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Algo ha pasado

20 de mayo de 2014. Sr. Molina

Aunque las sensaciones después de su lectura son encontradas, no puedo sino admitir que Algo ha pasado es una novela poderosa y original. Joseph Heller teje una historia acerca del éxito personal y de la mediocridad que lo acompaña; de la psicosis que se esconde detrás de la vida aparentemente normal de unas personas corrientes. En este sentido, Algo ha pasado es magistral, ya que el retrato del protagonista es soberbio por su prospección psicológica, capaz de revelarnos a un sujeto tan desquiciado como inseguro; la locura de la cotidianidad y la inseguridad que puede provocar la normalidad son expuestas con un monólogo que roza el delirio, pero que encierra mucha más coherencia de lo que pudiera parecer.

La trama de Algo ha pasado es tan sencilla como (casi) inexistente: Bob Slocum es un ejecutivo de una empresa de ventas al que la vida parece sonreír. Tiene un buen puesto de trabajo, un sueldo generoso, una posición social respetable y una familia modélica. Sin embargo, tras esa fachada se esconde una persona tremendamente insegura, llena de paranoias, miedos y vicios que van saliendo a la luz a través de una narración en primera persona que no oculta nada. Slocum comienza hablando de su empleo: de cómo le afecta la competitividad constante a la que la empresa somete a sus empleados; de cómo se relaciona con subordinados y superiores; de cómo afronta los retos diarios de su labor… Pero pronto el lector descubre que hay mucho más detrás de ese monólogo obsesivo y recurrente: el protagonista es un ser inestable, al que las cosas afectan de un modo peculiar, y no sólo en su trabajo. A medida que la novela avanza iremos descubriendo detalles sobre su esposa, una mujer amargada y reprimida; sobre su hija, independiente y maleducada; sobre su hijo mayor, timorato y bondadoso; y también la existencia de su hijo menor, con un problema mental que le mantiene recluido en la casa.

La convivencia entre todos, los retos que le suponen al protagonista el constante enfrentamiento con ellos, crean una atmósfera de agobio y tensión que se refleja en el soberbio monólogo que constituye el eje de la narración. El discurso de Slocum es repetitivo hasta la obsesión: vuelve una y otra sobre los mismos temas, a veces casi con las mismas palabras, en un estilo enmarañado y repleto de frases que se encadenan unas a otras al hilo de su peculiar visión de lo que le rodea. Hasta tal punto está logrado el efecto que en muchas ocasiones es el propio lector el que puede sentirse sobrepasado por los recuerdos y los pensamientos del protagonista, tal es el grado de psicosis que puede alcanzar.

Sin embargo, éste es también el punto flojo de la novela. La recurrencia de elementos tiene un límite, y en algunos pasajes del libro la acumulación de repeticiones no contribuye a crear un tono concreto, sino que simplemente sepulta al lector en un marasmo de frases leídas docenas de veces. Aunque el estilo de Heller es excelente dado el propósito de la obra, su prolijidad termina por restar fuerza a la psicología delirante del protagonista, provocando en ocasiones el hastío. A Algo ha pasado le sobran, por decirlo así, unas docenas de páginas para lograr un efecto realmente impactante.

Con todo y con eso, la presentación de unos personajes que revelan ese «lado oscuro» que todo lo modélico encierra es sorprendente; a pesar de sus desórdenes mentales y sus atrabiliarias personalidades, el elenco de protagonistas llega a tocar el alma del lector con esa mezcla de indefensión, locura y miedo. Todo un reflejo de la desquiciada sociedad actual (pese a estar escrito a mediados de los años sesenta del siglo XX) y de los sinsentidos a los que nos vemos sometidos tanto en lo público como en lo privado. Una novela quizá harto profusa en sus métodos, pero certera en su planteamiento.

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