Pasión por leer. Pasión por escribir.

Portada > Noticias > Libros > Varios > Las sillas están donde la gente va

Las sillas están donde la gente va

Un libro de autoayuda para gente que no necesita ningún tipo de ayuda.

10 de junio de 2014. Estandarte.com

Qué: Las sillas están donde la gente va Autores: Misha Glouberman y Sheila Heti Traductor: Ricardo García Pérez Editorial: Alpha Decay Año: 2014 Páginas: 232 Precio: 18,90 €

Las sillas están donde la gente va (Cómo vivir, trabajar y jugar en la ciudad), de Misha Glouberman y Sheila Heti, se nos presenta por parte de su editorial en español, Alpha Decay, como “un libro ameno, atractivo y profundo. Un volumen de autoayuda para gente que no tiene necesidad de ningún tipo de ayuda, y un libro how-to que te urge a hacer cosas que realmente no necesitas hacer”.

Misha Glouberman y Sheila Heti han sido amigos y colaboradores durante más de diez años. Juntos, se inventaron las exitosas Trampoline Hall Lectures y más tarde escribieron este libro. Misha Glouberman es profesor de improvisación y consultor. Sheila Heti es escritora.

Juntos nos hacen plantearnos en Las sillas están donde la gente va una serie de preguntas tan variopintas como: ¿Por qué piensa la gente que si haces una cosa, estás en contra de otra? ¿Es una trampa la monogamia? ¿Cómo deberían comportarse los vecinos? ¿Llevar traje es un buen sistema para dejar de fumar? ¿Por qué convertir la ciudad en un sitio más divertido para ti y tus amigos no es un objetivo político muy noble? ¿Por qué los ordenadores sólo duran tres años? ¿Cuán a menudo deberías ver a tus padres? ¿Cómo deberíamos comportarnos en las fiestas? ¿Casarse es cada vez más fácil? ¿Qué nos revela el correo basura acerca del mundo?

La colaboradora y amiga de Misha Glouberman, Sheila Heti, quería que su nuevo libro fuera una compilación de todo lo que Misha sabía. Juntos, redactaron una lista de temas. A medida que Misha hablaba, Sheila tecleaba. Misha habló de juegos, relaciones, ciudades, negociaciones, la improvisación, Casablanca, conferencias y trabar amistades. Sus temas fluctuaban de lo sublime a lo ridículo. Pero de pronto, lo que había parecido trivial empezó a parecer importante, y lo que había parecido importante empezó a parecerlo menos. 

Comentarios en estandarte- 0