Pasión por leer. Pasión por escribir.

Portada > Crítica > Cuentos-de-amor-de-emilia-pardo-bazn_123.html

Cuentos de amor

05 de marzo de 2013. Sra. Castro

A veces, también en literatura, nos vamos a buscar fuera lo que tenemos en casa. Y es que estos Cuentos de amor de Emilia Pardo Bazán nada tienen que envidiar a, por ejemplo, el mejor Maupassant; y aún le suman, algunos, cierto gracejo castizo que no puede sino regocijar al lector.

El volumen que ahora publica Hermida Editores reúne cuarenta y tres breves historias que tienen el amor por tema central. Y en ellas la ilustre escritora gallega se presenta como una cuentista solvente, moderna, conocedora del mejor hacer en el género. No son estos cuentos gazmoños ni cursis y a pesar del siglo largo que pesa sobre ellos, y de los cambios en usos y costumbres, la lectura de estas piezas es una verdadera delicia.

No sería enteramente cierto postular que Pardo Bazán supo apresar en estas historias la esencia del amor, de desvelar, o al menos apuntar, los secretos de tan misterioso sentimiento —aunque algo de ello hay también en sus relatos—; pero lo que realmente atrae de estos cuentos de amor es la capacidad de la escritora para inmortalizar la anécdota, para el giro curioso, para el golpe de humor. Es decir, para escribir buenos cuentos.

En sus Cuentos de amor, la autora se centra menos en el sentimiento amoroso que en los usos sociales que lo envuelven, lo acotan y, a menudo, lo desvirtúan. Asoman a estas páginas el deber de guardar la honra de las mujeres y el deseo de vengarla en los hombres, los noviazgos largos, las pasiones ilícitas, los oscuros crímenes… Y al reflejar la costumbre que la sociedad impone, Pardo Bazán señala lo que pueden tener de falsas y la infelicidad que pueden suponer.

Y tal vez por ser mujer —o por serlo la que esto escribe— se aprecian en estos relatos sutiles, pero constantes, quejas sobre el sojuzgamiento de las féminas a esas leyes sociales. Mientras que para los varones bastaba con guardar superficialmente las apariencias, las mujeres debían ser siempre castas y, por supuesto, parecerlo. Sus deseos, y mucho menos sus necesidades, rara vez eran tenidos en cuenta; buen ejemplo de ello da la protagonista de “La novia fiel”, que se cansa de esperar el matrimonio siempre aplazado en espera de que el novio consiga una mejor posición, y rompe la relación cuando comprende que mientras ella debe contener la pujanza de su sexualidad, a él le está permitido satisfacerla sin esperar a pasar por el altar.

En la presente edición se anuncia, en nota preliminar, que el texto ha sido modificado para hacerlo más legible y adaptarlo al lenguaje actual. Si bien este aviso dispara la alerta de los lectores que prefieren leer los textos tal cual salieron de la pluma de sus autores y no están incapacitados para usar un diccionario, lo cierto es que las mencionadas modificaciones pasan desapercibidas y los cuentos saben deliciosamente a la literatura del siglo XIX, siempre tan agradable de degustar.

Así pues, les animo a regalarse el paladar con estos Cuentos de amor y a redescubrir —como yo lo he hecho— a una de las pocas escritoras que han logrado colarse en la historia de la literatura española.

Comentarios en estandarte- 0