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Miguel Hernández: Vida y obras

El poeta falleció el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante.

28 de marzo de 2024. Estandarte.com

Qué: Biografía de Miguel Hernández.

Un 28 de marzo fallecía el poeta Miguel Hernández en la prisión de Alicante, donde cumplía condena por su implicación con el bando republicano durante la Guerra Civil, así como por su militancia en el Partido Comunista de España. El 28 de marzo de 1942 fallecía en la enfermería de la cárcel, tras diversos traslados y penalidades.

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Miguel Hernández es un poeta inclasificable: por cuestiones cronológicas, estéticas, sociales… Nacido en Orihuela (Alicante) el 30 de octubre de 1910, se le encuadra en la Generación de 1936 —junto a poetas en sus antípodas ideológicas, como Leopoldo Panero, Luis Rosales o Luis Felipe Vivanco—, aunque por amistad y discurso se le considera —así lo hizo el propio Dámaso Alonso— como un «epígono» del 27.

Pastor de cabras —su padre se dedicaba al ganado— desde su infancia, entre 1915 y 1925 estudió tanto primaria como bachillerato en diferentes centros de enseñanza de Orihuela. Cuando los jesuitas quisieron becarle para que siguiese estudiando, el padre rechazó la ayuda para que se dedicase en exclusiva a pastorear; una labor que alternó con la escritura y con la lectura, gracias a los consejos del sacerdote Luis Almarcha Hernández y a las visitas tanto a la biblioteca pública como a las tertulias literarias en la panadería de Carlos Fenoll. En ella conocería a José Marín Gutiérrez, futuro abogado que firmaba su obra ensayística con el seudónimo de Ramón Sijé.

Después de conseguir algunos premios provinciales, Miguel Hernández viaja a Madrid en 1931 para buscar un trabajo vinculado a la escritura; no lo consigue, y seis meses después tiene que regresar a Orihuela, aunque ya se fragua en él la escritura de Perito en lunas (1933). En ese mismo año vuelve a Madrid, logrando un empleo primero como colaborador de las Misiones Pedagógicas y más tarde como secretario de José María de Cossío, en cuya enciclopedia taurina colaborará. Empieza a publicar artículos en Revista de Occidente, estrecha su amistad con Vicente Aleixandre y Pablo Neruda, y comienza su romance con la pintora Maruja Mallo, una de las creadoras más talentosas de la Edad de Plata, que décadas más tarde deslumbraría a Andy Warhol en Nueva York.

El golpe de estado sorprende a Miguel Hernández en Orihuela. El poeta se alista en el bando republicano y se afilia al PCE; ejerce como comisario político en los frentes de Teruel, Andalucía y Extremadura. Casado con Josefina Manresa desde 1937, a finales de ese año nacerá su primer hijo, Manuel Ramón —fallecido a los pocos meses—, y a comienzos de 1939 lo haría Manuel Miguel, protagonista de las célebres “Nanas de la cebolla”. Se trata de una época muy productiva en lo literario, con poemarios como El rayo que no cesa (1936), Viento del pueblo (1937), Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941) o El hombre acecha (1939). Conservamos el texto de El hombre acecha gracias a que dos únicos ejemplares sobrevivieron a la destrucción completa de la edición, ordenada en abril de 1939 por una comisión franquista que presidió el filólogo Joaquín de Entrambasaguas. Entrambasaguas depuraría al bibliógrafo Antonio Rodríguez-Moñino, que salvó el patrimonio de la Biblioteca Nacional durante la Guerra Civil.

Iniciada la dictadura, Miguel Hernández rechaza la ayuda de su amigo Cossío y decide exiliarse a Portugal: allí es detenido por la policía —el país vecino sufre ya la dictadura del fascista Salazar—, y es encarcelado. Se inicia entonces la peregrinación de Miguel Hernández por las cárceles de España: de Sevilla a Madrid —en el penal de Torrijos, hoy Conde de Peñalver—, donde sería liberado gracias a las gestiones de Cossío y Neruda, aunque a su regreso a Orihuela es de nuevo delatado y detenido. En la prisión de Conde de Toreno (Madrid) es juzgado y condenado a muerte, siendo conmutada la pena por las gestiones de nuevo de Cossío, de Rafael Sánchez Mazas —escritor y protagonista oficioso de la novela Soldados de Salamina (2001), de Javier Cercas— y de Luis Almarcha Hernández, su mentor de juventud, cuya implicación real no queda sin embargo clara.

Durante dos años, Miguel Hernández cumple condena en las prisiones de Palencia, Ocaña (Toledo) y Alicante, donde compartió celda con el dramaturgo Antonio Buero Vallejo. Allí padecería bronquitis, tifus y tuberculosis, enfermedades que minaron su salud hasta su muerte a los treinta y un años. El cadáver de Miguel Hernández descansa en el cementerio de Alicante junto a los restos de su esposa, Josefina Manresa, y su hijo pequeño, Manuel Miguel. Hace seis años, el Tribunal Supremo de España rechazó la petición por parte de sus herederos para revisar la condena al poeta, que ya había sido declarada injusta e ilegítima por la Ley de Memoria Histórica de 2007.

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