Los bibliotecarios brasileños se desnudan

05 de enero de 2016. Estandarte.com

Un grupo de bibliotecarios brasileños se ha desnudado con un motivo solidario: que la Biblioteca da Diversidade edite un calendario, con cuyos beneficios financiará una biblioteca en Brasilia, cuyo fondo se centrará en la diversidad sexual y religiosa. La institución ha estimado en más de 700.000 reales (en torno a 161.000 euros) el presupuesto destinado a la construcción de la biblioteca, incluyendo la compra de un edificio en la Asa Sul, una de las áreas que componen el Plan Piloto de Brasilia, en el corazón de la capital del país.

Para este calendario solidario han posado bibliotecarios y estudiantes de biblioteconomía de distintos puntos de Brasil, animados por el bibliotecario Cristian Santos, que trabaja en la biblioteca de la Cámara de Diputados e impulsa la Biblioteca da Diversidade. Según su proyecto, se tratará de un espacio cultural destinado «a cultivar la diversidad como un elemento que configura la naturaleza humana», en respuesta al asesinato de un homosexual en Brasil cada 28 horas, y para contrarrestar el silencio del gobierno ante este hecho.

Ante el «odio colectivo» nacido de la «ignorancia» que busca perseguir a quien es diferente, y fruto de una «revolución personal», los bibliotecarios de Amazonas, Bahia, Brasília, Minas Gerais, Rio Grande do Sul, Rio de Janeiro y São Paulo han dejado atrás los prejuicios y la ropa. Al mismo tiempo, Cristian Santos busca también con este calendario solidario derribar el mito —existente, a su juicio— en torno a la profesión de bibliotecario como un coto privado para las mujeres.

La Biblioteca da Diversidade se abrirá a la comunidad LGBT y a otras minorías, aunque en ella «todos son bienvenidos», ofreciendo sus servicios de forma gratuita. La aportación del calendario resulta simbólica, puesto que el precio es de 50 reales (11,50 euros) y la tirada de 300 ejemplares. Cristian Santos aporta desde hace un año la mitad de su sueldo a la Biblioteca da Diversidade, aunque espera que «una persona generosa, un empresario o incluso el Estado quieran donarnos una casa o un terreno». Cristian Santos ya ofrece su casa como sede del proyecto, recibiendo libros —editoriales de Brasil, Estados Unidos y Francia ya quieren donar títulos— o acogiendo reuniones.