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La familia del Prado, de Juan Eslava Galán

El museo como álbum de familia de los Austrias y los Borbones.

17 de julio de 2020. Estandarte.com

Qué: La familia del Prado Autor: Juan Eslava Galán Editorial: Planeta Año: 2018 Páginas: 448 Precio: 21 €

La familia del Prado, de Juan Eslava GalánEl último libro del escritor Juan Eslava Galán, La familia del Prado, se puede sumar con toda naturalidad a las celebraciones de este museo, que en 2019 conmemora su 200 aniversario. Sería el particular homenaje al bicentenario de la pinacoteca, de un autor que siempre ha destacado por el cultivo de la historia tanto en novelas como en ensayos. 

En esta ocasión, la temática de esta obra, publicada por Planeta, sigue siendo histórica, pero no se trata de una novela; y si se tuviera que calificar de ensayo lo sería, pero se trataría de un ensayo muy particular. En realidad La familia del Prado se centra en un periodo de la historia de España, pero no para contarla al uso, como lo haría un manual. La familia del Prado es “un paseo desenfadado y sorprendente por el museo de los Austrias y los Borbones”, como refleja el subtítulo de la obra. Un género híbrido y unas formas que el autor ya ha tratado en títulos como, por ejemplo, Historia de España contada para escépticos o Historia del mundo contada para escépticosSe trata de un texto sobre la “cotidianidad” de los personajes para cuya elaboración el escritor se ha servido de testimonios históricos coetáneos, pero también de cotilleos, chismes y habladurías de palacio.

A través de los retratos pictóricos de los monarcas que aparecen en las páginas del libro (reproducidos a color en un cuadernillo central), Eslava Galán rastrea aspectos como el colapso genético de los Austrias, por su costumbre de casarse con miembros de la misma familia para asegurar alianzas o territorios; la bulimia del todopoderoso Carlos V; la obsesión compulsiva de Felipe II; la ludopatía de Felipe III; o la adicción al sexo y al chocolate, respectivamente, de Felipe IV o Carlos II. Pero también la desgraciada vida de muchas de las reinas consortes, víctimas del intercambio de cromos en el juego de alianzas del tablero político europeo.

No solo hay reyes en La familia del Prado. También herederos que conspiraron contra sus padres, como el príncipe Don Carlos; validos que se retrataron como soberanos, como Lerma y Olivares; pintores que quisieron ser cortesanos, como Velázquez; multitud de amantes, plebeyos y hasta la aristócrata que posó sin ropa en la “Maja desnuda”, de Goya. Todo ello escrito en el reconocible estilo de Eslava Galán y vertebrado a través de Marina, la nieta del escritor, con la que este recorre las salas del museo.

María Isabel de Branganza, impulsora del Museo del Prado, pintada por Bernardo López PiquerLa historia del museo empezó con María Isabel de Braganza (1797-1818), una de las reinas más desconocidas de la Historia de España. Hija del futuro Juan VI de Portugal, en 1816 contrajo matrimonio con su tío Fernando VII. Apenas dos años después moriría en Aranjuez, durante el parto de su segundo hijo. Tenía 21 años. En ese corto período a la soberana le dio tiempo a ganarse el cariño de muchos, pero sobre todo a fundar la que, a la postre, se convertiría en una de las grandes pinacotecas del mundo: el Museo del Prado. “La idea surgió casi por casualidad durante una visita al monasterio de El Escorial para evaluar los daños producidos por la reciente ocupación francesa”, explica el escritor Juan Eslava Galán en la obra. “En una sala apareció un alijo de cuadros pertenecientes a las colecciones reales que los franceses no habían tenido tiempo de llevarse consigo”. Muchos de ellos estaban allí desde el incendio que destruyó el Alcázar Real en 1734. “Isabel repasó aquellos tesoros”, continúa Eslava Galán, “entre los que figuraban, polvorientas y algo maltratadas, las mejores obras de Tiziano, Rubens, Velázquez y otros maestros de las escuelas italiana, flamenca y española. Contemplando aquellas maravillas concibió la idea de exponerlas en el palacio de Riofrío, pero finalmente se decidió por una exposición más permanente en el actual Museo del Prado”, un edificio diseñado originalmente por Juan de Villanueva como Gabinete de Ciencias Naturales.

Aquella decisión salvó todas aquellas pinturas y, con ellas, gran parte de la historia y el arte de España. María Isabel, que también fundó la Real Fábrica de Porcelanas de La Moncloa, no las pudo ver expuestas, ya que murió un año antes de la inauguración de la pinacoteca. Y aunque su decidido impulso fue inmortalizado una década después, en 1829, en un óleo de Bernardo López Piquer (en el que la reina señala con una mano al museo y con otra a los planos del edificio), su nombre apenas es reconocido hoy entre los visitantes de la pinacoteca. Uno de los ejemplos de historias de los reyes y reinas de España de los últimos cinco siglos, desde Isabel la Católica a Juan Carlos I, que Eslava Galán rescata en La familia del Prado.

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