La biblioteca más antigua del mundo

23 de enero de 2017. Estandarte.com

¿Cuál es la biblioteca más antigua del mundo? La biblioteca Qarawiyyin fue fundada en el año 859 y se encuentra en Fez, la tercera ciudad más importante de Marruecos, nombrada Patrimonio de la Humanidad en 1981. En noviembre de este año reabrió al público, después de décadas con acceso disponible únicamente para investigadores.

Sin embargo, su interés no se limita a los aspectos históricos o arquitectónicos, sino que el fondo de la biblioteca —que supera los 4 000 volúmenes y resulta generoso en rarezas— alberga joyas como un ejemplar del Corán escrito en piel de camello, y probablemente adquirido al inaugurarse la biblioteca; una copia original —data del siglo XIV— de los Prolegómenos de Ibn Jaldún, una de las obras pioneras de la historiografía mundial; el manuscrito de una obra sobre jurisprudencia islámica escrito por Averroes; y la colección más numerosa de hadiz islámicos, los dichos y las acciones del profeta Mahoma.

La biblioteca Qarawiyyin tiene una hermosa historia: su fundadora fue Fatima al-Fihri, mujer culta de familia acaudalada, procedente de la ciudad de Cairuán, entonces capital de Túnez. Al-Fihri empleó la herencia recibida de su marido y sus hermanos en una madrasa —«escuela musulmana de estudios superiores», según el DRAE—, que once siglos más tarde se convertiría en una universidad bajo la administración colonial francesa de Marruecos, aunque históricamente se la reconoce como la primera institución de educación superior del mundo. Gracias a esta madrasa, Fez se convirtió en una referencia intelectual en el Mediterráneo: su alumno más destacado fue el francés Gilberto de Auvernia, el posterior Papa Silvestre II, que introdujo en Europa los números arábigos y el concepto cero.

Además del espacio para impartir clases, el complejo también incluía la llamada biblioteca Qarawiyyin y numerosas residencias para estudiantes, aún en restauración por el gobierno marroquí. En el caso de la biblioteca más antigua del mundo, el Banco Árabe de Kuwait ha invertido —mediante una subvención al Ministerio de Cultura de Marruecos— varios millones de dólares en las reformas del edificio, reforzando su estructura y sus arcos de madera, en una obra al cuidado de la arquitecta marroquí Aziza Chaouni. También habían sufrido desperfectos sus características baldosas, que han sido reparadas, igual que las fuentes originales del patio, integradas en la antiquísima red de agua de la ciudad. De igual manera, se ha añadido al espacio una cafetería y un museo sobre la historia de la universidad.