jr., que leyó en un frasco de mermelada.

La escritora remarcó: “Un nombre masculino me parecía una buena manera de camuflarme. Sentía que un hombre pasaría más desapercibido. Había tenido demasiadas experiencias en mi vida en ser la primera mujer en una ocupación determinada”.

Ten Thousand Light-Years From Home, de James Tiptree Jr.Durante más de una década, de 1966 a 1977, cuando aparecieron sus mejores cuentos y se consolidó como una de las figuras más importantes de la ciencia ficción norteamericana al ganar los grandes premios del género, Sheldon mantuvo su identidad en secreto, hasta que finalmente se conoció la verdad.

La escritora sabía que, tarde o temprano, pasaría algo así y le había confiado a su amiga Úrsula K. Le Guin: “Al escribir esto siento que estoy poniendo una amistad grande y sincera al borde del abismo, a punto de caer para siempre en la oscuridad. Sin embargo –y esto es importante– nunca te he escrito otra cosa que la pura verdad, no hubo planificación ni intención de engañar, salvo en la firma que durante más de ocho años se ha convertido en poco más que otro apodo. Todo lo demás es mi auténtico yo. El caso es que soy una mujer de sesenta y un años llamada Alice Sheldon –me llaman Ali–, de temperamento solitario pero casada desde hace 37 años con un buen hombre bastante mayor, que no lee mis cosas, pero le parece estupendo que las escriba. Todo lo demás es cierto: el ejército, los negocios, el gobierno, el mundo académico […] Tal vez querrías saber qué aspecto tengo. Mido 1,73, pelo rubio oscuro con algunas canas, delgada, vagos recuerdos de una joven que sonreía mucho y a la que llamaban guapa se adivinan todavía bajo 61 años de flacura y arrugas. Llevo sobre todo pantalones de pana azul claro o tostados, camisas o jerséis de cuello de cisne, las uñas limadas, tapa baja, pasión por la jardinería. […] Cuando me arreglo para salir caracoleo un poco, como un caballo de peluche. Me embadurno de Chanel 19 o Joy o Diorissima. (Los aromas importan). Fumo; últimamente como el proverbial carretero. Me defiendo con los destornilladores. Me enamoro de la gente cuyo trabajo o cuya alma admiro. Así que ahora ya lo sabes… Pero lo curioso es que te juro que Tiptree tiene una curiosa realidad propia. El nombre se me ocurrió mirando un frasco de mermelada en la sección de alimentos importados de Giant. Tal vez James estaba allí, esperando la encarnación. Nunca te escribí nada más que la verdad exacta, no hubo ningún cálculo ni intención de engañar, más que la firma que a lo largo de 8 años se convirtió en un apodo más; todo lo demás soy simplemente yo”.

The voice that murmurs in the darkness, de James Tiptree, Jr.En esa década prodigiosa, Sheldon, bajo el pseudónimo de James Tiptree Jr., produjo un conjunto de historias cortas que tuvieron un inmenso impacto en el género, incluyendo grandes clásicos como El último vuelo del doctor Ain (1969), sobre un científico que crea un virus para acabar con toda la humanidad; Y me desperté y me encontré en una fría colina (1972), sobre la obsesión sexual que despiertan los extraterrestres en los seres humanos, obligándolos a humillarse a extremos increíbles para conseguir lo que desean; Amor es el plan, el plan es la muerte, protagonizado por un ser que es destruido por su pareja al cumplirse un complejo proceso físico; y El eslabón más débil (1977), donde los extraterrestres acaban con la raza humana imponiendo la lucha de los sexos a través de un truco biológico («Hay criaturas aquí. Y creo que nos han hecho esto a nosotros. Nos obligaron a exterminarnos. Tal como hicimos con la mosca. Elegir el eslabón más vulnerable, esperar a que nosotros hagamos el trabajo por ellos»).

En estas narraciones aparecen, una y otra vez, los temas que obsesionaban a Sheldon: el enfrentamiento entre el libre albedrío y el determinismo biológico, el choque entre la razón y el deseo sexual, la preocupación por el medio ambiente y las complejas relaciones entre hombres y mujeres.

Las mujeres que los hombres no ven, de James Tiptree, Jr.Los dos cuentos más famosos de Sheldon son Las mujeres que los hombres no ven (1973), que toma un viejo mito popular (seres humanos raptados por extraterrestres) para contar la historia de dos mujeres que prefieren irse a vivir a otro mundo, con todos los riesgos que esto implica, a continuar en una Tierra dominada por el machismo («Lo que hacemos es sobrevivir. De a una, de a dos, en los resquicios que deja la máquina mundial de los hombres. Los hombres viven para combatir unos contra otros; nosotras sólo somos una parte del campo de batalla. Esto no cambiará nunca mientras no se cambie todo el mundo. A veces sueño con… irme»); y la impactante Houston, Houston, me recibe (1976), donde un grupo de astronautas son transportados al futuro y llegan a una Tierra donde «los hombres desaparecieron. La epidemia los extinguió. Sólo quedan mujeres», lo que permite a la autora mostrar las fantasías de poder masculinas a través de Bud, que sueña con todas las parejas que tendrá («Dos millones de hembras. Nadie en casa, sólo muchachas por todas partes. Puedo hacer lo que se me antoje, en cualquier momento. Basta de tonterías. Cubrirán kilómetros a la redonda para suplicarme... forcejeando entre ellas. Todas para mí, el rey Buddy... Desayunaré fresas y mujeres. Seré un rey, un dios»); y Dave, un fanático religioso que planifica imponer una teocracia, con él como máximo líder («Ahora que esta mujer ha admitido los hechos entiendo toda la magnitud de la tragedia. Son criaturas perdidas. Han olvidado a Aquel que las creara. Durante generaciones han vivido en las tinieblas. Pobres almas. No es culpa de ellas, lo reconozco. Nadie las ha guiado en trescientos años. Como un pollo con la cabeza cortada. La cabeza de la mujer es el hombre. Corintios I, 11:3. Ninguna disciplina. El plan de Dios es éste. Yo fui enviado aquí. Oh Padre, dame fuerzas. Nos has rescatado del vacío para traer Tu luz a este mundo sufriente. Conduciré a Tus hijas errantes fuera de las tinieblas. Seré un padre severo pero misericordioso para con ellas, en Tu nombre. Ayúdame a enseñar a Tus hijas Tu ley sagrada e infúndeles el temor a Tu justa ira. Que las mujeres aprendan en el silencio y la sumisión, Timoteo 2:7. Engendrarán varones que las gobernarán y glorificarán Tu nombre».

Houston, Houston, ¿me recibe?, de James Tiptree Jr.Tras conocerse su verdadera identidad, Sheldon continuó escribiendo bajo el pseudónimo de Tiptree Jr. hasta mayo de 1987, cuando puso fin a la vida de su esposo de un disparo y luego se suicidó.

Las autoridades que investigaron el caso declararon que la pareja (encontrada tomada de la mano), aparentemente había hecho un pacto suicida, acordando que se darían muerte si su vida se volvía demasiado complicada por sus problemas de salud.

En una carta a su amiga Le Guin, a fines de los años setenta, la escritora había hablado de su drama personal y familiar: “Mi depresión se debe en parte al retiro, en parte a las hormonas, en parte porque parece que mi hombre querido se está quedando ciego (una neoplasia retinal de vasos sanguíneos en la mácula). Como a toda la gente deprimida me gusta mucho reírme”.

El crítico John Clute, mucho antes que se conociera este testimonio, había marcado la obsesión de la escritora con la muerte: “Es muy raro que una historia de James Tiptree no trate directamente con la muerte y termine con la muerte del espíritu, o de toda esperanza, o de toda la humanidad”.

Tras el fallecimiento de Sheldon, muchos lectores recordaron la frase de uno de sus cuentos más famosos, que parece sintetizar su tragedia personal, un “mensaje” que solo cobró sentido tras su inesperado final: «El hombre es un animal cuyos sueños apuntan a la realidad y son asesinados».

 

Comentarios en estandarte- 4

1 | Gerardo 10-06-2024 - 15:03:10 h
Que interesante! No conocía a esta autora, pero ya estoy buscando algún libro suyo.

2 | Luz María Mikanos 11-06-2024 - 01:31:31 h
Increíble historia, detalladamente narrada, que desconocía. Gracias por hacela pública. Si no hubiera usado seudónimo quizá le habría costado más llegar al lugar que ocupó. Pese a que no hace de esto tantos años. Terrible decisión incomprensible ya q no eran enfermedades terminales. Pero la depresión lleva a tomar caminos que quién no la vive no los entiende.

3 | Ivan 11-06-2024 - 20:05:31 h
Gerardo, hay varios que se pueden comprar, todavía.

4 | Ivan 11-06-2024 - 20:06:21 h
Gran reflexión, querida Luz, tremenda la historia de esta gran mujer que escribió muchos cuentos fundamentales y tomó una decisión terrible al final.