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Por el bien del comandante

16 de noviembre de 2015. Sra. Castro

Por el bien del comandante es una novela corta de Constance Fenimore Woolson que demuestra el buen hacer de una escritora que en su momento tuvo cierto reconocimiento, pero que apenas ha sido traducida al español. Y al menos esta pequeña novela merece la atención del lector, tanto por su trama, muy bien llevada a cabo, como por la sensibilidad con la que Fenimore Woolson toca ciertos temas.

La joven Sara Carroll regresa a su hogar en un apacible pueblo después de una larga ausencia. Su deseo es poder disfrutar de tiempo con su padre, al que idolatra. Su padre, ya anciano, ha pasado por una enfermedad de la que todavía no está por completo restablecido. Sin embargo, su madrastra parece decidida a impedir que padre e hija estén juntos.

Pronto Sara descubre la verdad: la salud del comandante Carroll, su padre, está verdaderamente tocada; y Madam Carroll hace todo lo posible porque la presencia de la hija no lo fatigue. Desde ese momento madre e hija se encargarán, juntas, de velar por el bien del comandante. Y para ello asumirán con entereza un enorme sacrificio cuando un oscuro secreto surja del pasado y amenace con dar al traste con el tranquilo retiro del anciano militar.

Cómo se plantea ese secreto del pasado y cómo se descubre hasta dónde llegan sus implicaciones es una muestra de la destreza de Constance Fenimore Woolson para manejar los hilos de una trama en apariencia sencilla, pero que reserva algunas sorpresas para el lector. La aparente sencillez de la narración hace bajar la guardia y el golpe de efecto que esta esconde resulta admirable.

Si la novela parece centrarse en un primer momento en las vicisitudes de Sara Carroll y en el profundo vínculo que la une a su padre, poco a poco esta va cediendo protagonismo a la hermosa y todavía joven Madam Carroll.

Madam Carroll es un personaje por completo interesante. La esposa juvenil, atenta, tremendamente diestra en lo social y que, por consiguiente, puede ser tomada en un principio por una mujer algo superficial, se convierte con el devenir de la acción en un personaje de peculiar fuerza y patetismo. Solo al final de la novela se entiende en toda su magnitud su sacrificio y la constancia con la que ha consagrado su vida a hacer feliz a su esposo, aun a costa de anularse a sí misma.

Por el bien del comandante trata sobre la abnegación. De una abnegación vivida con sencillez, con dignidad, sin afectación. Una abnegación fruto del más puro amor y del agradecimiento. Una abnegación que todos deberíamos tener la fortuna de desarrollar para con aquellos a quienes más queremos. O la suerte de inspirársela.

Constance Fenimore Woolson la describe así: «Sentía ahora esa ternura profunda y sagrada que embarga el corazón cuando la persona a la que se quiere se vuelve dependiente.»

Y esa sola y certera frase puede dar una idea de la sutileza con la que toca todo lo relacionado con los sentimientos más sagrados del ser humano. Dejando de lado su capacidad para la observación humorística y el detalle revelador, cualidades ambas que adornan la buena prosa de Fenimore Woolson, es esa sutileza la que hace brillar esta novela.

¿Para qué leemos, si no es para reconocer lo mejor de nosotros mismos en las historias que los libros nos cuentan? ¿Para qué leemos, si no es para que se nos despierte el deseo de imitar aquellos rasgos que ennoblecen al ser humano? Por el bien del comandante es, en ese sentido, una hermosa lección.

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