Un corazón demasiado grande, de E. Rodríguez

19 de abril de 2021. Estandarte.com

Además del título del libro, Un corazón demasiado grande lo es también del relato con el que se abre esta antología de Eider Rodríguez (Rentería, 1977) que reúne seis cuentos nuevos y catorce escogidos entre los ya publicados en libros anteriores (Y poco después ahora, Carne y Un montón de gatos) por esta autora que escribe en euskera y se traduce ella misma al castellano (en colaboración con Zigor Garro y Lander Garro en algunos de los incluidos en esta edición).

“Un corazón demasiado grande es una virtud y una patología al mismo tiempo, un regalo y una condena, una casa con piscina y la cancela cerrada”, así comienza la carta que acompaña al volumen de Literatura Random House y con la que Rodríguez explica qué encierran estas historias: “He escrito estos relatos para intentar comprender qué es lo que se oculta tras los que llamamos ‘clase media’: ¿de dónde proviene su malestar?, ¿con qué sueña? […]”.

Su hábitat es la cotidianidad, casi siempre ambientada en el País Vasco. Sus personajes se descubren a través de lo que se cuentan a sí mismos y de las relaciones de pareja, de amistad, entre vecinos, entre madres e hijas (estas se dan una y otra vez)…, en situaciones en las que el lector queda atrapado y, más de una vez, dolorido, conmovido...

Todo saboreando una literatura precisa y cautivadora, que invita a leer la misma frase varias veces por la emoción que producen su belleza y su claridad, crea diálogos que dicen mucho más de lo que parece y conduce a través de saltos y juegos en el tiempo como en el conmovedor Viaje a la semilla con imágenes como las de las letras rojas que regresan al bote de spray o los piojos que recogen las liendres.

Hay escenas y descripciones que pesan, que crean una atmósfera de dolor, de una angustia silenciosa, rencorosa a veces como la de esa madre a la que le sobra mucho tiempo (Semilla). La narración se detiene en gestos mínimos y, en apariencia, insignificantes –la forma de pelar una manzana o de tomar un flan (El tercer regalo) o esos labios siempre recién pintados (Ceniza–, y así la rutina y la cotidianidad muestran, con pocas y certeras palabras, su valor a la hora de conformar caracteres, de hacerlos reales a base de matices únicos.

Con este repertorio poético habla de amor, de soledad, de compromiso, de esperanzas y sueños rotos o, simplemente, de falta de sueños, de celos y de muerte; entreteje también cuestiones políticas, el terrorismo, el alcohol o la droga –da vértigo la sensación que comparte la protagonista/narradora de Lo que se esperaba de mí cuando está colocada– en busca, como comenta en la carta, de “algún tipo de alma, quizá el alma de la mal llamada ‘clase media”.

A estos personajes que ella describe como fronterizos y contradictorios les ocurren esas cosas que le pueden ocurrir a cualquiera cualquier día (la rotura de una muela, el cuidado de un enfermo, la visita a una abuela…) y que en manos de Eider Rodríguez adquieren un significado especial y se cierran –o dejan entreabiertos– con finales redondos.

Con Un corazón demasiado grande, Eider Rodríguez ha recibido el Premio Euskadi de Literatura y el Premio de los Libreros de Guipúzcoa (Euskadi de Plata). La escritora y traductora, que es licenciada en Publicidad y doctora en Literatura, es además de una gran cuentista (también como lectora), profesora en el área de Lengua y Literatura de la Universidad del País Vasco en San Sebastián y cultiva otros géneros como el cómic con Santa familia (Premio Euskadi de Literatura Infantil y Juvenil, ilustrado por Julen Ribas) o el ensayo (El cuerpo de las escritoras y El mar es el único camino).