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The Paris Review. Entrevistas (1953-2012)

Más de cincuenta años de entrevistas en profundidad a cien escritores.

21 de diciembre de 2021. Estandarte.com

Qué: The Paris Review. Entrevistas (1953-2012) Autor: VV.AA. Editorial: El Acantilado Año: 2020 Páginas: 2832 Traducción: M. Belmonte, J. Calvo, G. Fernández Gómez, F. López Martín Precio: 85 €

The Paris Review. Entrevistas (1953-2012)Fundada en París en 1953 por un grupo de escritores estadounidenses (Harold L. Humes, Peter Matthiessen y George Plimpton) que después, ya en los años setenta, se la llevarían a Nueva York, la revista literaria The Paris Review nació con ganas de dar la bienvenida a buenos escritores y buenos poetas que no siguieran la corriente y no empuñaran el hacha.

El paso del tiempo la ha convertido en una publicación legendaria, un referente en el que han podido leerse poemas como los de Anne Sexton, extractos de novelas como Molloy de Samuel Beckett, cuentos, relatos… Las entrevistas se encuentran entre sus pilares básicos. Son largas y generosas conversaciones con escritores: a veces están dirigidas por un solo entrevistador, otras por dos, a veces se desarrollan en una sola sesión, otras en más, y vienen sucediéndose desde el mismo año de su fundación en el que se inauguraron con E. M. Forster.

Cada cierto tiempo, la revista compendia las entrevistas y las publica en sus libros Writers at Work. Ahora, gracias a la editorial Acantilado que lleva trabajando en el proyecto ocho años, contamos con la edición en español de cien de estas entrevistas que abarcan el arco cronológico de 1953 2012, desde la charla de Forster con P. N. Furbank y F. J. N. Haskell a la de Roberto Calasso con Lila Azam Zanganeh. Entre medias, interesantísimos nombres de figuras imprescindibles del universo literario de distintas nacionalidades (William Faulkner, Vladímir Nabokov, Jorge Luis Borges, Elizabeth Bishop, Octavio Paz, Susan Sontag, Camilo José Cela, Kenzaburo Oé…) que comparten anécdotas sobre sus formas de trabajar (horarios, espacios….); sobre la construcción de los personajes y su relación con ellos; en alguna ocasión se cita el vértigo hacia el folio en blanco o las continuas revisiones; surgen cuestiones políticas, históricas, culturales o sociales; y se habla mucho de literatura: de obras propias y ajenas, de traducciones, de géneros, de acercamientos realistas o fantásticos a las tramas; algunos de ellos se comportan como prescriptores o críticos (es genial el comentario de Truman Capote en su entrevista con Pati Hill, cuando habla de dominio y estilo: «[…] pero estoy convencido de que se puede estropear una historia si falla el ritmo de la frase –especialmente hacia el final–, o si fallan los párrafos y la puntuación. Henry James es el maestro del punto y coma, Hemingway es el que mejor sentido de los párrafos tiene, y desde el punto de vista del oído, Virginia Woolf jamás escribió una mala frase. No quiero decir que yo sea capaz de predicar con el ejemplo, pero sí que lo intento […]».

Los entrevistados se autorretratan en sus respuestas por lo que cuentan, por el enfoque de sus comentarios y por el tono que emplean. Antes, en las introducciones, los entrevistadores han descrito el contexto, las circunstancias que rodean la entrevista parándose a veces en cómo es la habitación en la que se encuentran por lo que ella dice del personaje, en cómo va vestido o cómo modula la voz, en los tiempos del encuentro… «Durante las horas diurnas de la entrevista, que se prolongó tres días, habló con cautela y a veces las preguntas lo fatigaron. Por la mañana, cuando regresaba el entrevistador, el señor Pound estaba ansioso por corregir los errores del día anterior.», detalla Donald Hall antes de la transcripción de su conversación en 1962 con Ezra Pound.

Terminados los encuentros, continúa la colaboración entre entrevistador y entrevistado. El primero transcribe y da forma a un borrador que envía al escritor para su revisión. Susha Guppy cuenta que Marguerite Yourcenar le devolvió la transcripción con gran cantidad de correcciones anotadas en el texto y en hojas separadas. «Agradecí mucho que se hubiera tomado tantas molestias, pero ella todavía no estaba plenamente satisfecha y quería verme otra vez para revisarlo todo juntas y asegurarse de que el texto reflejaba exactamente lo que ella había querido decir.» No pudo ser, Yourcenar falleció, pero la anécdota refleja hasta qué punto estas entrevistas son un trabajo de largo recorrido, que requiere de una colaboración estrecha. Todo ello se aprecia en las aportaciones. Son muchos personajes, muchas formas de ser, de reconocerse y de enfrentarse al acto de escribir. Algunos pueden despertar simpatía y otros, por el contrario, cierta animadversión; pero en todos subyace interés. En esta gran obra se celebran por todo el alto tanto la literatura como el género periodístico de la entrevista. Es una delicia ir sumergiéndose en comentarios como este que hemos escogido de la charla entre Elissa Schapell y Toni Morrison.

P.: ¿Tiene usted un público en mente cuando se sienta a escribir?

R.: Sólo yo misma. Si llego a un punto en el que no estoy segura de algo, puedo acudir a los personajes para que me infundan confianza. Para entonces ya son lo bastante amigos como para decirme si la versión que estoy ofreciendo de sus vidas es auténtica o no  […].

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