Un ciervo en la carretera

12 de enero de 2022. Pedro Carrasco Garijo

Lo primero que podemos decir, muy brevemente, es que Un ciervo en la carretera es una gran obra. Lo anunciamos de entrada, ya que, dada la oferta tan enorme de lectura a la que cualquiera puede acceder hoy en día, es importante no perder el tiempo con libros menores. No es este el caso.

Un ciervo en la carretera es un libro de relatos de diferentes extensiones; los hay de menos de una página y de más de treinta. Todos muy distintos, aunque tienen en común algunas cosas, como no podía ser de otra manera, ya que el autor es el mismo y su impronta es clara en todos ellos.

Ante todo, el autor, Domingo Alberto Martínez (Alberto Martínez en la cubierta), sigue escrupulosamente la regla del cuidado del texto. Esto es algo que habitualmente se olvida, y que no debería ser así.

Cuando se escribe una novela, no es que no se deba cuidar el texto, pero la extensión de la misma permite cierto descanso en este sentido. En el caso del relato esto es básico: cuidar el texto al máximo, pensar y repenser el vocablo más adecuado que dé belleza a la obra.

Eso ocurre en los relatos de Alberto; están muy cuidados, muy pensados y muy trabajados, lo que confiere al libro una belleza completa. No es un libro de trozos de historias sin más, sino un constructo que funciona perfectamente.

Otra cosa que tienen en común y que es de destacar es la adecuación del lenguaje a los distintos personajes, como aconsejaría el genio de Azcona. Se reconoce muy fácilmente cuándo habla un soldado, un cardenal o la mismísima reina Isabel la Católica. No hay una expresividad común, sino perfectamente diferenciada, lo que, añadido a lo anteriormente dicho, hace de la obra un libro completamente redondo.

Otra particularidad que ayuda al libro es que muchos de los relatos no tienen un final como tal. El final se lo tendrá que dar el lector, lo que establece una relación mucho más profunda e interesante entre autor y lector. Son trozos de vida, que seguramente en la mente del autor destacaban sobre el resto; trozos de existencia que por sí solos son una historia a contar y una reflexión que conviene archivar. Empiezan y terminan, permítaseme la expresión, «de un tajo». No hay moraleja final, no hay sorpresa ni nada parecido: el propio texto lleva todo eso implícito. Textos duros, algunos muy duros, que hacen, que destacan una normalidad que no lo es en absoluto. Textos que hablan sobre el crimen, la guerra, la desesperación, la necesidad de perdón.

En definitiva, Un ciervo en la carretera, finalista del Premio Setenil a mejor libro de relatos publicado en España, es un buen, un gran libro, cuya lectura vale mucho la pena.

Domingo Alberto Martínez (Zaragoza, 1977) es padre a tiempo completo y escritor eventual. Estudió filología hispánica. Sus relatos, recogidos en esta y otras antologías, han sido premiados en más de sesenta certámenes literarios. Colaborador habitual de revistas digitales y páginas web de literatura (Wall Street International, Letralia, Proyecto Sherezade), actualmente trabaja en una obra de ficción medieval, Rey de un desierto, que será su tercera novela, tras Las ruinas blancas (premio «Santa Isabel de Aragón, reina de Portugal») y Trovas de fierro (premio «Alfonso Sancho Sáez»).