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Premio Estandarte mejor novela 2021

'Lo pasado no es un sueño' se ha convertido en la mejor de 2021.

03 de enero de 2022. Estandarte.com

Qué: Premio Estandarte mejor novela 2021: Lo pasado no es un sueño Autor: Theodor Kallifatides Editorial: Galaxia Gutenberg Año: 2021 Páginas: 192 Precio: 17,50 € (10,99 € en eBook)

Lo pasado no es un sueño - Premio Estandarte mejor novela 2021En estos tiempos ralentizados que atravesamos, la literatura es más que nunca refugio. Una vía de escape que nos permite asomarnos a otros mundos, otros paisajes y otras vidas.

Por la facilidad con la que nos han envuelto con sus relatos, desde Estandarte ya os compartimos cinco títulos que habían destacado en 2021. De entre ellos, Lo pasado no es un sueño se ha convertido en la mejor novela que ha visto la luz este año.

A lo largo de Lo pasado no es un sueño, entendemos y sabemos qué es esa piedra negra que el autor echó sobre sus espaldas, un peso que le acompañó durante muchos años, hasta que, al fin, encontró la paz en sus recuerdos.

En este maravilloso libro, en esta vida novelada, en este recordado día a día, que ya adivinamos en Otra vida por vivir y Madres e hijos, (también editados por Galaxia Gutenberg), acompañamos a Theodor Kallifatides en su caminar por esos senderos que moldearon su personalidad y guiaron sus decisiones.

El libro que termina con esa simbólica piedra negra, empieza con la imagen de un niño saliendo de su pueblo de la mano de su abuelo.

La salida señala el fin de una etapa, de unos años duros marcados por la invasión alemana, las represalias, la huida, el anticomunismo, la represión, el miedo a unos y otros… Y se van de allí, de su pueblo. El primero fue el padre –maestro, perseguido–, luego, y por separado, los hermanos mayores y la madre.

Más tarde es él quien dice adiós. Tenía ocho años, empezaba la primavera de 1946, olía a almendros, y ellos –abuelo y nieto– viajaban hacia Atenas, hacia el reencuentro.

Todo era nuevo, grande, tan grande como el miedo a perderse y como la impaciencia por el encuentro.

«Comencé a temer que no saliéramos nunca de allí [estaban en un café, el abuelo de tertulia con el dueño], pero entonces se obró el milagro. De pronto vi a mi madre pasar por la calle. Llevaba un ligero vestido de tela floreada que parecía atraer hacia sí toda la tenue luz de la tarde. Tenía treinta y dos años y parecía inmortal».

Son palabras llenas de amor, poesía y cercanía, las que van jalonando el libro, marcando el paso de cada momento, compartiendo con el lector, el dolor, las novedades, las experiencias, el encuentro con la vida.

«Yo huí al campo, era primavera, el jazmín y las lilas desprendían una fragancia extraordinaria. Desde entonces todos mis pecados huelen así».

Palabras que reviven el paso por la escuela, la intolerable vida del campamento, el colegio donde, como cuenta, entraron como gusanos y salieron como mariposas, el descubrimiento del buen magisterio, el feliz encuentro con la gramática, rememora en palabras que no podemos menos que destacar aquí:

«Pero sobre todo adoraba la gramática, que no únicamente organizaba la lengua, organizaba también el tiempo. El tiempo que es, era, fue, será, ha sido, habría sido. Un esquema simple y elegante y, por encima de todo, el tiempo que siempre ha sido y siempre es, en pocas palabras el presente histórico que era como ver el río de la vida desde algún lugar en las alturas. Me hacía feliz extraviarme en la sintaxis, y los textos antiguos eran precisos y parcos. Lo veíamos todos los días cuando los traducíamos al griego moderno. Cada frase se hinchaba como una masa».

Deja la niñez, llega la adolescencia, el amor –los amores–; crece, madura, mira su entorno, se ve –así lo ven los griegos siendo él griego–, como un refugiado en su tierra; toma conciencia política, y por ello, pierde el derecho a asistir a la universidad.

Ronda en su cabeza la idea de migrar, se ahoga en ese régimen autoritario, y lo va desgranando poco a poco, mezclando el día a día, el enorme amor y admiración por su padre, por su madre, por la épica que descubre en Homero; el ensoñamiento de los olores –limón y tabaco, representando la realidad; lilas, jazmín unidas al pecado–.

El exilio está cada vez más cerca. Le empujan una película, El manantial de la doncella, de Bergman, y una lengua, el sueco, que sonaba a sus oídos claro y seco como unas campanas.

«Suecia. No era difícil darse cuenta de que ahí se podía vivir como un rey, disfrutar de la belleza sin angustia y hablar sólo cuando hace falta».

Aquellos sonidos y el sueño de volverse otro encaminaron su marcha.

Se va, deja atrás la pena, los padres, los desengaños, los amigos, todo. Empieza otra vida: trabajo, estudio, adaptación –tarea no fácil–; aprende lo que es ser otro, se adapta, hace del sueco el idioma de sus libros, se ve capaz de rehacer su vida, casarse, forjar su carrera de escritor y contarlo como sólo él sabe, transmitiendo una emoción sobrecogedora, que envuelve sin que el lector pueda salir de su embrujo.

Por esto, por la maestría con la que Kallifatides logra aquello que ansía la literatura, que es la capacidad de hacernos vivir otras vidas mediante la palabra, desde Estandarte reconocemos este título como mejor novela de 2021.

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