Ni una sola palabra de amor

16 de agosto de 2013. Emilio Ruiz Mateo

Ni una sola palabra de amor, del Niño Rodríguez, es un cortometraje que desde hace poco días corre de red en red para diversión y emoción del respetable. ¿Estandarte cambia de línea editorial y se lanza a criticar cine?

No, pero este proyecto cinematográfico del argentino Niño Rodríguez bien nos puede servir para responder a todos aquellos que nos suelen preguntar de dónde nacen las buenas historias…

La respuesta es obvia, amplia e inútil para el buscador de inspiración: de cualquier lugar. El único secreto reside en estar atento a lo que nos rodea. Justamente eso hizo el autor de Ni una sola palabra de amor, que encontró la historia que quería contar (¿o fue ella la que lo encontró a él?) en la cinta de casete de un contestador automático comprado en un mercadillo.

Claro está, no basta con una buena historia, hay que ponerla en pie tan bien como hizo este equipo de autores argentinos, para que se convierta en verdadero arte. La interpretación impecable de Andrea Carballo, que parece respirar a través de la grabación; la perfecta edición; la selección de frases tomadas de aquel viejo casete…

Todo se une en Ni una sola palabra de amor para convertirse en el fenómeno viral del momento, que se inició en Argentina hace unos días y ya llega a España. El primer fin de semana, el corto fue visto por 20.000 personas; hoy, su difusión ronda las 300.000 personas, pero sin duda crecerá y crecerá…

Preferimos no descubrir nada del argumento de la historia de María Teresa y Enrique. Déjate sorprender, como nosotros hicimos. Y disfruta de Ni una sola palabra de amor.

(Nota: agradecemos a nuestra lectora María Paula Gallego que nos haya hecho llegar esta historia)