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Océano de sonido

02 de enero de 2017. Alan Queipo

CAPÍTULO 13: OCÉANO DE SONIDO

David Lynch; John Lilly; Kate Bush; David Sylvian; chamanismo; ambient; océano de información.

«Me siento un poco raro», afirma David Lynch. ¿Cómo no? Estamos sentados en su casa, en una gran sala de estar en forma de ele. Una de las paredes, del ancho de una pantalla de autocine, es de vidrio; del otro lado se extienden el misterio vegetal y la oscuridad de las colinas de Hollywood en la noche. Lynch dice haber perdido su perro en esa oscuridad. Comido por los coyotes, asegura. La sala nos devuelve los ecos de nuestras palabras, mezcladas con fuertes chasquidos de un fuego de leña que punzan el aire frío, rebotando en las paredes y el cielorraso.

Tres piezas de amueblado de la década del cincuenta ocupan la extensión de la planta, megalíticas en su disposición desgraciada y solitaria. No sería extraño que Lynch hubiera ubicado deliberadamente estos pocos sillones a una distancia que obliga a levantar la voz, para hacer lo más difícil posible la relajación y la intimidad. Twin Peaks fue concebida originalmente por Lynch y el escritor Mark Frost para la cadena de televisión ABC.

Aunque la serie degeneró luego por su falta de rumbo, el piloto contenía momentos de genuina extrañeza, en particular en la música y en el final, con las cortinas rojas de fondo. La cualidad sobrenatural de esta última escena se debía en parte al hecho de que había sido filmada en reversa. «La escena completa fue filmada hacia atrás», afirma Lynch. «Comienzas por el final y trabajas hacia el comienzo. Todos los movimientos de cámara están, pues, hacia atrás. Todos los desplazamientos de los personajes y todos los diálogos están hacia atrás. La idea, por supuesto, era que no se viera exactamente realista. Pero debía conservar un cierto realismo. Hubo que ensayarlo todo. Eran solo dos actores y tuvieron que aprenderse sus líneas hacia atrás. Les dimos las líneas hacia atrás grabadas y las escucharon una y otra vez hasta aprendérselas. Algunos sonidos al revés son imposibles de reproducir. Quería usar más este recurso. Produce un aspecto muy sugestivo y con una sensación particular. La cadencia es rara».

Este clima sugestivo, que evoca séances espiritistas y manifestaciones ectoplásmicas, se traslada también a la música, cantada por Julee Cruise y compuesta por Angelo Badalamenti, con letra del propio Lynch. Lynch le envió a Badalamenti una columna de cuarenta palabras escritas en un sobre. Badalamenti recuerda este sobre cuando hablamos por teléfono. «Me envió la letra para una canción titulada "Mysteries of Love"», cuenta. «Era un poema de unas seis líneas. Lo llamé y le pregunté: "¿Qué quieres que haga con esto? ¿Qué tipo de música?". Me dijo: ‘Que sea como las olas del océano. Haz que la música sea como un bello viento y que la canción parezca cantar a través del tiempo. Y cósmica". A lo que respondí: "Bueno, menos mal que me lo dices"». Esta fructífera colaboración continuó y produjo piezas para el teatro, anuncios televisivos y un álbum, Floating Into the Night. Si Chet Baker hubiera interpretado "Sleepwalk" de Santo & Johnny y "Pipeline" de The Chantays sobre orquestaciones de Nino Rota los resultados se habrían acercado al crooning oceánico de Julee Cruise.

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