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Lucía Etxebarria, condenada por agresión

La escritora se defiende dando a conocer todos los detalles del caso.

14 de noviembre de 2011. Estandarte.com

Qué: Lucía Etxebarría condenada por supuestas lesiones a Adoración García. La autora publica un comunicado defendiendo su inocencia

La escritora Lucía Etxebarria ha sido condenada a una multa de 180 euros y a pagar una indemnización de 200 euros más por las lesiones causadas supuestamente a Adoración García, inquilina de una vivienda que Etxebarría poseía en la calle Embajadores de Madrid. Los sucesos se remontan a 2008, y son bien conocidos por el público, ya que trascendieron a los medios. La escritora ha salido al paso de esta condena, dada a conocer el pasado viernes en Interviú, escribiendo el texto que publicamos a continuación, y en el que Etxebarria defiende su inocencia y da a conocer todos los detalles del caso.

Por supuesto no entraremos aquí a declarar inocente o culpable a Lucía Etxebarria; ni tenemos conocimiento del caso ni es nuestro papel como medio hacerlo, pero sí creemos que la acusada tiene todo el derecho a exponer su version de los hechos. Según cuenta la propia Etxebarria, la supuesta agredida ha filtrado a los medios la información de la condena y ha intentado en varias ocasiones acudir a platós de television para contar el suceso. La posición de Etxebarria ha sido dar a conocer los hechos en su perfil de Facebook. A continuación puedes leer el texto íntegro publicado a las 15 horas de hoy lunes:

 

Una historia de violencia. Una historia real. Una historia que me ha sucedido a mí. Es larga, pero instructiva

En la mañana de hoy Víctor, el presunto “compañero de piso” que presuntamente presenció cómo yo agredía una chica, me ha enviado este e mail:

“Acabo de leer la noticia en la prensa. Leo que si "arañazos, moratones e infección en el labio" o incluso "la escena fue presenciada por el compañero de piso de la agredida, que no intercedió en la agresión" ¡todo mentiras! Aunque el daño ya está hecho si decides recurrir iré a testificar de nuevo.”

Cuando yo conocí a Adoración García, era una amiga de mi marido. Se quedó en mi casa durante mucho tiempo porque “no tenía donde vivir”. Y es que, según contaba ella, “no encontraba trabajo” y “la vida le había tratado muy mal”. Cuando me separé del padre de mi hija, intenté que se fuera de la casa. No hubo manera. No hacía más que llorar cuando se lo pedía. Después empezó a crearme problemas muy serios, de los que no quiero hablar aquí, porque serían tema para otra novela. Pese a lo que he llegado a escuchar y leer, no mantuve ningún tipo de relación personal íntima con ella. Era amiga del padre de mi hija. Mientras yo la conocí, Adoración no tuvo jamás un empleo estable, más allá de que le ofreciéramos servir copas en mi bar, precisamente porque, según ella, no tenía de qué vivir. No puedo decir más de ella. Nunca supe nada más de su vida. Cuando me denunció, descubrí que tenía antecedentes penales por estafa.

Un día tuvo una discusión conmigo -en la que no hubo ningún tipo de agresión- , y decidió, por voluntad propia- dejar el cuarto que ocupaba en el piso que yo utilizaba como oficina, tras meses de que yo le rogara que por favor se fuera. Al día siguiente presentó todas aquellas denuncias. 

Sé que ha contado la misma historia a infinidad de personas: Yo la he pegado, yo la he amenazado, mis amigos la han amenazado, yo la he robado… Sé que habrá mucha gente dispuesta a creerlo. Sé que la gente que me conoce de verdad, mi familia, mis amigos íntimos, mi hija, me cree a mí. Es triste que el padre de mi hija, haya decidido continuar su relación de amistad con esta chica, y es tristísimo que mi hija pase incluso ratos con ella. Quizá él sea víctima de la misma manipulación que yo sufrí (el victimismo, el chantajismo sentimental, la historia de la pobre mujer a la que la vida ha maltratado y que no tiene donde caerse muerta), quizá ha visto una oportunidad de hacer daño donde más duele. No lo sé.

La vida no es fácil para nadie. Los que me estáis leyendo conocéis cada cual vuestras propias tragedias. Habrá quien se haya quedado sin trabajo y habrá quien tenga un familiar enfermo. Recientemente os hablaba de alguien cercano a mí que ha pasado tres meses en un hospital, en aislamiento, con una pronóstico gravísimo. 

Muchas veces, cuando los personajes más o menos conocidos tenemos un perfil público parece que vivimos en una nueve de color y fantasía. Desde fuera, hay quien cree que porque yo haya publicado novelas y haya recibido premios, porque me haya casado con alguien fotogénico y haya publicado una foto en la que los dos salimos favorecidos, mi vida es mejor que la suya. Pero no lo es. Todo el mundo conoce momentos buenos y momentos malos. Sí, yo he ganado muchos premios. Si no los hubiera ganado, una chica no habría creído que podría sacar dinero inventándose una historia sobre mi persona, o no habría visto una posibilidad de vengarse, de ventilar la inmensa envidia que por lo visto le provocaba el hecho de que yo tuviera casa propia, trabajo, hija… Casa propia que yo he pagado del primer al último céntimo trabajando desde los dieciocho años en todo tipo de empleos alimentarios que tampoco me gustaban gran cosa, porque mis padres –con muy buen tino– no me mantuvieron nunca ni el Estado me ha dado jamás subvención o ayuda alguna. Habrá mucha gente que desde esa misma envidia esté encantada de ir propagando la historia que cuenta Adoración García, de la misma manera que he leído o escuchado cientos de historias absurdas sobre mí que corren por Internet (el plagio, el murciélago… ¡ que me he liado con Prada!), gente que cree que yo tengo una vida mejor que la suya y que no me la merezco, o gente a la que atacar a alguien que no conocen de nada les permite exorcizar a saber qué complejos de inferioridad o fantasías subconscientes. 

Para mí ha sido un golpe durísimo que una jueza me haya condenado no habiendo un solo testigo que pruebe que he pegado a esta chica y sí habiendo uno que asegura que yo no la toqué. Yo fui muy ingenua, y si bien no fui culpable de lo que pasó, sí que en parte fui responsable, por haber dejado entrar en mi propia casa a una persona que no conocía de nada y de cuyos antecedentes no tenía la menor idea. Mi educación católica hace que lleve de serie una especie de programación que me lleva a intentar “rescatar” a gente en dificultades (“complejo de redentora”, sería el nombre técnico) y este defecto de carácter me ha creado muchos problemas.

Quien quiera creer que yo le he pegado a una chica que es más alta que yo y claramente más fuerte, quien quiera creer que siendo asmática tengo la fuerza y el resuello posible como para inmovilizar a una persona, quien quiera creer que esta mujer a la que medio mundo en internet acusa de “gorda” (porque sí, tiene sobrepeso) está en la forma física como para poder inmovilizar a una mujer más alta que ella, que lo crea. 

El que quiera creer que una vividora con antecedentes por estafa y sin trabajo estable conocido vio la oportunidad de sacar dinero (oportunidad que se le fue al garete porque la famosa en cuestión no era tan famosa) y de hacer daño, que lo crea. 

A mí esta historia me ha hecho muchísimo daño y me ha impedido dormir muchas noches, amén de que me ha salido carísima y yo, en contra de lo que muchos creen, solo recibo un 10% por libro vendido. Por supuesto, mañana me voy a levantar de nuevo a las ocho y voy a llevar a mi hija al colegio como todos los días y si me doy cuenta de que hay quien señala o se da codazos cuando paso voy a fingir que no me entero, como todos los días. No me puedo dejar llevar por el desánimo o la depresión porque tengo una hija que depende de mí ( dado que su padre no considera necesario para pagar el mínimo estipulado por ley puntualmente o siquiera cada mes, pese a que cobre un sueldo bastante alto, él sabrá por qué). No puedo permitirme creer eso de que “el mundo es un sitio horrible, el ser humano un depredador, y todo el mundo es malo” porque si de verdad lo creyera así, más me valdría suicidarme. Sé que en el mundo hay gente peligrosa, y a mí me tocó dar con una, un lobo con piel de cordero que me pudo desde la pena, desde su historia de que ella no tenía donde caerse muerta. 

Yo no me di cuenta a tiempo de lo que esta chica andaba buscando. Sé que desgraciadamente esta historia me ha vuelto quizá desconfiada o quizá realista, pero que a partir de ahora voy a tener extremo cuidado sobre con quién me relaciono y a quién dejo entrar en mi vida. Sé que no voy a poder evitar que cosas así vuelvan a pasarme, porque desgraciadamente la vida está llena de claroscuros, y sé que tampoco voy a poder evitárselo a mi hija, que ella podrá aprender de mis errores pero que sería imposible que tuviera una vida en la que nunca conociera la traición o el engaño, o el desamor.

En cualquier caso, esto es lo que yo tengo que contar, mi versión de la historia y mis datos: 

Adoración García presentó en su día una denuncia contra mí por amenazas, coacciones, y agresión.

Esta acusación me supuso cuatro juicios, con el consiguiente – y considerable– desembolso económico por mi parte. 

En el primer juicio, Adoración declaró que, amén de amenazarla, agredirla y coaccionarla, yo le había robado “un anillo de platino y esmeraldas” y “un collar de piedras preciosas”. El juez, sin pedir en ningún momento pruebas de la existencia de esas joyas, decidió que el robo constituía una delito, no una falta, y nos emplazó a un segundo juicio.

Este segundo juicio tuvo una instrucción previa. 

En declaraciones previas a este juicio Adoración no pudo presentar ninguna prueba de compra de estas esmeraldas o piedras preciosas. Tampoco una sola foto con ellas o testigo alguno que probara que le había visto con ellas. Adoración García no ha tenido un trabajo estable en los últimos años ni, según su declaración de la renta, posee patrimonio alguno. De hecho, recibía el subsidio de desempleo. No es el tipo de persona que pudiera poseer “un anillo de platino y esmeraldas y un collar de piedras preciosas, entre otras joyas” ( tomado textualmente de su declaración ) . Resulta también sospechoso que en una de las declaraciones el anillo fuera de “platino y esmeraldas” y en otra de “oro blanco y esmeraldas”.

Yo sí poseo un anillo de oro blanco y esmeraldas, así como su prueba de compra, e incluso una testigo que presenció en su día cómo lo compraba (Anécdota: fue lo que en los Estados Unidos llaman “un anillo de consolación”, el anillo que te regalas a ti misma cuando dejas una relación con alguien que te prometió que te compraría ese anillo. Es una forma de decirte a ti misma que al menos siempre podrás contar con que sabes mantenerte sola). 

Adoración no presentó un solo mail o sms en el que se probara una amenaza o una coacción. Aseguró que un amigo mío, Eduardo Soto Trillo, escritor, profesor de Derecho Internacional de la la UNED, jurista, experto en Derechos Humanos y colaborador la ONU, la había amenazado verbalmente. Por supuesto, esta acusación se presentaba sin pruebas ni testigos. Pero resulta, cuando menos, poco creíble que un experto en derechos humanos de reconocido prestigio vaya por ahí amenazando a una mujer a la que había visto una vez en la vida. 

Adoración aseguró que yo le había pegado y presentó dos partes de lesiones contrapuestos entre sí. Los dos partes de lesiones no coinciden. Entre las lesiones no había, desde luego, “arañazos o moratones”. Las lesiones a las que se refieren estos partes no son graves ni necesitan hospitalización, y desde luego pueden ser autolesiones, pues se refiere a una escarificación en el labio (que bien puede ser una calentura o el resultado de una pasión amorosa) y una marca en el brazo, que una mujer puede hacerse a sí misma. Por cierto, ningún parte dice que Adoración tenga moratones o cardenales. 

Se presentó a declarar ante el juez Victor, a petición del abogado de la propia Adoración Garcia, que reclamó su presencia en juicio. Victor contó ante el juez que tuvimos una discusión verbal, que él no la presenció, pero que sí que escuchó la discusión. Que él se presentó en el salón en el que las dos estábamos y me conminó a marcharme de la casa, cosa que hice, y que cuando yo me fui Adoración García no tenía una sola marca ni en la cara ni en el cuerpo.

Un amigo de Adoración García declaro ante el juez que Adoración se jactó varias veces en un bar de que yo “tenía que tener cuidado con ella porque yo era famosa y ella me podía hacer mucho daño”.

Puesto que quedó probado que no había habido delito de robo, de coacciones o amenazas, se desestimaron estos cargos.

Hubo un tercer juicio. ¿Por qué? Porque el robo es delito, la agresión era falta, así que debían juzgarse por vías diferentes

Este tercer juicio no se celebró porque el abogado de Adoración no se presentó dado que “había perdido la confianza en su clienta” según declaración escrita ente el juez. Se nos emplazó pues a un cuarto juicio, al que Adoración acudió asistida de abogado de oficio. 

En este cuarto juicio la propia jueza nos hizo saber que tenía muchísima prisa y que teníamos que celebrar el juicio lo antes posible. La única prueba contra mí eran los dos partes de lesiones. Ya se había probado que yo no había robado ni amenazado a nadie. Ningún testigo presenció esa presunta agresión. Es absolutamente falso lo que ha publicado Interviú de que “el compañero de piso presenció la agresión”, dado que el citado “compañero de piso” (en realidad un amigo de Barcelona que se quedaba en la casa de forma temporal), repito, había declarado ante el juez que cuando yo me fui de la casa Adoración no presentaba arañazos, moratones, marcas en el labio o lesión alguna. 

Adoración ha mentido ante un juez al afirmar haber sido víctima de un robo de unas joyas que no existieron. También ha mentido al decir que Eduardo Soto Trillo la amenazó. Su propio abogado en una carta al juez declaró que dijo que había perdido la confianza en ella. Adoración tiene antecedentes penales por estafa. Yo hasta hoy no tenía antecedentes de ningún tipo, ni siquiera una multa. 

En primer lugar, me gustaría que un abogado me explicara – dado que yo no lo entiendo- por qué se admite la acusación de robo sin una sola fotografía o comprobante de compra de las joyas robadas. Lo digo porque cuando en el pasado a mí mi asistenta me robó las joyas que tenía no pude presentar denuncia por esa razón.

En segundo lugar, no entiendo por qué si en derecho “in dubio pro reo”, es decir, si ante la duda se le debe dar la razón al acusado, y existiendo en este caso una duda más que razonable de que yo hubiera agredido a esta chica , se me condene. Dado que no hay testigos de la agresión y sí un testigo que dice que la agresión no tuvo lugar; dado que se retiró del caso el primer abogado de Adoración por considerar que había perdido la confianza en ella; dado que Adoración tiene antecedentes penales por estafa; dado que no ha podido probar la existencia de las tales joyas y las tales amenazas, dado que cualquiera que nos vea a las dos juntas se dará cuenta de que yo no tengo la fuerza ni las condiciones físicas como para inmovilizar a una mujer de mi edad y de complexión atlética… ¿ Cómo se me condena? ¿ Por qué? 

Soy absolutamente inocente de estas acusaciones. Yo no agredí a esta mujer y desde luego he recurrido esta sentencia. Adoración García ha interpuesto todas estas denuncias falsas con la única intención de poder vender la noticia a prensa, tal y como le confesó en su día a su entonces amigo, Valentín, G. B, y tal y como él así lo refirió el al juez. De hecho, ha sido ella la que se ha puesto en contacto con los periodistas para mover esta noticia. No ha sido el juzgado el que la ha filtrado. 

De la misma manera Adoración en su día ya salió en El Mundo y en El Mundo Televisión y también llamó a varios programas de televisión ofreciéndose a contar su historia, previo pago. Esos programas me llamaron a mí. Cuando dije que yo no iba a hablar del tema, y teniendo en cuenta que yo no soy tan famosísima como un Rivera, calcularon que no les merecía la pena contar con el testimonio de esta chica, y no negociaron con ella. Entre otras cosas, porque hubo quien no le dio credibilidad a su historia.

El expediente de todo el caso obra en poder de mi abogado, Jorge García de Oteyza, y en dicho expediente figura la declaración de Victor, y toda la documentación de los cuatro juicios, así como la carta que el primer abogado de Adoración envió al juez. 

Esta historia ha sido durísima para mí, me ha ocasionado un gasto considerable en abogados. Tengo una hija y no me gustaría que mi hija en el colegio escuchara según qué historias falsas referidas a su madre y es por esto que he recurrido la sentencia. No sé cuántas posibilidades tengo de conseguir que me den la razón. 

Todos habéis escuchado historias de mujeres que, en pleitos de separación o divorcio, presentan partes de lesiones que su ex marido de las que su ex marido asegura no ser responsable. He de decir que hasta que esto me ha pasado a mí, yo era una ingenua que creía ciegamente que aquellas mujeres no mentían. Ahora he descubierto en carne propia lo fácil que resulta sacarse un parte de lesiones de la manga. Y también he descubierto que sí hay un parte de lesiones es muy fácil que condenen a quien la “lesionada” señale como culpable de haberlas inferido.

Repito por enésima vez en este texto que Adoración García es más alta que yo, es bastante más atlética y, a diferencia de mí, no es asmática. Tiene mi edad. Desde mi condición de asmática y con mi condición física yo puedo asegurar que resultaría imposible que yo pudiera agredirla. No soy una persona fuerte, no he pisado un gimnasio desde hace cinco años, tengo sobrepeso … No estoy en buena forma física, no podría reducir a una mujer más alta que yo aunque quisiera.

Esta es mi versión. Podéis decidir creerla o no.

La moraleja que yo saco de esta historia es la siguiente. Se ha creado un clima de sensacionalismo en España en el cual se ha transmitido la idea de que si uno habla de un personaje público habrá quien esté dispuesto a escucharle, haya o no haya pruebas de que lo que cuente es verdad. Yo no sigo mucho la tele, pero siempre me escandalizaba que la señora que decía que se había acostado con un torero o la empleada de hogar que venía a contar que su empleadora bebía o desatendía a sus niños encontraban su hueco en programas que les pagaban por contar estas historias sin prueba ninguna. La gota que ha colmado el vaso para mucha gente creo que ha sido el testimonio de la madre de El Cuco en La Noria, en el que se llega a pagar a la madre de un encubrimiento de asesinato porque hable en la tele. 

El dolor y las derrotas constituyen una gran oportunidad para replantearnos cómo estamos viviendo la vida. Todos somos producto de nuestras reacciones ante los retos.  El dolor, la traición, el sufrimiento, la capacidad de hacer daño, vienen con la vida misma mismo y cuando nos toca vivirlos, no hay que dramatizar, como si se tratara de algo extraordinario. Este tipo de historias nos sitúan en nuestra justa realidad: saber lo que verdaderamente somos y los que no somos, lo que podemos y lo que no podemos conseguir. 

No quiero situarme yo misma en el papel de víctima de unas circunstancias, porque me estaría quitando a mí misma poder para actuar y salir adelante. El esfuerzo por hacer a un lado la ilusión de impotencia es el punto principal de partida para salir del hoyo en momentos así. Uno debe recordarse que la vida no tiene más límites que los que tú te impones. 

Por eso he decidido escribir la historia y hacerla correr. No solo dar mi versión, sino también compartir mi experiencia. Podía elegir hundirme en la depresión o podía elegir sitúar la historia en su justa perspectiva. Y he elegido la segunda opción. 

La perspectiva, pues, lo es todo.

 

Comentarios en estandarte- 12

1 | Patricia 14-11-2011 - 17:37:18 h
Esto de la agresión de Lucía Etxebarría, ¿no será el último episodio de su nueva promoción? Porque últimamente salta a los medios por cosas raras, raras...

2 | Enrique de Trastámara 14-11-2011 - 18:09:12 h
Este tema de la supuesta agresión de Lucía Etxebarría a su inquilina la persigue desde hace años... Creo que esta vez no tiene nada que ver con la promoción...

3 | Por favor, basta 14-11-2011 - 20:15:13 h
"Yo 'la' he pegado, yo la he amenazado, mis amigos la han amenazado, yo 'la' he robado..." ¿Y esta tal Lucía quién es?

4 | Sergio Ruiz 15-11-2011 - 13:17:42 h
De acuerdo con el comentario número 3, ahí he dejado de leer... ¿dónde se saca uno el carnet de escritor?

5 | Federico 15-11-2011 - 20:39:27 h
No puedo juzgar si Lucía tiene razón o no porque los innumerables errores sintácticos y hasta ortográficos de su escrito me han distraído de la historia -por otra parte, narrada de forma tan confusa como reiterativa-. Por muy alterada que esté, es imposible que una persona acostumbrada a redactar cometa tantas faltas. ¿No será que en realidad la autora es su enemiga Adelaida, que ha firmado este texto indigerible con el nombre de Lucía para vengarse de ella?

6 | Magui 15-11-2011 - 21:54:08 h
Que mala leche tenesis, tios que han comentado. Lucia, pide revision, estafadores pululan muy cerca de escritores y artistas. No es el primer caso, olvida ese complejo cristiano, pide que te pague en retroactivo el alquiler del piso que utilizo durante tanto tiempo. Pero donde estan estos abogados en Madrid que no utilizaron esto para sacarte de la alcantarilla en que ha querido meterte esta golfa. Saludos Lucy para ti y la niña.

7 | Mafalda Parse 15-11-2011 - 23:41:51 h
Muy decepcionada con estas declaraciones de Lucía, primero porque no entiendo tantas explicaciones. Segundo, porque mezcla churras con merinas y nos cuenta la pena de Murcia (Mi ex no pasa la pensión a mi hijita y bla bla bla..), y tercero..entonces....¿quién escribe los libros? Me he quedado muerta....

8 | Federico 16-11-2011 - 08:09:40 h
No es mala leche, Magui. Por lo menos en mi caso: empecé a leer la defensa de Lucía poniéndome a priori de su parte, pero a las pocas líneas empecé a sufrir tanto con sus abusos gramaticales, me sentí tan violentamente agredido por ellos, que, confundido por el hecho de que una escritora se exprese de ese modo, llamé "Adelaida" a "Adoración" en el comentario 5. Que era lo que quería aclarar ahora, y dejo el tema definitivamente.

9 | Jasón 16-11-2011 - 09:55:05 h
Dejadme informaros que en Estandarte han debido corregir cosas, porque el escrito original de Lucía Etxebarria sobre la acusación tiene muchos más errores... Pero ella SIEMPRE escribe así de mal, ¿no lo sabíais? Leed su blog...

10 | Jose 16-11-2011 - 10:24:14 h
Lucía Etxebarria, condenada por agresión. Y nosotros, gracias a Estandarte, condenados a leer sus explicaciones. ¿Pero necesitamos saber qué le pasó a Lucía Etxebarría con su inquilina?

11 | Sonia 17-11-2011 - 15:49:50 h
¡Qué bien le van a venir a la inquilina estas declaraciones! Todo esto lo tendrá que demostrar ante el juez. 1º La inquilina entró a vivir en el piso que Lucía alquilaba por habitaciones, ya que se le había quedado una habitación libre. Ella había echado al anterior ocupante. 2º El contrato se hizo de manera verbal, porque Lucía así lo quiso, no porque la inquilina no se lo hubiera pedido. previa entrega de una fianza de 320 euros y el mes de alquiler más gastos, que se compartían entre los inquilinos del piso y del apartamento que Lucía había sacado del piso original y que también alquilaba. El importe del alquiler del apartamento, la última inquilina, lo hacía a través de banco pero no a su cuenta sino a la cuenta bancaria del asistente de Lucía en ese momento, Curro. 3º La inquilina estuvo viviendo en régimen de alquiler durante casi 4 años. Durante los cuales no tuvo ningún problema de convivencia con sus compañeros de piso, pago sus mensualidades, algunas veces por adelantado. En un principio le hacía los pagos a la propia Lucía y más adelante las mensualidades de ella y del resto de sus compañeros se entregaban a sus asistentes Curro y Elizabeth. 4º Fue la inquilina quien le hizo favores a Lucía, como el cuidar de su hija y sus perros. Atender la recepción de cajas y cajas de libros que llegaban a ese piso e incluso se encargaba de su limpieza. Ya que ella lo tenia declarado como Perravida S.l. oficina 5º En el momento de la agresión había dos testigos uno amigo de Lucía, que no daba crédito a lo que estaba viendo, y que tampoco se ha prestado a declarar, mintiendo a favor de Lucía. Y el otro testigo se trata de Victor inquilino, que fue llamado a declarar, por petición del juez, ya que Lucía en ningún momento lo propuso como testigo. Fue la propia inquilina quién siempre ha estado interesada en el testimonio de este testigo, de quien ya hay una declaración, y que se contradice con todo lo que Lucía manifiesta en este escrito. Este testigo no se presento en el juicio, alegando que económicamente no podía costearse el viaje desde Barcelona, lugar en el que reside, hasta Madrid. Y en ningún momento el abogado de Lucía se opuso a la celebración de dicho juicio sin el testimonio del testigo, que tan importante y veraz es para Lucía. 6º La inquilina llamó 2 veces a policía mientras se estaba produciendo la agresión. Quienes se personaron en la vivienda, después de que Lucía se hubiera ido, tomando nota de los datos de la inquilina y de su compañero de piso Victor. Aconsejando a la inquilina que fuese a ser reconocida por un médico. Y así lo hizo. 7º Cuando la inquilina volvía de poner la denuncia por la agresión al día siguiente. Se encontró con que Lucía estaba dentro del piso manipulando la cerradura. La inquilina asustada, y con razón por la agresión del día anterior. Pido ayuda a una patrulla de policía que estaban frente a la vivienda. Es cuando la inquilina, acompañada por dos agentes de policía, comprueba que no puede abrir con su llave. Es en ese momento cuando recibe una llamada de un amigo de Lucía para decirle que Lucía le ha contado que la inquilina le ha robado un portátil , un disco duro con información y documentos. Fueron esos mismos policías quienes llevaron en el coche de patrulla a la inquilina a la comisaria para interponer la denuncia por el cambio de la cerradura. 8º Desde este momento la inquilina nunca pudo entrar en la vivienda a recoger sus pertenencias. A partir de este momento Lucía ha hecho todo lo posible para que la inquilina quitase la denuncia que le había interpuesto por la agresión. 9º Todo esto sigue en manos de la justicia. El abogado de la inquilina tuvo una manera de proceder, que tendrá que ser considerada en el Ilustre Colegio de Abogados. Y no se trata de falta de confianza por parte del abogado, sino falta de confianza de la inquilina hacia su abogado. La abogada que acompaño en el juicio a la inquilina, no era de oficio. Y esto Lucía lo debe de saber ya que tendrá que pagar las costas generadas por el proceso. Ella esperaba que con la renuncia del abogado de la inquilina, dos días antes del juicio, la inquilina aparecería sin letrado para su defensa. Pero una vez más Lucía se equivocó y, el juicio se celebró.

12 | Lorenzo 18-11-2011 - 12:41:35 h
Magy, aquí la única golfa es Lucía. Te recuerdo que ha sido un tribunal quien la ha condenado, y poco. Ya que lo de las coacciones se contemplaba como un presunto delito. Sus abogados lo único que han podido conseguir es que todo se quede en faltas, de momento. Resaltar que no ha sido la única inquilina que abandonó ese piso de malas maneras. Pero la gente no denuncia, 1º porque ella no hacía contrato y 2º porque la gente le tiene miedo. Si de verdad le tenéis aprecio a Lucía, en vez de alagar indiscriminadamente todo lo que ella hace, le harías un gran favor dándole buenos consejos y siendo más críticos con su manera de proceder. Os recuerdo que se probó que Lucía había plagiado. El Psicólogo al que plagió, tuvo a bien aceptar dinero en compensación por la utilización de sus textos, y no se llego a celebrar el juicio. Tanto va el cántaro a la fuente que finalmente acaba rompiéndose.