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Una familia feliz

14 de enero de 2013. Alan Queipo

Si la simbología de nuestros males o de nuestras disfuncionalidades relacionales acabaran por ser nuestra mutación en horrorosos series importados de películas de terror, mitos literarios o leyendas de Halloween, todos los días sería 31 de octubre. David Safier ha querido jugar nuevamente con la trama (y el drama) de las disfuncionalidades familiares y los conflictos comunicativos que existen entre sí en Una familia feliz, su nueva entrega novelera y, en cierta manera, una nueva visita a aquella temática que hace unos años abordó en su novela más celebrada hasta la fecha, el best-seller Maldito Karma. En este caso, el karma es la desgracia crónica, y la maldición, un hechizo: reúne una familia tipo (madre, padre, hijo e hija) cortada por el patrón de la humillación y la bajona crónica (la madre, poseedora de una librería en bancarrota; el padre, un workahólico del carajo; el hijo, un fracasado sentimental; y la hija, una rebelde que no aprueba una asignatura( y les tira un balde de excrementos en la cabeza con el hechizo que les propina una bruja mutándolos, por orden, en una vampira, Frankenstein, la momia y el hombre lobo después de un hechizo que una bruja les propina. ¿Truco o trato?

David Safier juega con la utopía del ser feliz desde la perspectiva de la negritud luminosa y utilizando como simbólico ejemplo una suerte de Familia Adams de nuestra actual crisis económica. ¿Lo cuálo? Pues que el trato que el alemán propone a este truco es una novela dócil, perfectamente adaptable a todo tipo de lector, versátil y, a pesar de estar cubiertas de una serie de trágicas desdichas, que acaba mutando esa misma tragicomedia en una suerte de moraleja positiva: propone que el fin del hechizo de los Van Kieren pase por ellos, por volver a creer en la felicidad familiar. Esos mismos aspectos fantástico-realistas que embebe en esta tragicomedia hiperbólica son los que convierten la nueva novela de Safier en una nueva y potencial superventas: de ahí que no sólo haya estado más de treinta semanas en el top de lo más vendido en su país natal, sino también de que se esté preparando una versión animada para cine (a buen seguro muy burtoniana) de este cuento fantástico, moral y loable pero, a su vez, rehabilitador de los gags de las familias modernas más disfuncionales.

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