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Colegiala

10 de diciembre de 2013. Sra. Castro

Osamu Dazai es tristemente célebre por poner fin a su vida después de una tormentosa existencia marcada por las drogas, la vida licenciosa y los intentos de suicidio; existencia que reflejó en su conocida obra autobiográfica Indigno de ser humano. En Colegiala encontrarnos, sin embargo, a un escritor luminoso, maestro en recoger los fugitivos instantes de belleza de lo cotidiano.

Colegiala es una colección de catorce relatos con el común denominador de estar protagonizados por mujeres. Jóvenes, viejas, solteras y casadas las historias de este volumen están narradas por voces femeninas que evocan un recuerdo, rememoran una pequeña anécdota o describen un momento trascendente.

No obstante, sería un error suponer que Dazai profundiza en eso que se suele definir como “universo femenino”. Osamu Dazai, excelente capturador de lo humano, construye diversos personajes, penetra en su psicología y los retrata a partir de algún acontecimiento significativo; coyunturalmente, esos personajes son, en estos relatos, femeninos, pero podrían no serlo.

Aunque los relatos reunidos en Colegiala son, sin duda, excelentes muestras del día a día de las mujeres japonesas de los años anteriores y posteriores a la Segunda Guerra Mundial, e incluso de sus preocupaciones o inquietudes, los momentos de introspección de sus personajes podrían corresponderse a los de cualquier varón. Para decir que los relatos de Dazai se adentran en lo femenino sería necesario que estos se ocuparan precisamente de lo que supone ser mujer, que sus protagonistas reflexionaran sobre las ventajas o los inconvenientes de su condición femenina, y no hay tal en estos relatos, ni implícita ni explícitamente. Todo lo cual no es demérito alguno, pero sí parece necesario aclararlo porque cuando las protagonistas son mujeres, enseguida se recurre al tópico del “universo femenino”, mientras que si los protagonistas son varones, las historias deben ser entendidas en un sentido universal.

Por tanto, los relatos de Dazai reflejan la vida de las mujeres que son sus protagonistas, pero la intención del escritor no es realizar un cuadro de costumbres, como tampoco lo es reflexionar sobre el papel de la mujer japonesa en la sociedad de su tiempo. Por supuesto, el lector de hoy, especialmente para el occidental, puede entender, en parte, estas historias como retablos de costumbres y puede reflexionar sobre la posición de la mujer en la sociedad, pero es difícil creer que esa fuera la intención del escritor.

Así, en Colegiala encontramos historias como “Un grillo”, donde una mujer decide abandonar a su marido cuando este renuncia a sus creencias (y por tanto a su honor, a los ojos de su esposa) a causa del dinero. “Chiyojo”, donde una joven da cuenta de sus primeros y reticentes pasos en el camino de la escritura. O la conmovedora “El árbol de cerezo y el silbido mágico”, una hermosa historia de piedad y amor fraterno. También hay historias con un cierto toque humorístico, como “Vergüenza” o “Piel y corazón”.

Y, aunque estos relatos pueden sorprender un tanto a quienes estén acostumbrados a la narrativa occidental, Colegiala es otra excelente ocasión de acercarse a la literatura japonesa de la mano de uno de los escritores nipones más relevantes del pasado siglo.

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