Pasión por leer. Pasión por escribir.

Portada > Crítica > Lejos-de-ellos-de-laurent-mauvignier_209.html

Lejos de ellos

08 de diciembre de 2014. José Ángel Sanz

Laurent Mauvignier pertenece a la selecta lista de autores franceses a los que no hay que perderse. En total son ya nueve las novelas que ha dado a luz, pero fue Hombres (2009) la que le catapultó de forma definitiva a los primeros puestos de popularidad en su país. Desde 2010 ostenta el título de Caballero de las Artes y las Letras de Francia, una indudable consagración que se ha ganado a pulso.

A España el eco del fenómeno Mauvignier llegó, en cierto modo, amortiguado, pero cada vez son más los que colocan su nombre junto a contemporáneos como Eric Faye y Laurent Vinet. Para el que esto escribe no es generosidad, sino justicia, situarle al lado de Michel Houellebecq, Patrick Modiano o Jean-Marie Gustave Le Clézio, aunque la distancia en sus habituales temáticas sea amplia.

Antes de adquirir su vigente estatus, Mauvignier debutó con Lejos de ellos (1999), publicada ahora en España gracias a Cabaret Voltaire. Una novela desasosegante, breve pero de largo calado y recorrido y escrita con una engañosa apariencia de facilidad. El tema que aborda no es el hecho que ya las tapas del volumen anuncian, lo sucedido aquel 31 de mayo de 1995 y que merece la pena, bajo riesgo de estropear parte de la lectura, no desvelar. A lo que se asiste, como lector, es a la escucha del monólogo interior de todos los personajes que rodean al protagonista —sus padres, sus tíos, una prima y el marido de ésta— y a la de él mismo, Luc.

Gracias a una escritura rítmica, penetrante, entendemos una trama que solo se asoma, que recomponemos en todo lo que no se dice. Un zigzagueo que salta de un monólogo a otro traduciendo los silencios que condenan a la incomunicación a toda la familia. Laurent Mauvignier nos introduce en una maraña de sentimientos que queremos primero esclarecer, y de la que después nos conformamos con salir ilesos.

El desamparo, la soledad y todo los daños de los que la familia protege, o debería, convertidos en el mismo eje de ésta. Como viaje a las profundidades de esa construcción sentimental que es la familia, se trata de una novela valiente y desasosegante. Como ejercicio literario, de un viaje de lectura adictiva a territorios poco transitados. Por ambas cosas es una novela sobresaliente.

Comentarios en estandarte- 0