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Pensar desde la izquierda

20 de noviembre de 2012. Sr. Molina

«La revitalización de diversos movimientos activistas y la propia contestación ciudadana en cientos de ciudades en todo el mundo sugiere el comienzo de una nueva época para las luchas sociales. Junto a ellos, una constelación de filósofos, sociólogos, historiadores e investigadores intenta hoy rearmar el pensamiento crítico de izquierdas.» Así reza el texto de contraportada de Pensar desde la izquierda, dejando bien claro el propósito de este volumen colectivo de ensayos: proporcionar un corpus de textos que agilicen la teoría crítica de la izquierda y la preparen para los nuevos retos de este siglo. La idea clave es que el movimiento neoliberal (y, por extensión, la derecha conservadora en general) ha sabido afrontar los cambios acaecidos en la segunda mitad del siglo XX con mucha perspicacia, tomando posiciones y acercándose a la sociedad de una forma más atractiva; mientras tanto, la izquierda se habría sumido en una crisis de valores, alternando la vacuidad de propuestas con las luchas internas entre integrantes de distintas corrientes.

Lo cierto es que el objetivo del libro es encomiable y algunos de sus ensayos son realmente reveladores. No obstante, la impresión general es que se trata de un volumen académico: escrito por y dirigido a gente de una categoría intelectual muy concreta y de un ámbito muy reducido. Los textos que lo componen son, en su mayoría, crípticos, abstrusos, endogámicos y centrados en rebatir y exponer teorías entre los mismos autores. Así, lo que un lector lego en las materias (que viene a ser lo mismo que decir: casi todos) saca en claro de su lectura es… nada. No hay duda de que la posición ideológico de autores como Antonio Negri, Giorgio Agamben o Slavoj ?i?ek es clara y contundente: sin embargo, la expresión de sus teorías está más cerca de la filosofía más abstracta que de la divulgación general.

Habrá quien sostenga, y no sin razón, que esto no constituye un demérito. En puridad no lo es, pero si tomamos como propósito de ensayos similares el «rearmar el pensamiento crítico de izquierdas», parece claro que sin un acercamiento al grueso de la sociedad es imposible explicar estas ideas y conseguir su difusión. Frente a textos como el de Michael Hardt (en forma de entrevista), muy ilustrativos y con una exposición de teorías clara, directa e inteligente, tenemos otros, como por ejemplo el de Nancy Fraser (también entrevistada), absolutamente ininteligible para el grueso de los lectores por lo abstruso de sus tesis y lo específico de su campo de estudio.

El problema, por tanto, es quizá el elitismo intelectual de un conjunto de ensayos que se ofrecen como alternativa crítica; como decía antes, el hecho en sí no es una falta, pero sí creo que constituye un alejamiento de una buena parte de interesados potenciales que, hoy más que nunca, necesitan, en efecto, un aporte teórico suplementario para entender y racionalizar lo que sucede. Esto es algo, por ejemplo, que ha entendido bien el movimiento neoliberal, ya que ofrece mensajes mucho más directos y precisos, casi publicitarios, de manera que son captados e interiorizados por multitud de sujetos. Una teoría compleja y abstracta puede ser necesaria como sustrato, pero para arraigar en la sociedad necesita un ampliación de objetivos, una “secularización” que la despoje del componente más abstruso y la ponga al alcance del grueso de la población.

Con todo y con eso, Pensar desde la izquierda tiene unos cuantos textos que merecen la pena ser leídos por su clarividencia y objetividad. Es una pena que la mayoría de ensayos no se ajusten a esa premisa.

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