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Hessel y la violencia en el Parlament

El escritor se desmarca de los actos violentos de Barcelona.

16 de junio de 2011. Estandarte

Qué: Stéphane Hessel rechaza la violencia en el Parlament de Cataluña

Stéphane Hessel ha mostrado su rechazo ante los recientes sucesos violentos en el Parlamento de Cataluña en una declaración emitida hoy 16 de junio de 2011, que queremos compartir contigo. El autor de ¡Indignaos! ha querido dejar constancia en ella de que nada tienen que ver estos actos violentos con los movimientos pacifistas de resistencia democrática, el movimiento 15M o la llamada #spanishrevolution. Léela a continuación:

Ante los graves sucesos acontecidos ayer frente al Parlament de Catalunya, en Barcelona,  expreso mi más firme rechazo hacia cualquier agresión, coacción, insulto o actitud violenta empleada por grupos minoritarios, aprovechando la legítima y pacífica ola de indignación que ha recorrido las ciudades españolas desde el pasado 15 de mayo.

Desde el primer momento, dejé constancia y reitero mi apoyo a los miles y miles de ciudadanos españoles que, siempre de manera pacífica, han manifestado su indignación ante una economía deshumanizada y ante los déficits democráticos de nuestras sociedades, y han pasado de la indiferencia al compromiso por los valores profundos de la democracia, siempre a través de vías pacíficas.

Considero, por tanto, intolerable cualquier intento de paralización de las instituciones de representación democrática, así como la coacción de todo tipo ejercida contra los representantes de la voluntad popular. Eso nada tiene que ver con la resistencia pacífica ni con la legítima disidencia democrática. Eso no se puede tolerar, y no debemos permitir que algunos grupos, desde dentro o desde fuera del movimiento de los indignados, intenten aprovechar esos hechos para enturbiar el buen fin y las actitudes mayoritarias de los ciudadanos que se han movilizado pacíficamente durante las últimas semanas en casi un centenar de poblaciones españolas.

Siempre me he manifestado a favor de la profundización de la democracia, de la libertad de expresión y del respeto por los otros como únicas vías para el progreso de nuestras sociedades. Deseo que los indignados españoles sepan encontrar, con la misma actitud pacífica y dialogante con que irrumpieron en la escena pública hace unas semanas, su camino para seguir expresando ese compromiso hacia el futuro.

Stéphane Hessel. París, 16 de junio de 2011

Comentarios en estandarte- 7

1 | Miguel A. 16-06-2011 - 12:46:30 h
Stéphanela Hessel ha provocado que Artur Más, que no suele respetar la legalidad cuando no le gusta, la invoque cuando todo este tema le incomoda.

2 | Mar C. 16-06-2011 - 12:49:49 h
Creo que Stéphane Hessel también ha conseguido que los políticos dejen de sentirse cómodos haciendo de su capa un sayo. Como dijo Arturo Pérez-Reverte en Twitter: "Es bueno q los políticos tengan miedo a la gente. El miedo d un político es la mayor garantía de su rectitud". Detesto la violencia pero creo que la vigilancia al poder política (en ausencia de aquella) es importante.

3 | Sandra Sandrita 16-06-2011 - 14:09:49 h
¿Stéphane Hessel estuvo en la acampada de Sol de Madrid con los indignados?

4 | Pablo Gonz 16-06-2011 - 23:06:49 h
Claro que sí. Ojalá que no haya violencia pero de ningún tipo: ni espontánea ni legal. Los políticos están haciendo un trabajo de representación de la soberanía popular. El pueblo les está indicando el camino a seguir: deben seguirlo. Si no, se van a su casa.

5 | Mafe R. 17-06-2011 - 11:37:10 h
Hombre, Pablo, 2000 tíos en las puertas del Parlament tampoco es el pueblo...

6 | Pablo Gonz 17-06-2011 - 23:13:15 h
Son más de 2000, Mafe, no nos engañemos. Frente al Parlament habría ésos pero en las plazas de toda España eran y serán bastantes más. Cuando reaccionan tantos miles de personas, no se trata de una casualidad. Hay algo que los conecta a todos por la raíz. ¿Qué es ese algo? ¿Qué nos indigna? ¿Qué nos pone en movimiento? Cualquier cosa que sea, es preciso reconocer su presencia. Está ahí, mueve a quienes antes no movía. Para mí que ese algo es una insatisfacción que tiene que ver con el contubernio de la política, la corrupción de la idea de la política. Dejaron de ser servidores para convertirse en tiranos. El pueblo trata de rescatar el modo de vida democrático, depurarlo, lograr que funcione de acuerdo al objetivo para el que fue creado. Si la clase política española (el modo de hacer política en España) no responde a las necesidades del país, se debe prescindir de él. Un fuerte abrazo, PABLO GONZ

7 | Maite 21-06-2011 - 20:03:40 h
Pablo, personalmente apoyo el 80% de las propuestas de los indignados y el 100% del libro de Hessel. Por esto he apoyado el movimiento, porque yo también estoy indignada...desde hace mucho tiempo. Pero permíteme que te corrija algo de tu post. ¿"Tiranos"? ¿"prescindir de la clase política"? Tiranos son los dictadores, a los que nadie ha votado ni permiten las urnas porque no reconocen la soberanía popular. Un "tirano" no hubiese permitido ni cinco minutos de concentración de indignados. Estaríamos todos en la cárcel desde el primer día. Y nadie se hubiese enterado porque los media hubiesen estado bajo censura. Y te aseguro que sé de lo que hablo. En cuanto a "prescindir de la clase política", supongo que te referirás a "este modo" de hacer política. Porque "precindir de la política" era y es el lema de todos los dictadores. Ellos "no se meten en política", como decía el difunto general Franco. Y es que ¿para qué van a dar explicaciones políticas si no hay elecciones, ni oposición, ni ciudadanos con derechos, ni libertad de expresión para nadie? Pablo, incluso la indignación hay que cuidarla y cultivarla para que siga siendo algo maravilloso, el sentimiento hermoso que tan bien describe Hessel. Porque de otro modo puede convertirse en el caldo de cultivo de cosas aberrantes. El nazismo, sin ir más lejos, surgió de un primer y legítimo sentimiento de indignación para acabar en la peor monstruosidad de la historia de los últimos siglos. Por eso te pido que cuides las expresiones. Para seguir teniendo la legitimidad de un indignado hesseliano. ¡Viva la indignación!