Pasión por leer. Pasión por escribir.

Portada > Noticias > Autores > Benito Pérez Galdós, el gran cronista

Benito Pérez Galdós, el gran cronista

Benito Pérez Galdós fue novelista, dramaturgo, cronista y político.

19 de marzo de 2024. Estandarte.com

Qué: Vida y obras de Benito Pérez Galdós

Fue el 10 de mayo de 1843 cuando nació Benito Pérez Galdós en Las Palmas de Gran Canaria. Era el menor de los diez hijos que tuvieron Sebastián Pérez, un coronel del ejército, y Dolores Galdós, una mujer de origen vasco y fuerte carácter.

Desde pequeño, Benito Pérez Galdós destacó por sus dotes musicales y su afición al dibujo. No fue un alumno especialmente brillante, pero sí lo era su memoria y su capacidad de observación. Parecía que le interesaba todo y todo lo contaba después, de modo que enseguida entró en los círculos periodísticos de las islas.

Con 19 años llega a Madrid para estudiar Derecho… O eso dicen, porque como él mismo explica en sus Memorias de un desmemoriado “entré en la Universidad donde me distinguí por los frecuentes novillos”. Tanto destacó en ellos que al final le quitaron la matrícula.

¿Y a qué se dedicaba el joven Pérez Galdós? “Ganduleaba por las calles, plazas y callejuelas, gozando en observar la vida bulliciosa de esta ingente y abigarrada capital”. Al igual que en las islas, Pérez Galdós empezó a colaborar en prensa. No le daba para vivir, pero podía ir gratis al teatro –una de sus pasiones– y le daba la oportunidad de viajar incluso al extranjero y de conocer y traerse obras de autores que serán importantes en su producción como Balzac o Dickens.

La literatura le atrae cada vez más y hacia 1870 aparecen sus dos primeras obras: La Fontana de Oro y La sombra. Son una especia de carrerilla que le lanzan hacia la que será una de las grandes obras de su vida y de la historia de la literatura española. Hablamos de Los episodios nacionales. Se trata de cinco series de novelas ordenadas de diez en diez para contar el siglo XIX en España. Al final fueron 46 episodios pues la última serie no la concluyó.

La novedad de este proyecto, además de su envergadura, fue que por primera vez los hechos históricos no protagonizaban el relato: los auténticos protagonistas eran los españoles cuyas historias, miserias, amores y preocupaciones se engarzaban en la trama histórica. Las dos primeras series las escribió del 1873 al 1879. Tras dos décadas de parón, en el 98 los acontecimientos históricos y la recuperación de los derechos sobre sus obras (después un largo pleito con su editor) retomó la tarea.

En 1881 la obra de Galdós varía de las novelas de tesis –que habían alcanzado su mayor logro con Doña Perfecta (1876)–, al relato fiel y casi cruel de la realidad. Ese año se publicó La desheredada, de la que su amigo y crítico Leopoldo Alas, Clarín, dijo que iniciaba su “programa naturalista”. Naturalista y realista. Cronológicamente iba a durar casi una década en la que parecen obras como Tormento, La de Bringas, Miau y la inmortal Fortunata y Jacinta. Estilística y temáticamente, los realistas toman el revelo a los románticos. La crudeza y fidelidad de Galdós a los personajes y a su modo de hablar hizo que algunos escritores se mofaran de él y su realismo radical: Valle Inclán acuñó para él el avieso apodo de “El garbancero”.

Nunca se casó Galdós. Sin embargo, su fama de disoluto, era tan realista como su literatura. Son conocidos sus amores con la escritora Emilia Pardo Bazán, pero fueron muchas otras mujeres, especialmente del mundo de las letras, el teatro y los escenarios con las que se relacionó sentimentalmente.

En 1886 Galdós suma otra aventura más en su vida. Esta vez es la política. Próximo al Partido Liberal, se convierte en diputado por Guayama (Puerto Rico). Años más tarde cambiaría de orientación y en 1910 se presentó a las elecciones generales en la Conjunción Republicano-Socialista.

Y, mientras, su literatura y su producción también cambiaba de orientación. Influido por la lectura de Tolstoi abandona el naturalismo y se inclina por cierto espiritualismo redentor. Reflejan esa nueva influencia en su obra títulos como Ángel Guerra, Tristana, el ciclo de Torquemada o Misericordia. Cronológicamente el periodo abarca hasta casi el 1900.

En 1897, la RAE lo llama para ingresar a sus filas. Un reconocimiento que le da ánimos para intentarlo de nuevo con el teatro. Entrado el nuevo siglo, Galdós se anima y escribe obras casi a razón de una por año. En 1901 Electra suscita un buen escándalo por su anticlericalismo. Un Galdós, siempre persistente continúa su empeño de triunfar en las tablas con Mariucha (1903), El abuelo (1904), Amor y ciencia (1905)… Pero nada. El teatro se le resiste y se puede decir que sus mayores éxitos fueron sus escándalos.

Desencantado de la política, con graves problemas de visión y endeudado, vuelve a sus Episodios Nacionales. En Cánovas (1912), uno de los últimos, escribirá: “Los dos partidos que se han concordado para turnar pacíficamente en el poder son dos manadas de hombres que nos aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado les mueve, no mejorarán lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza pobrísima y analfabeta”.

A principios del año 1919 Galdós se emociona al tocar una escultura levantada en su honor en el Parque del Retiro de Madrid. Le quedaba casi un año exacto de vida. Murió en esa misma ciudad el 4 de enero en 1920. Si bien el entierro fue multitudinario, intelectuales como Unamuno u Ortega criticaron, este último en el diario El Sol, que “la España oficial, fría, seca y protocolaria”, hubiera estado ausente.

Comentarios en estandarte- 2

1 | Gonzalo R. 03-11-2018 - 11:13:21 h
Acabo de leer esta biografía de Benito Peres Galdós y me he propuesto releerme sus Episodios Nacionales. ¡Gracias, Estandarte!

2 | Angelina 07-11-2018 - 22:04:16 h
Qué bien hablar también del teatro de Benito Pérez Galdós.